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Reportaje:MÚSICA

Baldo Martínez, contador de historias

Como buen gallego, Baldo Martínez tiene algo de brujo y mucho de sabio. Lleva años en el negocio y sabe que, con prisas, no se llega a ninguna parte. "La música es una de las pocas cosas en la vida que se hacen por puro placer. Después vienen las limitaciones, y, después, las prisas. Yo me lo he trabajado para sobrevivir haciendo lo que quiero, voy a mi aire, pasito a paso, y si alguna vez coincido con alguna moda, pues tanto mejor. El objetivo es hacer música y no venderla".

El último álbum del contrabajista y compositor nacido en Ferrol (1959) toma su título del nombre que los samoanos dieron al escritor Robert Louis Stevenson: Tusitala, "el contador de historias". "Buscaba un título que definiera mi idea de la música. El oficio de músico no es muy distinto al del escritor o al de pintor. Todos contamos historias a nuestro modo. En el disco, cada tema es un relato, un viaje que empieza en un lugar y termina en otro distinto", explica.

En Tusitala, los aires de la tierra que vio nacer a su autor se confunden con los propios del jazz que se practica en los círculos más avanzados del Viejo Continente. Una nueva perspectiva que ha venido reforzada con la incorporación del violinista clásico Eduardo Ortega al quinteto del contrabajista. "Lo interesante no es sólo que el violín le dé otro aspecto a mi música, sino que, como Eduardo no es un músico de jazz, cuando improvisa, camina por otro lado que no es el habitual entre los jazzistas".

La edición de Tusitala, quinta referencia en la discografía de Baldo Martínez como solista, ha coincidido en el tiempo con la publicación de Folklore imaginario, el primer CD del gallego a dúo con el multisaxofonista italiano Carlo Actis Dato, intérprete con tendencia a lo histriónico y el esperpento. "Cuando sube al escenario, Carlo se transforma totalmente. Yo creo que se considera un bufón, que piensa que los músicos somos los payasos del universo y tenemos que salir a un escenario y transformarnos en otro ser distinto".

En un músico supuestamen-

te "minoritario" como Baldo, llama la atención lo apretado de su agenda, entre sus proyectos como líder y sus diversas colaboraciones. Entre los primeros, el Proyecto Miño ocupa un lugar de preferencia. Una propuesta con seis años de antigüedad nacida por iniciativa de Ivo Martins, director del Festival de Jazz de Guimarães, en Portugal. "La idea original consistía en una pequeña big band en la que estaba pensado mezclar instrumentos folclóricos y de jazz interpretando la música folclórica del norte de Portugal y Galicia, aunque muy pronto se añadieron temas originales". Aun cuando el repertorio apenas ha variado en estos seis años, se ha producido una lógica transformación en el concepto inicial a partir de la incorporación al ensemble de nuevos solistas, entre ellos, el zanfonista francés Valentín Clastrier y la cantante Maite Dono.

"Mi idea es grabar el proyecto antes de lanzarme a renovar el repertorio, pero para eso tendré que esperar: tres discos al mismo tiempo es demasiado", dice el contrabajista.

En esto, como en todo, Baldo camina por su cuenta y sin ayuda de ningún tipo. "Baste decir que hace sólo un año que pudimos estrenar el Proyecto Miño en Galicia y el resto de España". Un dato sorprendente teniendo en cuenta su condición de "embajador no oficial" de la cultura gallega fuera de nuestras fronteras.

"Eso, siendo músico de jazz, tiene su mérito. Porque ser español, hacer jazz y no tocar flamenco jazz, es todo un handicap. Yo soy gallego y en mi tierra, de flamenco, más bien poco. No es que no se conozca el flamenco en Galicia, claro que se conoce, pero no se vive como se vive en Andalucía. Yo sólo conozco a un guitarrista gallego que toca flamenco, y a ratos. Y, sobre todo, es que yo quiero hacer lo que yo quiero hacer. Entonces, ¿por qué razón tengo que llevar siempre el sello del flamenco encima?".

En alguien acostumbrado a

recorrer los circuitos internacionales del género, el peso de éste, que acaso represente a un 10% de los músicos españoles de jazz en activo, es una losa muy pesada. "Me he visto muchas veces en la situación de 'explicarles España' a quienes vienen a preguntarme por qué no toco flamenco jazz. Que España no es sólo Andalucía, que hay otras culturas. En mi opinión, la proyección hacia fuera del jazz español es escasa y errónea. Justamente, lo que hay que explotar es la riqueza cultural que hay en este país".

Tusitala está editado por Karonte. Folklore imaginario está editado por Leo Records y distribuido en España por Distrijazz.

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