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Una mujer única que además padece autismo

El Festival de Cine de Berlín arrancó ayer con una autista -interpretada por Sigourney Weaver en Snow cake- que cree que el orgasmo es una versión menor del enorme placer que a ella le proporciona comer nieve. "Una de las razones por las que quise hacer esta película es que no trata sobre el autismo, sino sobre una mujer única que además padece autismo", declaró la actriz estadounidense en Berlín.

Weaver pasó mucho tiempo pensando cómo preparar este papel, "porque cada autista es único y me costó mucho encontrar a alguien como Linda", explicó. "Fue un año fascinante el que pasé investigando para este papel. Conocí a gente maravillosa que me ayudó mucho, por lo que estoy muy agradecida". Con un sugerente escote, Weaver compensó en Berlín la austera imagen que muestra en Snow cake: pelo recogido, sin maquillaje, vestida como una niña. En ella interpreta a una madre autista que pierde a su hija en un accidente de coche conducido por Alex, un inglés encarnado por Alan Rickman. Alex acude a visitarla tras el accidente y descubre a una mujer que aparentemente no siente la muerte de su hija y que parece más preocupada por el orden y la limpieza, que la obsesionan. Rickman confesó que un tiempo después se descubrió "alineando los lápices encima de la mesa".

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La historia, dirigida por el galés Marc Evans, está inspirada por el hijo de la guionista, Angela Pell. "La afición por la cama elástica -que el personaje de Linda tiene en su jardín- y el gusto por comer nieve son aspectos que tomé de mi hijo Johnny, que también es autista", explicó Pell.

Las cosas simples

Weaver criticó que se considere el autismo como un defecto. "El mundo está concentrado en ver a la gente en términos de cualidades y defectos, y el autismo se ve definitivamente como un defecto. Si estás en compañía de un autista durante bastante tiempo aprendes mucho, aprendes a jugar, a ver las cosas, a experimentarlas". La actriz aseguró haber "reexperimentado el proceso de aprender a disfrutar cosas muy simples".

La actriz estadounidense agradeció la generosidad de Alan Rickman por haber trabajado sin rechistar con un personaje como el de Linda, "que nunca le mira a los ojos". "Ningún otro actor me hubiese dejado hacer esto sin decir en ningún momento: 'Necesito una pequeña mirada'. Respetó totalmente lo que yo estaba tratando de hacer", añadió.

Rodada en un pueblo del norte de Ontario (Canadá) llamado Wawa, Snow cake necesitaba unos exteriores nevados, algo que, al entrar la primavera en Ontario, ya empezaba a desaparecer. "Tuvimos que llenarlo todo de nieve artificial porque el invierno estaba terminando. Me volví obsesivo con lo de la nieve", reconoció el director.

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