Cassano, una inversión de peso
El Roma despega sin su ex ídolo y el Madrid, que lo fichó al lesionarse Raúl, se plantea revenderlo
"Cinco millones de euros". Cuando a Rosella Sensi le comunicaron la primera oferta que Florentino Pérez hizo por Cassano, el único delantero que le quedaba en condiciones, se sintió engañada: "¡Por menos de diez se queda cortando el césped del jardín de mi padre!".
La Dottoressa, menuda pero enérgica, de 33 años, vivía sus días más difíciles como administradora del Roma. Una semana antes, tras la derrota ante el Palermo, se dispuso a hacer historia: bajó al vestuario y se convirtió en la primera mujer-revulsivo en la historia del calcio. Irrumpió a gritos en la nube de vapor de duchas y futbolistas desnudos: "¡Si fuera un hombre, tendría los cojones hasta el suelo de vosotros!". Su cara estaba hinchada y tensa como una ciruela. Los jugadores sintieron algo parecido al pavor. Luciano Spalletti, el técnico, asintió compungido. Rosella se volvió hacia él: "¡Esto también va para usted! ¡Quiero que los concentre a todos hasta que ganen un partido!".
El Roma enfilaba el descenso y Rosella, en Navidad, debió firmar el traspaso de Cassano por cinco millones. El club de su padre, Franco, se quedó sin el ídolo y sin el dinero que necesitaba. Pero ella pasó un detalle por alto: hacía semanas que nadie había visto a Cassano en el club. Se marchó sin despedirse. Y estaba gordo.
El día que se fue Cassano inició el Roma la serie de victorias más prolongada del fútbol italiano. Desde entonces ha ganado once partidos de Liga y, ante el Juventus, dos de Copa. Del descenso pasó a pelear por la Champions. Los jugadores, que habían vivido de espaldas a la crisis, se ligaron con efecto mágico. Gente como Mancini, que nunca asistió a una cena de trabajo, comenzaron a invitar a todo el equipo. La primera victoria, contra el Chievo, liberó a la plantilla del confinamiento impuesto por la Dottoressa al tiempo que inspiró nostalgia de la vida en común. Los jugadores comenzaron a quedarse en Trigoria tras los entrenamientos para compartir la comida, charlar y tirarse bolas de pan. Totti y el argentino Cufré se convirtieron en los pilares morales del equipo.
Dos meses después de llegar a Madrid, Cassano no exhibe la misma progresión que sus ex colegas. Los médicos del Madrid están preocupados porque no responde a la dieta. Se manifiesta igual de refractario a las imposiciones cuartelarias que a las recomendaciones paternales. Desconfía de toda autoridad y su tripa encoge y se infla como un elástico. Fiel a su trayectoria, en fin. El verano pasado, Spalletti le confesó a un amigo su preocupación: "Antonio es incapaz de ponerse límites al comer".
Cuando el Roma inició la pretemporada, Cassano se incorporó tan fuera de forma que sorprendió a todos. El más sorprendido fue un central del Bolzano, de Tercera Regional, que, en un amistoso, comprobó que el genio de Bari era incapaz de eludir su marcaje. Spalletti tomó nota. Antes de ser traspasado, jugó sólo cinco partidos. Dejó de entrenarse en noviembre. Durante un mes y medio vivió recluido en su casa con su novia, Rosaria, y su madre, Giovanna.
En Madrid, Cassano no consiguió dominar su ansiedad. Un día, circulando por la Castellana con el Audi que le prestó el club, dio la vuelta en u. Recién llegado, Pérez lo invitó al palco. Fue en la Copa, contra el Athletic, pero lo abandonó antes del final para reunirse con unos amigos de Bari que, al regresar a Italia, fueron detenidos con cargos criminales. Se marchó tan rápido que su anfitrión no consiguió saludarlo. "¿Dónde está?", preguntó el ahora ex presidente.
"No ha bajado tanto de peso porque ha ganado músculo", explicó el benévolo Juan Ramón López Caro, su técnico, hace un mes. El jugador ha evolucionado tan lentamente que López Caro cree que Raúl, después de tres meses de baja, está más fino. Ante el Arsenal, el italiano no hizo ni el calentamiento. Hasta hoy no ha sido titular y la inactividad multiplica su ansiedad. Se refugia con Rosaria y Giovanna. Omite la vida social. Igual que en Roma, prefiere no salir de noche, pero come en exceso. Sobre todo, chocolate y pasteles.
En un equipo como el Madrid, sobrado de medias puntas y segundas puntas, la presencia de Cassano es inútil. La explicación oficial de su contratación la da el director de fútbol, Benito Floro: "Fue por la incertidumbre que se creó con la lesión de Raúl en un momento en el que no se sabía si pasaría o no por el quirófano".
Con Raúl recuperado, Cassano parece un actor de reparto. El club se planteó su fichaje como un negocio. La directiva vio en él una inversión sin riesgos: no había manera de devaluarlo por debajo de los cinco millones. Ahora le buscan mercado en Italia a cambio del doble. Los agentes aseguran que allí lo siguen considerando un fenómeno.
El único problema de Cassano es deportivo: hoy está fuera del Mundial. Y, si sigue sin jugar, no valdrá más en agosto de lo que costó en diciembre.
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