_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Año nuevo

El año que empieza tiene unos cuantos retos para Andalucía que es preciso abordar con inteligencia y determinación. En primer lugar la finalización de los trabajos del nuevo Estatuto, su envío al Congreso y su posterior aprobación si se quiere de verdad que durante la primera mitad de 2007 se pueda someter a referéndum. Para ello sería deseable la unanimidad de los grupos y en su defecto el mayor consenso posible. Me malicio que habrá un tira y afloja entre PP y PSOE con algunas declaraciones altisonantes y al final un acuerdo en el que participarán los dos grandes partidos, no sé si los demás. Durante este año hay que prepararse para abordar el nuevo marco presupuestario europeo que durará hasta el 2013, el último por el cual Andalucía va a recibir fondos estructurales y el último en el que habrá subvenciones agrícolas, al menos como las conocemos ahora, porque no se podrá soportar siempre la presión del tercer mundo. Habrá que negociar la normativa sobre los proyectos de inversión, además de prepararnos para los nuevos fondos de investigación y para los destinados a la inmigración. Son dos retos vitales para Andalucía que van a ser piedra de toque del futuro desarrollo regional. Ya que Andalucía parece que se va a hacer con la gestión completa del agua en tiempo de sequía, gracias al traspaso de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, además del ahorro, la depuración, la desalación y el arreglo de redes, es imprescindible aumentar las tarifas de manera considerable. No podemos pagar tan poco por un bien escaso y en el campo no se puede pagar por hectáreas porque conduce al despilfarro. Es de esperar que los desarrollos urbanos se hagan pensando también en el consumo de agua y que la sequía no afecte al turismo, que se ha convertido en el motor de la economía andaluza. Parece que este año será también en el que la Junta va a poner pie en pared ante la cantidad de barbaridades que se hacen con el desarrollo urbano en muchos lugares de la comunidad. Ya veremos qué hay tras las palabras y las buenas intenciones. Y, en último lugar, a ver si este año tenemos suerte y conocemos la declaración de patrimonio de Javier Arenas aunque sea sin cónyuge. Empezamos ya a tener curiosidad malsana. Cabe preguntarse ¿qué diría él a la inversa?

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_