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Font de Mora dice que si mandara EU señalaría al que no usara el valenciano, como los nazis a los judíos

El presidente de las Cortes niega que las palabras del consejero fueran ofensivas

"Si ustedes gobernaran, pasaría como en Euskadi, que le ponen una señal al que habla castellano en el patio del colegio; acabaría pasando eso, seguro, como pasaba hace tiempo, que ponían no sé qué estrellitas amarillas". Esta frase, cuyo final se refiere a la estrella de David que los nazis obligaban a coser en su ropa a los judíos en la segunda guerra mundial, la pronunció ayer en las Cortes el consejero de Cultura, Alejandro Font de Mora, al replicar a Ramon Cardona, de EU-L'Entesa, durante su comparecencia sobre el uso del valenciano. El diputado pidió la palabra por "alusiones ofensivas insultantes", pero el presidente, Julio de España, se la negó porque "mientras no haya insultos se tiene que respetar la libertad de expresión".

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Font de Mora había comparecido para explicar el estudio sobre el conocimiento y uso del valenciano elaborado por su departamento. Y pronunció la frase en su última intervención, tras las réplicas de los portavoces de la oposición, que consideraron irreales los datos que había ofrecido y acusaron al PP de no promover el uso del valenciano. Al terminar Font de Mora, Cardona pidió la palabra por "alusiones ofensivas insultantes", pero el presidente, Julio de España, se la negó porque "mientras no haya insultos se tiene que respetar la libertad de expresión" y aseguró que habían sido "descripciones de hechos". Cardona lo consideró un insulto, porque el consejero le había equiparado con los nazis.

Los grupos de la oposición consideraron "intolerables" las palabras de Font de Mora y censuraron a De España. El secretario general del Bloc, Enric Morera, acusó al PP de "llegar a extremos inaceptables al comparar situaciones tan delicadas como la del holocausto con la situación de desamparo que muchas familias sufrimos por el escaso número de plazas en la escuela en valenciano".

Por otra parte, la última sesión de control del actual periodo de sesiones al presidente del Consell, Francisco Camps, sirvió ayer para vislumbrar los raíles por los que discurrirán los argumentarios de los partidos en campaña electoral. Camps volvió a repetir que su gestión es intachable porque ha liderado un Gobierno "dialogante, reformista, activo, solidario y comprometido en la defensa de los intereses de los valencianos". Y luego buscó los antónimos a estos adjetivos para atribuírselos a los socialistas, para justificar la teoría de que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero sólo quiere perjudicar a la Comunidad Valenciana.

Más tarde, Camps aprovechó la interpelación de Joan Ribó, portavoz de EU-L'Entesa, para colocar el segundo raíl por el que discurrirá el argumentario electoral. Aprovechó la pregunta de Esquerra Unida sobre la homologación de los títulos de valenciano y catalán para elaborar con brocha gorda la sutil teoría de que la formación de Ribó y la de Josep Lluís Carod Rovira tienen un pacto secreto y catalanista de aviesas intenciones. "Yo no sé si con su intervención pretende extender los brazos a Esquerra Republicana. Posiblemente tienen un pacto a punto de firmar", dijo Camps con ojos de pillo tras haber amagado varias veces con sacar a colación la teoría de a lo mojó. "Yo no sé por qué tanto interés respecto de otros territorios", insistió el jefe del Consell varias veces.

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La asignatura de precampaña electoral la completó el socialista Joan Ignasi Pla, que recurrió a la clásica solución de palo y zanahoria. Es decir, oposición contundente y propuestas alternativas de gobierno. "Han sido tres años de anuncios, de propaganda y de engaño", le espetó Pla a Camps. "Sólo busca el titular en Canal 9, mientras tiene pendiente hablar y debatir de Terra Mítica, del caso Ivex y de las muertes en la residencia de Massamagrell", dijo el dirigente socialista mientras sacaba una promesa de la chistera: "Anuncio que cuando gobernemos a partir de 2007 crearé una Agencia de Evaluación Política de la Generalitat para impedir el engaño y la mentira".

Por su parte, Joan Ribó, a sabiendas de que no repetirá de candidato, se centró en sacar de sus casillas a Camps a cuenta de la política lingüística. "Dicen que cuando se tensa se pasa al castellano. Haga hoy un esfuerzo y conteste en valenciano", manifestó Ribó. Y fue como apretar un botón de respuesta automática en el Grupo Popular. "¡Qué sectario!", se oyó en la bancada popular, mientras Camps argumentaba que utiliza castellano y valenciano cuando lo cree oportuno porque para él son exactamente lo mismo. Luego reconoció que el Consell ha recurrido la sentencia del Tribunal Supremo que anula el decreto de 1995 que deshomologaba la titulación de valenciano y las equivalentes expedidas en Baleares y Cataluña.

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