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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Carmen López Landa, 'niña de la guerra'

Miembro activo de la Asociación Archivo Guerra y Exilio

Carmen López Landa, niña de la guerra y miembro activo de la Asociación Archivo Guerra y Exilio (AGE) falleció en Madrid el pasado 20 de enero, a los 75 años, tras una larga enfermedad.

Su madre, Matilde Landa Vaz, símbolo de la resistencia antifranquista, fue una víctima ejemplar del refinamiento que alcanzó la represión contra los vencidos en los primeros años cuarenta. Detenida en Madrid a los pocos días de la victoria franquista, después de que el PCE, partido en el que militaba, le ordenara la arriesgada labor de organizar la clandestinidad, Matilde Landa dejó una profunda huella entre las presas de la cárcel de Ventas. A la vez que se convertía en un referente moral en Ventas, la dirigente comunista escribía a su hija Carmen López Landa, refugiada en la URSS, una serie de cartas de una desgarradora belleza, precisamente por su tono contenido, ajeno a cualquier alusión a la cárcel en la que se encontraba.

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En estas cartas desde la prisión, Matilde Landa le habla desde un hipotético lugar, tal vez el mismo hospital en el que se hallaba durante la guerra, como si no hubiera sido ni derrotada ni condenada a muerte, como si la vida prosiguiera y su reencuentro fuera próximo y posible. El historiador mallorquín David Ginard i Ferón, autor de una biografía sobre Matilde Landa (editorial Flor del Viento, 2005), publica 29 de estas cartas dirigidas a Carmen López Landa, escritas entre el 6 de junio de 1937, en plena contienda, y abril de 1941.

Carmen López Landa, miembro activo del movimiento por la Recuperación de la Memoria Histórica, fue la depositaria de este tesoro epistolar que acabó de forma abrupta en 1942. Su madre había sido trasladada poco antes a la cárcel de Palma de Mallorca, después de que le fuera conmutada por 30 años su inicial condena a muerte. Las autoridades franquistas pretendían desactivar su influencia en Ventas y la recluyeron en esta cárcel insular donde la desnutrición y el hambre perseguían a las presas. Las autoridades religiosas de la isla, informadas de su presencia, llegaron aún más lejos: trataron de que renunciara a su credo ideológico y abrazara la religión católica. Las presiones para que "se convirtiera" fueron tan brutales que Matilde Landa se quitó la vida en la cárcel mallorquina una tarde de 1942.

Carmen López Landa, hija de Matilde y de Francisco López Ganivet (sobrino de Ángel Ganivet), fue una más de los cerca de 30.000 niños de la guerra (3.000 en la URSS) a los que el destino dejó varados fuera de su patria y de su historia familiar entre 1937 y 1939. Durante la Guerra Civil, con sólo cinco años, pasó por diferentes colonias infantiles, sometida "como un paquete de correos" a un incesante trasiego, le confesó en una entrevista a Luis Matías, publicada en este periódico el 23 de septiembre de 2001 dentro del reportaje Los últimos niños de la guerra.

Leal a la causa de sus padres, Carmen marchó a México al finalizar la Guerra Civil y prolongó el exilio en diferentes escenarios: Inglaterra y Checoslovaquia. Volvió por primera vez a España en 1960 y de forma definitiva, en 1970. Su vida personal estuvo marcada por el dolor, el desarraigo y por sucesivas tragedias familiares.

Comunista, aunque se alejó del partido en los últimos tiempos, conoció los interrogatorios y detenciones de la policía franquista. Se instaló en el barrio madrileño de Moratalaz y trabajó en tareas de edición en Alianza Editorial.

En los últimos años se sabía enferma de cáncer. En esta dura etapa final nunca perdió el humor ni el distanciamiento intelectual de los acontecimientos políticos. Formaba parte del movimiento asociativo por la recuperación de la memoria y propugnaba la anulación de las sentencias dictadas durante la represión franquista.-

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