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Reportaje:

Concesiones con mucho salero

Inima puja en Israel por el contrato de la mayor desalinizadora del mundo

Inima, filial de OHL, acaba de adjudicarse la mayor desalinizadora del Programa AGUA, del Ministerio de Medio Ambiente, y puja en estos momentos en alianza con filiales del grupo FCC por un multimillonario contrato de construcción y explotación durante 25 años de una desalinizadora en Israel que va a ser la mayor del mundo. Inima, también en alianza con FCC, se adjudicó otras dos grandes plantas a finales de 2005 en Argelia por un importe de unos 1.200 millones de euros y construye y va a operar la primera desalinizadora del Estado de Massachusetts en Estados Unidos.

Factura actualmente 65 millones de euros y cuenta con una cartera de negocio a largo plazo que ronda los 1.900 millones de euros

La filial de servicios de medio ambiente de OHL, que gestiona la hasta hoy mayor desalinizadora del mundo, en Carboneas (Almería), ha disparado su actividad, sus ventas y su cartera de pedidos en los últimos meses y se ha convertido en una de las empresas líderes mundiales en el sector del agua.

En 2005, Inima alcanzó unos 65 millones de euros de ingresos y un beneficio bruto de explotación de 12 millones. Su cartera de negocio a largo plazo ronda los 1.900 millones, lo que permite a sus responsables adelantar ya que su facturación se va a multiplicar como mínimo por 2,3 en tres años. Antonio García-Zarandieta, su director general, augura sin embargo que la facturación se va a multiplicar probablemente por cuatro en ese periodo con sólo que se les adjudiquen algunos de los contratos de desalinización a los que se han presentado o van a presentarse.

A principios de febrero, el Ministerio español de Medio Ambiente adjudicó a Inima la nueva desalinizadora del Canal de Alicante (Alicante II), que es la mayor planta de este tipo (65.000 metros cúbicos de agua al día) y la primera adjudicación del llamado Programa AGUA que sustituye el trasvase del Ebro auspiciado por el anterior Gobierno del PP. La inversión en esta desalinizadora asciende a 68,56 millones de euros.

Mucho mayores son los dos contratos conseguidos en octubre, al 50% con filiales de FCC, en Argelia. El primero, el diseño, la construcción y la gestión durante 25 años de una macrodesalinizadora por ósmosis inversa de agua de mar (100.000 metros cúbicos al día para dar de beber a 500.000 personas) en las cercanías de Orán requiere una inversión de 84 millones de euros para una cifra de negocio estimada de más de 585 millones. Ratios parecidos, inversión de 100 millones y cifra de negocio estimada de 585 millones, a los del segundo contrato de desalinización para una planta en las cercanías de Argel.

También en octubre y con presencia de autoridades españolas, Inima puso la primera piedra de una planta, junto al río Tauton, cerca de Boston, que va a ser la primera desalinizadora de Massachusetts y va a abastecer de agua a los municipios de Brockton (100.000 habitantes) y Norton. La concesión, a una joint venture liderada por Inima y participada por una ingeniería local, supone una inversión de 58 millones de dólares.

Inima puja ahora, en alianza con FCC y con empresas locales, por la adjudicación de la construcción y explotación durante 25 años de la que será la mayor desalinizadora del mundo (230.000 metros cúbicos día) en Hadera (Israel). La adjudicación, esperada para antes del verano, va a suponer una facturación media anual de 45 millones de euros y una cartera de unos 1.000 millones.

En el horizonte cercano, sin embargo, según el director general de Inima, las oportunidades y grandes programas de desalinización estarán en Oriente Próximo y en China (este país tiene un programa de construcción de este tipo de plantas de diez años de duración con una inversión prevista de 95.000 millones de dólares en su construcción y de cerca de 950.000 millones si se agrega el negocio su gestión y explotación).

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