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Crónica:Alemania 2006 | Francia, rival de España
Crónica
Texto informativo con interpretación

Suiza va en serio

Los goles de Senderos y Frei enmarcan la clasificación de los helvéticos, que hicieron lo que quisieron con una mediocre Corea

José Marcos

No hubo acuerdo. Con dos puntos de ventaja sobre Francia y, salvo goleada de les bleus, los ábacos y las mentes maliciosas daban por hecho que compartir un punto podía satisfacer las demandas de suizos y surcoreanos. No fue así.

Anoche, Suiza dejó bien claro que tiene hambre de fútbol. Se nota la mano de Köbi Kuhn, que desde 1989 ha conferido a los confederados gen competitivo. Ya no son carne de banquillo en sus equipos. Se les ve confiados, arrogantes. Les da lo mismo tener delante a Francia que a Corea del Sur. Suiza jamás especuló ante su nutrida hinchada en el estadio de Hannover. Normal con los asiáticos enfrente, que, salvo correr como maquinitas autómatas por el campo, forman un equipo mediocre. Por mucho que cuente con los veteranos que eliminaron hace cuatro años a España. Salvo Park, no tienen nada. Su primer disparo a puerta lo protagonizó Lee Chun Soo a falta de cuatro minutos para el descanso. Fue un tirito raso, en apariencia complicado, pero que Zuberbühler atajó como un niño cuando le ofrecen un caramelo.

RESULTADO

SUIZA 2 - COREA DEL SUR 0

La jugada resumió la estrategia conformista que planteó Dick Advocaat con un solo punta. Y eso que se jugaba los garbanzos. Por si fuera poco, los ataques eran nefastos. Corea acumulaba hombres por el centro en vez de abrir la lata alargando el campo. Usando las bandas, que están para algo. Park y compañía apostaron por lo difícil antes que por lo fácil, como si quisieran emular las hazañas de los superhéroes del manga. Ante un ataque tan falto de chispa, los suizos se limitaron a juntar las líneas, a la que Vogel movía la batuta, y sentarse a disfrutar del panorama.

Además, Senderos tiene más arrestos que todo el equipo surcoreano junto. El central del Arsenal cabeceó un centro de Hakan Yakin, que de vuelta al once titular firmó un buen encuentro. El balón entró por la escuadra porque el suizo con raíces en Gualajara se dejó la nariz en el intento. Literalmente. En estado de éxtasis por el acierto, parecía no importarle el reguero de sangre que le emborronaba la cara.

La escuela de Advocaat, que ya fracasó con Holanda, en poco recuerda a la de Guus Hiddink, que confirió a los surcoreanos, aparte de fe y confianza, criterio en el juego. Contra España, hace cuatro años, jugaron con maestría sus cartas: velocidad, orden táctico y acierto -en sus contadas ocasiones- con el gol. Las ocasiones que generaron contra los helvéticos procedieron siempre de la anarquía. De un rebote afortunado. De un barullo en el área. La teoría del caos, en definitiva; la de la mariposa que aletea en Seúl y provoca un seísmo en la portería de Suiza. Ante un equipo tan liviano, Frei lanzó como quien no quiere la cosa un zapatazo sin ángulo a la cruceta de los surcoreanos. A la que Barnetta y el delantero del Rennes asomaban las botas por el área, Lee Won Jae y sus zagueros se bloqueaban. El segundo gol de Frei evidenció el cortocircuito.

Los nostálgicos recordaron durante un rato el simulacro que alemanes y austriacos amañaron en España 82. Entonces, Argelia quedó apeada de la segunda fase por un gol del teutón Hrubesch. Esta vez no fue así. Suiza sació sus ganas. Vapuleó a los surcoreanos y, sobre todo, lanzó un mensaje. No va de farol. Va en serio. No es la Suiza de Chapuisat. que cayó en los octavos en 1994, en Estados Unidos, ante España.

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Sobre la firma

José Marcos
Redactor de Nacional desde 2015, especializado en PSOE y Gobierno. Previamente informó del Gobierno regional y casos de corrupción en Madrid, tras ocho años en Deportes. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Trabajó en Starmedia, Onda Imefe y el semanario La Clave.

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