Kerry Packer, magnate australiano
Su fortuna superaba los 4.000 millones de euros
Kerry Packer, que se convirtió en uno de los hombres más ricos de Australia al transformar una herencia de revistas y cadenas de televisión, que valía millones de euros, en una empresa diversificada, que valía miles de millones, falleció el 26 de diciembre en Sydney a los 68 años.
A través de su empresa, Publishing and Broadcasting Ltd., Packer controlaba la cadena de televisión y el imperio de revistas más popular de Australia, además de poseer intereses en varios casinos. Se calcula que su fortuna superaba los 4.000 millones de euros.
Había varios puntos en común en la evolución de Packer y la de otro editor australiano aún más rico, Rupert Murdock.Ambos heredaron empresas de comunicación. Sus padres, sir Frank Packer y sir Keith Murdoch, recibieron títulos nobiliarios británicos por sus logros en el sector periodístico. Los hijos multiplicaron sus legados hasta convertirlos en fortunas enormes, a veces como rivales y a veces como aliados.
Pero, al contrario que Rupert Murdoch -presidente de News Corp., que construyó esa empresa mundial a partir de un solo periódico en Australia-, Kerry Packer tenía horizontes nacionales en lugar de planetarios. Tuvo una cuadra de polo en Gran Bretaña, hizo algunas inversiones rentables en Estados Unidos, empleó a varios ejecutivos estadounidenses y tenía una participación televisiva en India, pero por lo demás estaba centrado en Australia. En la era de la globalización, era un nacionalista económico.
Una excepción era el uso que hacía de los paraísos fiscales en el extranjero para reducir al mínimo los impuestos personales, una práctica que defendió como legítima ante el riguroso control del Parlamento y de la prensa. Sus ingresos le permitían un estilo de vida suntuoso, con avión privado, un yate a motor de gran calado, campo de polo y campo de golf privados, mansiones y ranchos de ganadería. A menudo, consiguió presionar a los gobiernos australianos para influir en la legislación sobre los medios de comunicación en beneficio de sus empresas.
Ansioso por superar el éxito de su padre, Packer era un negociador incansable, a pesar de padecer unas enfermedades y unas discapacidades que podrían haber derrotado a otros. Sufrió poliomielitis de niño y estaba afectado de dislexia, lo cual limitó su educación en colegios privados. Perdió un riñón debido al cáncer a los 40 años, y en 1990, mientras jugaba al polo, sufrió un infarto. Fue sometido a operaciones de riñón y de corazón en 1998, y dos años después necesitó un trasplante renal, recibiendo un órgano donado por su amigo, Nick Ross, ex aviador de la Armada Real británica que pilotó helicópteros para Packer durante más de 20 años y era un compañero asiduo.
Packer tenía fama de tener pocos amigos íntimos, y era conocido por su personalidad fuertemente competitiva, que a menudo desplegaba como negociador en los tratos empresariales y en los litigios. Su biógrafo, Paul Barry, a cuya investigación se opusieron los abogados de Packer, escribió que algunas fuentes "lo describían como el hombre más inclemente y aterrador que habían conocido".
Sin embargo, también era conocido por ser un hombre generoso que hacía a sus trabajadores caros regalos de Navidad, pagaba grandes cantidades a los empleados que se enfrentaban a enfermedades o deudas graves, y daba muy buenas propinas en los casinos de Las Vegas y en los clubes de Londres donde se jugaba enormes cantidades de dinero. Su mayor apuesta ganadora fue vender la cadena de televisión por casi 500 millones de dólares en 1987 y volver a comprarla a sus propietarios en quiebra por unos 100 millones en 1990.
Packer no prestaba atención a las artes o a la educación -sus aficiones personales eran el polo, el golf y el juego-, pero donaba cantidades significativas a hospitales e investigadores médicos australianos a los que conoció en sus tratamientos.
Su personalidad osada y su impulso empresarial procedían aparentemente del ejemplo de su padre, a quien sucedió en 1974. En contraste con la mezcla de abandono y acoso que él soportó de su padre -incluidas palizas con una fusta de polo, según contó en una entrevista concedida en 1979- Kerry Packer mantenía una cálida relación con su único hijo varón, James, que lo sucedió en el año 2000 al frente de las empresas de comunicación y de juegos.-
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