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Zapatero promete a los ceutíes el "mismo trato" que a los demás españoles

El presidente elude referirse a Marruecos y anuncia inversiones para la ciudad autónoma

Luis R. Aizpeolea

El presidente José Luis Rodríguez Zapatero evitó ayer cualquier referencia a las críticas que la víspera le dirigió el portavoz del Gobierno de Marruecos, Nabil Benabdalá, por su visita a Ceuta y Melilla. En la única declaración que hizo durante la jornada, aclaró que, para su Gobierno, Ceuta es parte de España. Lo hizo a su estilo, sin agresividad patriotera: "Es un deber del Gobierno que todos los españoles tengan el mismo trato y se sientan cercanos a él". También en la visita, como hizo el martes en Melilla, se comprometió a realizar inversiones para afrontar los problemas de Ceuta como ciudad fronteriza.

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Una inteligente visita
Baño de multitudes

Zapatero marcó con los gestos, más que con las palabras, el contenido de su viaje a Melilla y Ceuta. En su segunda y última jornada, en Ceuta, quedó clara su reivindicación de ambas ciudades, pero por la vía de los hechos. Por la mañana, tras entrevistarse con el presidente ceutí, Juan Jesús Vivas, del PP, en la Asamblea de Ceuta, anunció un programa de inversiones para impulsar económicamente la ciudad autónoma, y luego recorrió la calle a pie.

Anunció el apoyo del Estado a la construcción del hospital en marcha, dos nuevos centros educativos, un centro social para mayores y discapacitados, un plan de 1.200 viviendas entre 2005 y 2008, un plan de abastecimiento de agua durante las 24 horas del día, un nuevo enlace entre el puerto y la frontera de Marruecos y un nuevo Palacio de Justicia. "La españolidad no se muestra con arengas patrióticas, sino preocupándose por los problemas de los ciudadanos y colaborando con acciones económicas y sociales a su solución", señalaron fuentes gubernamentales.

Zapatero recorrió a pie el kilómetro que separa la Asamblea de la Delegación del Gobierno. El recorrido estuvo jalonado por los innumerables apretones de manos que prodigó entre el gentío y los aplausos y gritos de ¡Zapatero!, ¡Zapatero! y ¡presidente!, ¡presidente! Ante la buena acogida de los ceutíes a la presencia de un presidente del Gobierno español, tras 25 años de ausencia, al mediodía, Zapatero, tras visitar un instituto de enseñanza, volvió a recorrer a pie los 500 metros que le separaban de la Delegación del Gobierno entre una multitud multicolor, de ceutíes de origen cristiano y musulmán, que crecía por momentos.

Este baño de masas lo repitió, de manera más discreta, en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), donde vio pancartas de inmigrantes africanos e hindúes con frases como "Bienvenido señor presidente, todos somos muy pobres y le pedimos que nos ayude a huir con papeles". Zapatero mantuvo una breve conversación con un grupo de ellos, la mayoría argelinos, que le pidieron papeles.

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Tranquilidad y ánimo

Previamente, en la Asamblea de Ceuta, declaró que su viaje, además del cumplimiento de un compromiso contraído en el Senado en noviembre, a los pocos días de las avalanchas de inmigrantes en la frontera, respondía a que su visita era "esperada y deseada" por los ceutíes. El propio Juan Jesús Vivas reconoció a Zapatero "lo extraordinariamente relevante" del viaje, porque supone tranquilidad y ánimo para los ceutíes. A modo de reconocimiento, le regaló una copia del primer bastón de mando de un gobernador español en Ceuta.

Zapatero centró en la inmigración y sus consecuencias el eje del problema de Ceuta. Tras adelantar que la "inmigración es positiva", insistió en que sólo puede ser "legal y ordenada" y se comprometió a añadir más recursos para afrontar este reto. Se refirió también a Ceuta como una ciudad símbolo, aglutinante de culturas y religiones, lo que le sirvió para recordar su propuesta de Alianza de Civilizaciones. Esta misma cuestión se puso sobre la mesa en la reunión que mantuvo al mediodía con representantes de la comunidad musulmana. Éstos apoyaron calurosamente su iniciativa y le agradecieron su decisión de retirar las tropas españolas de Irak.

José Luis Rodríguez Zapatero, durante la visita al centro de estancia temporal de inmigrantes de Ceuta.
José Luis Rodríguez Zapatero, durante la visita al centro de estancia temporal de inmigrantes de Ceuta.PABLO JULIÁ

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