"Un porcentaje de deportistas acaba en la adicción"
Néstor Szerman, psiquiatra con diván en Madrid, es especialista en patología dual, aquélla en la que el paciente sufre simultáneamente un problema de adicción a las drogas y una enfermedad mental -sin presuponer si una lleva a la otra, si viceversa o si ambas se desarrollan independientemente- y como tal ha tratado a algunos deportistas. Desde esa práctica, se ha convertido en un experto en el dopaje, en la componente adictiva del dopaje, de una práctica que se inicia para mejorar el rendimiento en las competiciones deportivas y que en algunos casos deriva en una adicción incontrolable.
Pregunta. ¿Se puede considerar el dopaje una conducta adictiva?
Respuesta. El abuso de sustancias que mejoran el rendimiento y la apariencia en el deporte es una preocupación social y un problema complejo. En 2005, en Estados Unidos, el Instituto Nacional de Abuso de Drogas presentó en el Congreso un informe que dejaba claro que esas sustancias que mejoran el rendimiento y la apariencia, cuando son usadas de forma inapropiada, se convierten en drogas peligrosas, en el sentido de que alteran el crecimiento de los adolescentes en una edad muy vulnerable. Alteran las características sexuales, tanto en mujeres como en hombres, masculiniza a las mujeres...
"La gente que se engancha es gente con problemas psíquicos. Son personas frágiles que necesitan de mayor afecto, cariño"
"Durante una época, en el deporte, el dopaje era la regla. La conciencia social respecto al problema es un fenómeno muy reciente"
"Muchos comienzan su carrera deportiva sin estar desarrollados mentalmente, una paradoja porque coincide con el momento de mayor fortaleza física"
P. ¿Pero todas las sustancias son iguales?
R. Estamos hablando de la principal droga, que son los esteroides anabolizantes. Además, pueden tener consecuencias médicas serias. Ataques cardiacos, enfermedades cerebro-vasculares, cáncer de hígado, alteraciones hepáticas, enfermedades cardiovasculares... Y, a nivel psíquico, son drogas que producen alteraciones a nivel emocional. La principal droga de abuso son los esteroides [sustancias sintéticas de las hormonas masculinas] anabolizantes. Conocidos desde hace mucho tiempo, fueron sintetizados en los años 30 del siglo pasado y fueron usados para tratar enfermedades de falta de hormonas. Pero pronto se vio que mejoraban el rendimiento del sujeto. Son anabolizantes porque mejoran la masa muscular, disminuyen la cantidad de grasa... Cuando se descubrió esto, comenzó su utilización en el deporte. El ejemplo fue la RDA, que sometió a sus deportistas a la utilización sistemática de anabolizantes esteroides. A partir de ahí comienzan a ser utilizados por algunos deportistas de élite, que descubren las mejoras evidentes que se consiguen con el uso. Pronto las leyes internacionales deportivas lo descubren y empiezan a prohibirlos. Pero entonces comenzaron a ser utilizados con técnicas que impedían que fueran detectados.
P. ¿Y su consumo continuado lleva a la adicción?
R. Respecto al consumo de drogas se manejan dos conceptos fundamentales: abuso y adicción. Abuso es el consumo perjudicial, con las consecuencias sociales, médicas y legales que ello trae. La adicción es cuando uno ya está fuera de control y necesita buscar una droga de forma repetitiva y compulsiva. Se convierte en una enfermedad cerebral, que suele ser crónica, repetitiva, con recaídas y que afecta normalmente al individuo durante toda su vida.
P. ¿Y del abuso a la adicción el paso es directo, inevitable? ¿O hay temperamentos adictivos, personas que más fácilmente caen en la adicción?
R. En todas las drogas, los que van a ser adictos son personas frágiles, vulnerables. Y son una minoría. Un ejemplo claro: la cocaína, de los consumidores habituales. Se sabe que entre el 10% y el 15% serán adictos a ella. ¿Quiénes van a ser adictos? Evidentemente, no es que unos quieran y otros no. Hay condiciones, habilidades especiales...
P. Habla usted de drogas, de cocaína, no de productos dopantes.
R. Pero... no. Con los esteroides anabolizantes pasa exactamente lo mismo. Son drogas que no tienen un efecto inmediato, pero las mejoras que se consigan llevan a la persona a un estado de euforia que desemboca en un consumo repetitivo. Un pequeño porcentaje de casos termina en adicción, algo que también se da en el deporte.
P. Pero, normalmente, se habla de dependencia por los efectos psíquicos de una droga, de buscar un subidón, de engancharse a otro mundo... ¿También los efectos digamos físicos provocan adicción?
R. En general, todas las drogas tienen efectos psíquicos y físicos. No se pueden separar. Los anabolizantes o la EPO influyen también en el comportamiento de los deportistas, que pueden tener una actitud especialmente agresiva, lo cual puede ser beneficioso en el deporte. La competitividad y la agresividad son importantes para los deportistas. ¿Quiénes se enganchan que no son deportistas? Gente con trastornos psíquicos que acompañan a esa vulnerabilidad para engancharse. Son gente que tiene una imagen mala de ellos mismos y que con la mejora se termina enganchando. Trastorno por estrés postraumático, después de un abuso. Hay mujeres que creen que así se defenderán mejor de un ataque. Pero es justamente una enfermedad psíquica que produce este tipo de adicciones.
P. ¿Cómo es el proceso? ¿Cómo puede un deportista que llega a ser el rey del mundo caer por la pendiente?
R. Hay un porcentaje de deportistas que caerá en la adicción a los anabolizantes, y que seguirá todo el proceso. Primero, la euforia que producen cuando se comienzan a usar. Después, empiezan ciclos depresivos, con ansiedad, irritabilidad, y problemas psíquicos que requieren tratamiento.
P. Tal como lo describe, parece el mono típico de los yonquis.
R. Exactamente. También en estos casos se da el síndrome de abstinencia. Además de que está el problema del uso artesanal, no científico de los mismos. Algunos científicos han defendido su uso y han dicho que no entrañan peligro, que se han exagerado los riesgos de estas sustancias. Evidentemente, hay gente que los necesita para superar una enfermedad, pero los informes nos dicen que los peligros son reales y que van a afectar a un porcentaje pequeño de individuos.
P. El deporte ha conocido los casos de algunos deportistas, Chava Jiménez, Marco Pantani, Maradona, Jesús Rollán..., que han sufrido problemas con sustancias de abuso. Algunos han fallecido. Hay quien defiende que la conducta de un deportista que se dopa es muy similar a la de un drogadicto y que eso hace más fácil el paso del abuso de sustancias dopantes al abuso de drogas digamos recreativas.
R. Los deportistas se utilizan muchas veces en ciclos piramidales de anabolizantes: se empieza por dosis bajas y se termina con dosis altísimas. Luego, se va disminuyendo hasta llegar a cero. Cuando se acaban estos ciclos, entran en estados bajos, depresivos, irritables, incluso con dolores. Ahí se han recomendado analgésicos y psicoestimulantes, drogas recreativas. Algunos las habrán usado y luego lo habrán dejado, pero otros no habrán podido. Es muy probable que los que hayan usado el dopaje hayan recomendado luego los psicoestimulantes.
P. ¿Es una conclusión inevitable?
R. El número de deportistas de élite que han tomado estas sustancias es altísimo, lo que pasa es que sólo un pequeño porcentaje se engancha. Y eso entraña un peligro sobre el mensaje que se está enviando a la juventud sobre este tipo de figuras que son, de alguna manera, ejemplos para ellos.
P. Los deportistas usan jeringuillas, se pinchan ellos mismos... Los paralelismos con la drogadicción son grandes.
R. Seguro que hay gente predispuesta a esos rituales y que se engancha. El hecho de que se combine con otras sustancias es casi la norma.
P. ¿Ello les lleva a la marginalidad? ¿Es una conducta no social?
R. Hay gente, ejecutivos hiperactivos, que necesita diariamente una dosis de cocaína para trabajar. En el caso de los deportistas no saben lo que les va a pasar. Necesitan de esas sustancias para mejorar el rendimiento. Durante una época, en el deporte, el dopaje era la regla. La conciencia social respecto al problema es un fenómeno muy reciente.
P. ¿El uso común de sustancias prohibidas puede conducir a un refuerzo de los vínculos entre los deportistas? ¿Puede crear una sensación de secta, de grupo escogido?
R. La gente que se engancha es gente con problemas psíquicos. Son personas frágiles que necesitan de mayor afecto, cariño. Muchos comienzan su carrera deportiva sin estar totalmente desarrollados mentalmente, lo cual es una paradoja porque coincide con el momento de mayor fortaleza física. La capacidad de valoración, de juicio..., el desarrollo cognitivo no está del todo desarrollado. Es un momento de una vulnerabilidad enorme. De repente, aparecen personajes que les dan seguridad, que les dan este tipo de sustancias que mejoran el rendimiento y la apariencia. Se sienten realizados, con amigos y fuerzas.
P. ¿Es un proceso inevitable? ¿Tiene sentido escandalizarse?
R. No sé si es inevitable, pero la comunidad científica, los medios de comunicación..., todos, deberían trabajar para que no lo fuera. En Estados Unidos han hecho dos programas para todos los adolescentes implicados en el deporte con respecto a la prevención del uso de anabolizantes, pero no en el sentido de decir "la droga es mala", es algo que no funciona, sino debatiendo el tema, con datos científicos, explicando las consecuencias. Hay que tener conciencia de que es un tema serio, que no sólo afecta a cuatro estrellas, sino a muchos jóvenes, y tratar de evitarlo. Habría que poner en evidencia que es un problema serio que hay que discutir, sin exagerar, pero marcando claramente lo que se quiere.
P. ¿Se dopan porque creen que es parte del sistema?
R. Hay gente que puede controlar mejor. Un porcentaje relevante de gente que se droga no son adictos. Los deportistas verán que no es posible en la medida en que los controles vayan mejorando y que las sanciones se vayan endureciendo. Antes, quien no se dopaba no ganaba. Pero, si hay demanda, hay oferta, aunque no venga del propio equipo. El mensaje que han recibido algunos deportistas hasta hace poco ha sido: "Si quieres ganar, tienes que doparte". No sé si esto va a cambiar.
P. ¿Los deportistas que usted ha tratado se sentían culpables? No digo hacia sí mismos, sino hacia los demás, por las trampas cometidas...
R. Tienen sentimiento de culpa cuando son conscientes del daño que se han causado a sí mismos y, por lo tanto, a su entorno. Entonces, sí se sienten muy culpables. Ven que no pueden manejar algo que ellos creían que era manejable. Sin embargo, no tienen conciencia de haber engañado porque eso era la norma. Si lo hacen todos, ¿por qué no lo voy a hacer yo? Cuando todo esto llevaba a una serie de problemas personales, familiares, económicos, de trastornos psíquicos..., claro que se sentían culpables. Pero a nivel social nunca entienden que han engañado. Y es curioso. Habría que trabajar esa conciencia social para que se den cuenta de que se están haciendo trampa.
P. El ser humano es tramposo por naturaleza.
R. Si nos dejan...
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