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"No será fácil ni gratis, pero debemos asumir riesgos en Afganistán"

El coronel José Antonio Alonso cede el mando de Badghis al cabo de cuatro meses

Miguel González

Con una sobria ceremonia, el coronel de la Legión José Antonio Alonso entregó ayer por la mañana el mando del Equipo de Reconstrucción Provincial (PRT) de Qala-i-Naw, al oeste de Afganistán, al coronel de la Brigada Paracaidista Fernando Lázaro, y tomó un helicóptero para iniciar el largo viaje de regreso a Almería, adonde está previsto que llegue, con más de 100 militares, el próximo sábado. Mientras, en el sur del país, tropas de la coalición encabezada por EE UU mantenían su mayor ofensiva desde la guerra de 2001.

En conversación telefónica desde la base de Herat, el coronel Alonso hacía ayer un balance "tremendamente positivo y enriquecedor" de sus cuatro meses en Afganistán. "Volvemos con la satisfacción de haber cumplido la misión encomendada y la fortuna de no haber sufrido ningún percance digno de mención", explica.

Hace poco más de un mes, el Congreso aprobó incrementar con hasta 150 efectivos el contingente militar español y ahora, explica el coronel, es "absolutamente razonable y suficiente, desde el punto de vista de la capacidad y la seguridad, incluso si las cosas llegaran a complicarse".

La extensión de la OTAN al sur del país, admite Alonso, "no será gratis ni fácil", y generará "una gran inestabilidad y unos riesgos que debemos asumir". No obstante, pese a los más de 400 muertos que han dejado los últimos combates, se muestra "sinceramente convencido" de que no tendrá repercusiones en la provincia de Badghis, bajo responsabilidad española, ni tampoco en Herat, donde está la base de apoyo.

Un caso diferente es Farah, la provincia más meridional de la región suroeste, bajo responsabilidad de las tropas de EE UU, a las que debe auxiliar la Compañía de Reacción Rápida española si hay problemas. Se trata de una zona "complicada", admite, de población pastún y "presencia residual de grupos talibanes".

También los pastunes son mayoría en dos distritos de Badghis, pero eso no impide que el Gobierno de Kabul la considere la provincia más segura del país. "Y eso no es casualidad", apostilla Alonso con orgullo. "Somos el único PRT que se ha movido por toda la provincia. Hemos hecho más de 2.000 patrullas y 76.000 kilómetros y hemos repartido 40 toneladas de ayuda humanitaria".

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El coronel desmiente de forma tajante que las tropas españolas puedan considerarse una fuerza de ocupación: "En absoluto. A diferencia de otras misiones, nuestro papel es apoyar al Gobierno afgano. Ellos son los protagonistas y nosotros siempre vamos detrás, apoyándoles".

Cuando, en junio del año pasado, los soldados españoles llegaron a Qal-i-Naw, una ciudad medieval, sin luz, agua potable ni asfalto, sus vecinos les recibieron "con cierto recelo", admite Alonso, sin acabar de creerse las promesas de reconstrucción.

Por eso, junto a las grandes obras de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI), como la carretera o el hospital, que sólo estarán listas a medio plazo, el contingente ha puesto en marcha los llamados proyectos de impacto rápido, como el tendido eléctrico que ilumina desde hace dos semanas las principales calles y edificios oficiales.

En Afganistán, la crítica de quienes pregonan que el Ejército no es una ONG, para cuestionar las misiones humanitarias, resulta falaz. "No se puede reconstruir si no hay seguridad, y lo que mejor garantiza la seguridad es la reconstrucción", alega.

Desde hace meses, los atentados suicidas, al estilo iraquí, están proliferando. Nadie puede descartar que, en algún momento, tomen como objetivo a las tropas españolas. Ante esa amenaza, advierte Alonso, la mejor defensa es el apoyo de la propia población.

El coronel Alonso (izquierda) entrega el guión de la Agrupación española, ayer en Qala-i-Naw.
El coronel Alonso (izquierda) entrega el guión de la Agrupación española, ayer en Qala-i-Naw.MINISTERIO DE DEFENSA

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Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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