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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Los motivos del lobo

Me llamo Hamid. Soy un pastor de Kajhaq. Hace 15 años pasó por aquí un extranjero. Nos dijo que venía de muy lejos, del Anglestán. Yo creo que el Anglestán está cerca de Kabul, aunque algunos dicen que está más lejos todavía, casi en el Hindustán. Nos contó que

allí casi todos los hombres eran mercaderes y que aunque eran muy ricos tenían pocos caballos, cosa que no me explico todavía. Parecía musulmán, pero el mulá nos dijo que era uno de los ahl-i-ketab, de la gente del Libro, de los que siguen al profeta Isa, el hijo de Marian. Los ahl-i-ketab aunque no sean musulmanes, no son infieles, no son kafirunes. Era un buen hombre. A mí me regaló un trozo de cuerda muy rara, de color azul, que no se rompe como nuestras sogas. Nos reímos mucho con él, sobre todo cuando nos contó que allí hay gente que se casa a los 30 años o más. Aquí, a esa edad, algunos ya somos abuelos. Nos contó también que en el Anglestán tenían reyes y grandes mezquitas y habitaciones para cuidar a los enfermos sin sus familias, pero esto último no nos lo creímos. Vino con nosotros al río, bajo los álamos, al vado donde nuestras mujeres van a recoger el agua con sus cántaros, y luego estuvo escuchando los poemas que recitamos bajo las estrellas. Es lo que hacemos siempre por la noche, cuando acabamos de trabajar. Nos dijo que conocía a Rumí. ¡A Rumí! Yo le recité un poema de los que me enseñó mi abuelo y le gustó. Es ese que empieza: "El mundo entero es la forma externa de la Razón Universal / pues es el padre de todas las criaturas de razón. / Cuando un hombre actúa vilmente con la Razón Universal / su forma, el mundo, le enseña los dientes".

El extranjero comió de nuestra sopa y de nuestro pan, durmió con nosotros y al día siguiente se marchó hacia Qoriye.

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Hace unos días un viajero nos contó que en el Anglestán han insultado al Profeta, que Allah bendiga y guarde. Qué blasfemia tan grande. Quien insulta al Profeta de Allah, insulta a Allah. Nos parece absurdo que alguien insulte a Allah, cuando todos nosotros estaríamos dispuestos a arriesgar nuestras vidas por lograr su precioso favor. Dicen que lo insultan por la libertad, pero nosotros, los afganos, que luchamos contra los rusos por nuestra libertad, no comprendemos qué libertad es ésa. Está escrito en el Sagrado Corán que Allah ha puesto en el pecho de todos los hombres un corazón para pensar. Por eso nos preguntamos qué malicioso insinuador habrá insinuado en el ánimo de los del Anglestán la idea que ha provocado esa acción, que va contra nuestros pensamientos y nuestros corazones.

A nosotros nos parece una vileza, y pensamos que el mundo le enseñará los dientes al Anglestán. ¡Están locos, esos kafirunes!

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