De los montajes eléctricos al agua
Elecnor amplía su negocio a las renovables y el tratamiento de aguas residuales
Parques eólicos, paneles solares, satélites y, ahora, regadíos y depuradoras. Elecnor, la empresa que nació en 1958 al externalizar las grandes compañías eléctricas de la época sus instalaciones, ha dado una vuelta de tuerca a su diversificación, al obtener un contrato de 111 millones del Instituto del Agua de Aragón para la construcción y explotación durante 20 años de 11 plantas de depuración de aguas en otros tantos municipios.
Elecnor se ha impuesto a 16 competidores para hacerse por 111 millones de euros con la concesión, durante 20 años, de 11 depuradoras aragonesas
El 30% de los 781,4 millones de euros que facturó en 2005 procede de sus actividades en América y en países francófonos africanos
En cualquiera de las grandes obras civiles construidas en España ó en fase de construcción se esconde, lejos de la vista del público, ingeniería de instalaciones de la marca Elecnor; la catenaria del AVE Madrid-Barcelona, las entrañas eléctricas de la nueva terminal T4 de Barajas, las de las centrales nucleares o parques eólicos, la red eléctrica de alta tensión... Éstas han sido hasta ahora las señas de identidad de esta empresa que, a pesar de cotizar en Bolsa desde 1988 y ser líder en su segmento, mantiene una vocación de discreción y un perfil bajo.
Probablemente sea una de las pocas sociedades cotizadas que mantienen sin cambios su accionariado, a pesar de que su núcleo duro esté constituido, desde su fundación, por diez familias agrupadas en la sociedad Cantiles XXI, que ostenta el 51% de la compañía.
Lo suyo es hacer todo el trabajo técnico que conlleva cualquier actividad relacionada con la distribución, transformación y transporte de gas, telefonía, electricidad y agua. Ese trato directo con las grandes compañías operadoras para las que trabaja, mediante contratos-marco estables de dos o tres años y por zonas geográficas, facilita a sus gestores un conocimiento cercano de otras áreas de negocio en las que poco a poco se ha introducido cuando ha vislumbrado oportunidades.
Así es como adquirió Atersa, el tercer fabricante español de placas fotovoltaicas, en julio de 2004. La empresa valenciana se encontraba en una delicada posición a la que le había conducido la quiebra de su entonces propietaria, la norteamericana Astropower. Elecnor la rescató por 25,67 millones de euros con su plantilla de 115 trabajadores. En el tensionado mercado fotovoltaico por la escasez de silicio, Atersa ha firmado varios acuerdos de suministro con Q-Cells, que le garantizan el suministro de 73 megavatios hasta 2009.
Parques eólicos en Brasil
Su aterrizaje en energía eólica se produjo de igual manera. Habituada a construir las subestaciones y las conexiones de la energía eléctrica de parques eólicos de terceros con la red eléctrica, acabó entrando en el negocio eólico. Primero adquirió la cooperativa catalana Ecotecnia al grupo Mondragón, con sus parques en funcionamiento, y poco después selló un pacto estratégico, a través de su filial Enerfin, con el grupo Caixanova gallego para operar en este sector.
Sus parques eólicos están distribuidos por todo el territorio nacional, desde Galicia hasta Tarifa pasando por la Comunidad Valenciana, Navarra o Brasil donde está instalando un parque de 150 megavatios. En la actualidad explota 500 megavatios eólicos, de los que 326 pertenecen directamente a la compañía y tiene en cartera el montaje de otros 2.309 megavatios en molinos de viento de los que 1.584 son propios.
La inmersión en el sector del agua también se ha producido por contagio. Elecnor tiene como clientes habituales a entidades como el Canal de Isabel II, Aguas de Valencia y otras gestoras de abastecimientos que necesitan de complejos sistemas de control electrónico para conocer en tiempo real el estado de las reservas y su calidad. También se dejó seducir por los escenarios de inversiones que ofrecían el Plan de Regadíos y el Plan Hidrológico Nacional. De esta manera, y a través de la filial Hidroambiente, se ha introducido en la construcción de infraestructuras hidráulicas, los abastecimientos y el tratamiento de aguas. En esta actividad ya desarrollaba contratos de depuración en plantas industriales (acerías en el Reino Unido, Portugal o Cartagena).
Presencia en 34 países
Pero el gran salto ha sido la firma de un contrato con el Instituto del Agua Aragonés, que intenta poner al día la depuración de aguas en el territorio autonómico por una inversión global de 1.000 millones de euros. A través de una filial creada al efecto por exigencias del contratista, Elecnor ha superado a 16 competidores y se ha hecho con la concesión de una de las fases de ese macro plan para diseñar 11 plantas de depuración, construirlas y explotarlas por un periodo de 20 años con un presupuesto de 111 millones de euros.
Un portavoz de la compañía afirma que no existe una estrategia programada de adquisiciones. Pero de hecho, la diversificación, la compra de empresas especializas y la expansión exterior han sido constantes desde la década de los setenta, hasta el punto de que el negocio exterior supuso un 30% de los 781,4 millones de euros que facturó el año pasado, con un beneficio neto de 47,28 millones. La empresa cuenta con 6.000 empleados de los que la sexta parte son técnicos especialistas.
Dentro de su perfil discreto, a los inversores les ha llamado la atención la subida de la cotización de la compañía durante el primer trimestre del año. El valor se ha incrementado un 77% y sus títulos han superado siete veces al índice del Ibex. El pasado 24 de febrero la acción se desbocó y dio un salto hasta alcanzar los 29,50 euros desde los 24,30 que registró la víspera. Al día siguiente retornó a la normalidad. Con todo, la compañía ha multiplicado cuatro veces su valor con relación a 2004. Un portavoz de Elecnor asegura que ese día no se produjo ningún hecho relevante y desconoce los motivos de esa remontada efímera.
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