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Análisis:ESTA SEMANA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

En la segunda vuelta

Hay que respirar tranquilos. El Partido Popular (PP) se incorporará, plenamente, al proceso de reforma del Estatuto de Andalucía en la llamada segunda vuelta, esto es, en la nueva lectura que se haga de los textos discutidos en la ponencia parlamentaria que comenzará en este mismo mes de enero. Llegado ese momento, realizarán aportaciones importantes, según anuncian. Es legítimo preguntarse porqué no lo hicieron antes. El cambio de actitud con respecto a la posición que venían manteniendo hasta ahora no se produce por generación espontánea. Antes ha tenido que registrase el gesto del PP de presentar, por fin, enmiendas al Estatuto de Cataluña entrando así de lleno en este asunto que antes rechazaban frontalmente. O sea, los andaluces hemos tenido que esperar a ver qué hacía el PP en Cataluña para conocer los pasos que iban a seguir a aquí. Se podrá criticar esta decisión que denota el triste papel subsidiario que mantienen los populares andaluces con respecto a las decisiones de sus mayores en Madrid. Pero lo que no se podrá decir es que no era coherente dicha posición con la trayectoria que se había fijado este partido en Andalucía condicionando cualquier avance en la reforma del Estatuto andaluz a lo que pasase en Cataluña, País Vasco y demás excusas.

Lo que pasa es que esa coherencia no puede, sin embargo, evitar que el resto de fuerzas políticas decidiera no quedarse de brazos cruzados poniéndose, a renglón seguido, a trabajar para buscar un consenso mínimo con el objetivo de dotar en esta legislatura a los andaluces de una nueva norma estatutaria, actualizada y con mayores cotas de autogobierno. Y, tampoco, esa actitud, cuanto menos, dilatoria del PP, no puede impedir que proyecte de sí mismo ante los andaluces un perfil de escaso compromiso con respecto al futuro de una comunidad que sigue teniendo bien presente el papel que jugó la derecha andaluza en un su proceso autonómico. Pero a esto hay que añadir los avisos que lanzan sus contrincantes cuando reparan en el hecho de que será ya muy difícil dar cabida al PP teniendo el cuenta el grado de acuerdo alcanzado y, sobre todo, el escaso trapío de las propuestas que hasta ahora han planteado.

Aun así, lo que sorprende, cuando nos situamos en la fase más delicada, es comprobar cómo en Madrid caen en la cuenta de la importancia que tiene en toda esta historia Manuel Chaves. Dicen en Ferraz, sede federal del PSOE, que no habrá acuerdo con el tripartito catalán sin el visto bueno previo del presidente andaluz quien ha dejado claro su criterio con respecto a los principales aspectos de proyecto salido del Parlamento catalán, fundamentalmente, en materia de financiación, competencias y con el concepto de nación. Este papel, poco menos que trascendental, que se le da a la figura del presidente de la Junta supone, por un lado, el reconocimiento a la función histórica que ha jugado Andalucía en la conformación del actual Estado de las Autonomías, pero, al mismo tiempo, no deja de ser un problema. El rol que adquiere Chaves constituye todo un desafío. Así las cosas, sabe que no puede defraudar a los suyos y, por ello, se ha de mantener firme en lo explicitado, de nuevo, en su discurso navideño de no consentir que unas comunidades consoliden privilegios sobre otras, sin que decir esto suponga actuar con complejos con respecto a Cataluña.

De modo que, en efecto, el PP tiene un serio problema en Andalucía pero, tal vez, peor lo tenga Chaves quien tiene que salvaguardar los intereses de nuestra comunidad impidiendo desequilibrios a la vez que ha de propiciar la elaboración de un Estatuto andaluz que aspire a las máximas cotas de autogobierno. Es por eso que conviene señalar que con la segunda vuelta que se inicia, esta semana, nos adentramos en el período más complicado que ha de concluir, según los planes previstos por San Telmo, en 2007 con el referéndum sobre el Estatuto andaluz ya reformado y actualizado. Lo demás, Cataluña, es cosa de estar atentos a lo que suceda para que no nos metan un gol por toda la escuadra pero, tampoco, sin ensimismarse.

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