_
_
_
_
_
Entrevista:JUSTINE HENIN | Tenista belga, ex 'número uno' del mundo | TENIS

"La muerte de mi madre forjó mi carácter"

Aunque sólo tiene 23 años, la tenista belga Justine Henin, la quinta del mundo, las ha visto ya de todos los colores. Cuando tenía once años, en la grada de la pista central parisiense, dijo a su madre que un día jugaría la final de Roland Garros. Fue dos años antes de que falleciera. Un golpe terrible. Después tuvo problemas con su padre que la obligaron a emanciparse. Más adelante, cuando estaba a punto de disputar su primera final de un grand slam, en 2001, en Wimbledon, falleció uno de sus abuelos, con el que mantenía una entrañable relación. Y su carrera ha estado también marcada por lesiones importantes: la principal, un virus -cytomegalo- que la afectó durante la mayor parte de 2004. Sin embargo, no sólo ha conseguido levantarse ante cada dificultad, sino que se ha convertido en una de las mejores del circuito: 45 semanas como número uno, cuatro títulos del Grand Slam -dos de Roland Garros, uno del Open de Australia y otro del Open de Estados Unidos- y 24 más. Ahora, afirma, es feliz.

"Aparte de saltar en paracaídas, lo más surrealista que he hecho, soy sencilla. Al final, no recuerdas las cosas que poseíste, sino a quienes estuvieron a tu lado"
"Cuando estoy negativa, le pego a la bola amarilla y libero mi estrés. La enfermedad y la muerte acaban golpeándonos a todos, pero hay que seguir"

Pregunta. Su vida no ha sido un camino de rosas.

Respuesta. No. Nunca fue fácil. Pero creo que no lo es para nadie. Es cierto que el gran drama de mi vida fue la pérdida de mi madre. Eso cambió mucho las cosas. Me dejó un halo de tristeza. Pero, al tiempo, me obligó a forjarme un carácter. Siempre he creído que si ahora soy lo que soy es en gran parte gracias a ello. Han pasado muchas cosas. Pero, cuando las superé, me propuse que no debía seguir viviendo en el pasado. Hay circunstancias que no pueden cambiarse. Pero, si miro hacia adelante, me siento rodeada de buenas personas y soy feliz.

P. ¿De dónde le sale toda esa fuerza interior?

R. Un poco de todas las pruebas que he debido ir superando. Te obligan a luchar para sobrevivir y a ir al límite de tus fuerzas. Es triste, pues me gustaría ser menos fuerte y tener aún a mi madre. Sin embargo, no hay nada fácil. Siempre tienes que luchar: para conservar a la gente que amas, para estar bien... Haber comprendido todo eso me ayuda mucho.

P. Parece una persona de creencias firmes y sólidas.

R. Digamos que tengo valores. Y me engancho a ellos. Hay unas directrices, unos principios, de los que intento no desviarme. Pretendo que quien esté a mi lado se sienta bien. Aunque comprendo que mi verdadera vida comenzará cuando deje el tenis, dentro de unos cinco años. Entonces será el momento de pensar en tener hijos.

P. ¿Cuáles son esos principios?

R. Me tengo por leal. Pienso que la generosidad forma parte de mi vida. No tengo inconveniente en mostrarme tal como soy. Prefiero hacer un regalo que recibirlo. Es un poco mi principio de vida: lo importante es dar sin esperar necesariamente nada a cambio. Por otra parte, el respeto es algo capital para mí. Tanto en la relación profesional como en la personal con mi pareja, entre Carlos [Rodríguez, su entrenador] y yo, en el trabajo, con mis amigos, con mi familia... Son conceptos que componen la base de mi vida.

P. ¿Una cuestión de fe?

R. Tengo la base de alguien creyente. Pero ahora mismo no me hago más preguntas. Tengo ganas de creer en muchas cosas. Pero algunas veces es necesario quedarte sólo con la realidad más palpable.

P. Los que la rodean le han ayudado mucho, ¿no?

R. Sí, enormemente. Mi marido, mi entrenador, las personas cercanas me ayudan a seguir adelante porque llevo una vida de mucha tensión y presión, de mucho sacrificio, y no es fácil de asumir.

P. ¿Hubo momentos en los que el tenis le salvó?

R. Sí; es una parte fundamental de mi vida. Cuando estoy negativa, voy a la pista, golpeo la bola amarilla y liberó mi estrés. Es verdad que si no fuese por el tenis habría habido partes de mi vida más difíciles de lo que han sido.

P. ¿Su peor momento?

R. La pérdida de alguien, la enfermedad, es lo más difícil. Creé una fundación en Bélgica, Los Vencedores de Justine, y ayudo a los niños con cáncer. Es muy gratificante. Les visito y me doy cuenta de que es lo peor: la injusticia y la enfermedad de los niños. Me siento implicada en ayudarles.

P. ¿El mejor recuerdo?

R. No es del tenis. El día de mi boda fue un momento privilegiado. Pero la felicidad está en lo cotidiano, en las pequeñas cosas, en estar rodeada de aquéllos a las que amo, en ir a un pic-nic... Me gustan las fiestas de Navidad. La última fue particular: salí de compras con mi marido, lo preparamos todo... Hay que construir cada día tu felicidad. Tuve grandes alegrías con el tenis, evidentemente, pero para mí es más importante sentir que hay personas que me aman y que yo también las amo.

P. ¿Se siente ahora una privilegiada?

R. Ciertamente. Todos tenemos que superar pruebas. Las enfermedades y la muerte, a veces demasiado pronto, acaban golpeándonos.Pero la vida es así. Sin embargo, hay que seguir andando. Tengo mi familia, una suerte inaudita por hacer todo lo que hago. Intento aprovechar cada momento al máximo.

P. ¿Tiene un gran coche, una gran casa? ¿Hace cosas extraordinarias?

R. Aparte de saltar en paracaídas, que es lo más surrealista que he hecho, soy sencilla. No necesito nada de eso para sentirme bien. Creo que lo más importante son las personas. Al final, no recuerdas las cosas que poseíste, sino a quienes estuvieron a tu lado.

P. ¿Cuál es su objetivo esta temporada?

R. Básicamente, poder concluirla sin lesionarme de nuevo. Por eso tendré que reducir el calendario de torneos a un máximo de 17 o 18. Mi sueño es ganar otra vez el de Roland Garros. Naturalmente, me gustaría clasificarme para el Masters, que se disputará en noviembre en Madrid.

P. ¿Qué opina del regreso de la suiza Martina Hingis después de estar ausente tres cursos por una lesión?

R. El pasado año estuve entrenándome con ella en alguna ocasión y ya me di cuenta de que estaba para volver. Por eso su regreso no me ha sorprendido. Creo que es una jugadora muy carismática y tiene una gran calidad. Ahora se juega de forma más física que antes. Pero en cuanto coja el ritmo de juego y recupere la confianza volverá a estar entre las mejores. No tengo ninguna duda de ello.

P. ¿Cree que la rusa María Sharapova puede ganar otro grand slam si las demás están a su mejor nivel?

R. En el Open de Australia me demostró que tiene el nivel de las mejores. Es una luchadora y posee talento. Además, es muy difícil que las demás no tengamos lesiones o un momento de bajón. Ella, entonces, puede aprovechar esas oportunidades.

P. ¿Cómo ve el circuito?

R. Muy vivo. A diferencia de lo que ocurre con [el suizo Roger] Federer en el masculino, en el femenino no hay una dominadora clara. El año pasado hubo cuatro campeonas distintas en los cuatro torneos del Grand Slam. Eso demuestra que hay más igualdad e incertidumbre. Nunca sabes lo que va a ocurrir. En Australia vi a muchas jugadoras jóvenes que no sabía ni que existieran y que tienen un gran nivel. Además, creo que hay jugadoras que aprovechan también su glamour. Eso es bueno para nuestro circuito.

Justine Henin.
Justine Henin.REUTERS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_