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Columna
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Paulino "sólo hay uno"

Oro les parece y Plata parece que es. El acertijo sobre el candidato del PSOE a la alcaldía de Marbella está a punto de desvelarse. Si no hay plantón final, a Paulino Plata le quedan dos ferias al frente de la Consejería de Turismo. A los socialistas no parece preocuparles que el consejero pueda venir a regañadientes. Ésa es una fórmula de probada eficacia en el PSOE. Así llegó Manuel Chaves a Andalucía y lleva 16 años gobernando. La dirección socialista considera que Plata es un magnífico candidato para Marbella. También creyeron que lo era para Antequera, y ya fue alcalde de este municipio. Y para Málaga, por eso hubo quien lo propuso para disputarle al PP esta alcaldía. Y para consejero de Agricultura, y ya estuvo varios años al frente de este departamento. Y para Turismo, de ahí que lleve casi dos años gestionando esta consejería. Habría que preguntarse si Plata es el único buen candidato para todo, o es que el PSOE no anda sobrado de candidatos.

Su más que probable designación como cartel de los socialistas en Marbella es una buena operación electoral. Plata es un dirigente con una dilatada experiencia política y una incontestada imagen pública. Es un político con capacidad y está bien visto en el sector empresarial, algo esencial para el gobierno de Marbella. Traería, además, normalidad institucional a este vapuleado municipio. Se podrá decir que Plata no es el único político con esos méritos, pero no se puede dudar de que como candidato los tiene. Sin embargo, la nominación de Plata pone en evidencia la incapacidad del PSOE para tener una organización medianamente sólida en Marbella. Y saca a flote muchos años de errores de estrategia política y de olvido, seguramente por la escasa conciencia que tuvieron sobre la importancia de esta localidad. El PSOE, incluso en la etapa de monocultivo de Jesús Gil, siempre obtuvo buenos resultados en las elecciones generales y autonómicas en Marbella. Era en las municipales donde se desplomaba. Y no todo es achacable al fenómeno Gil. Difícilmente hubiera cuajado esa etapa sin el desastre de los últimos gobiernos socialistas y las innumerables gestoras que se nombraron en un partido tantas veces dividido.

El problema del PSOE no está sólo en Marbella. El problema del PSOE se extendió hace años por todo el litoral occidental. Los socialistas han tenido siempre serias dificultades para ofrecer un discurso coherente en toda la costa y para encontrar candidatos con tirón popular. Siguen sin tenerlos en la mayoría de los municipios. Por eso, para mantenerse en el poder hay alcaldes que han hecho la misma política que el PSOE censuraba en las localidades colindantes. Y entre el crecimiento urbanístico sin límites y la alcaldía, optaron por lo segundo. El modelo empieza a no ser válido, aunque existan alcaldes socialistas agarrados al urbanismo -algunos también a dudosos socios- para no alejarse del sillón. El PSOE tiene ahora un discurso en el litoral. El reto de hacer posible un desarrollo económico y sostenible. Los primeros que tienen que creérselos son sus alcaldes, y luego sus candidatos. Seguramente así, no se frustrarán buscando un Paulino Plata para cada municipio. Porque Paulino sólo hay uno. Como la Andalucía aquella de su consejería.

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