Un callejón sin salida
En los próximos meses, el Gobierno afrontará otro más de los compromisos asumidos en su programa electoral: la reforma de la controvertida Ley Orgánica de Universidades (LOU), aprobada durante la legislatura anterior. Esta reforma se enmarca dentro del proceso de implantación del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) en nuestro país y supone, entre otros cambios, la reorganización de los cuerpos docentes universitarios. En la actualidad, coexisten cuatro cuerpos de profesores funcionarios en la Universidad, los cuales, de mayor a menor categoría, son: Catedráticos de Universidad (CU), Titulares de Universidad (TU), Catedráticos de Escuela Universitaria (CEU) y Titulares de Escuela Universitaria (TEU). La reforma de la LOU plantea la desaparición de aquellos cuerpos relacionados directamente con las Escuelas Universitarias (TEU y CEU), las cuales dejarían de existir en el futuro ordenamiento universitario.
La declaración de extinción de estos cuerpos obliga necesariamente a instrumentar una vía de integración de los profesores pertenecientes a los mismos en la figura equivalente o inmediatamente superior de entre las que existirán tras la promulgación de la Ley (TU). Así lo hace el borrador de la Ley de Reforma de la LOU con los Catedráticos de Escuela Universitaria (CEU) al integrarlos de forma directa en el cuerpo de profesores TU sin más que solicitarlo. Sin embargo, en el caso de los profesores TEU, las medidas arbitradas en el borrador para su integración en el cuerpo de TU no dejan de ser una carrera de obstáculos que finaliza en un callejón sin salida.
El Borrador propuesto por el Gobierno obliga a los profesores TEU a acceder al cuerpo de TU a través del mecanismo ordinario, diseñado como un proceso en dos etapas. En primer lugar, se exige la obtención de la acreditación nacional para ser profesor TU (aunque en el caso de los profesores TEU doctores en la actualidad ya estén realizando las mismas tareas docentes, investigadoras y de gestión que un profesor TU). Y, en segundo lugar, la superación de un concurso-oposición que se realizará en la Universidad correspondiente. Esta última etapa, además de obviar el hecho de que los profesores TEU son ya profesores funcionarios -habiendo tenido para ello que superar una oposición nacional que ya contenía pruebas que ahora vuelven a exigirse- representa un riesgo presupuestario imposible de asumir para las universidades, y es aquí donde el pretendido proceso de integración descarrila.
Así, un profesor TEU doctor que quisiera integrarse en el cuerpo de profesores TU debería, en primer lugar, acreditarse a nivel nacional (a través del cumplimiento de unos criterios todavía por definir e inexistentes hasta el momento para figuras de profesor funcionario) y, una vez acreditado, esperar a que su Universidad dotase una plaza de profesor TU y que ésta saliese a concurso público. Obviamente, si no existe la necesidad de incrementar la plantilla de la Universidad, tal y como ocurre actualmente en prácticamente la totalidad de universidades españolas, difícilmente el equipo rectoral estará dispuesto a sacar a concurso público una plaza de profesor TU. Al no ser este concurso restringido -esto es, propio para el cuerpo de funcionarios TEU-, la Universidad podría encontrarse con un resultado altamente pernicioso: la incorporación de forma totalmente innecesaria de un nuevo profesor funcionario en su plantilla sin necesidades docentes reales y con el consiguiente incremento en los costes salariales que éste llevaría aparejado.
Este hecho, que podría resultar anecdótico para un caso particular, pasa a convertirse en un problema insuperable para la Universidad española cuando el colectivo de profesores involucrados en este proceso de extinción supera los 11.000 (uno de cada cuatro del total del profesorado universitario). Así, la supuesta integración en el cuerpo de TU de aquellos TEU que hayan superado esta carrera de obstáculos termina bruscamente en un callejón sin salida.
Con el borrador presentado, el Ministerio parece olvidar que los profesores TEU son profesionales que llevan muchos años trabajando en sus universidades impartiendo docencia, investigando, dirigiendo tesis doctorales y proyectos de investigación, realizando tareas de gestión y, en definitiva, contribuyendo en gran medida al funcionamiento y desarrollo de la Universidad española. Su aportación será decisiva, sin duda, para el éxito de la inminente implantación del EEES.
Por todo lo anterior, resulta incomprensible el trato dado a este colectivo en el Borrador, máxime cuando en situaciones análogas de cambios en la estructura del profesorado universitario, el Gobierno fue no ya generoso, sino incluso extremadamente generoso con el colectivo de profesores afectado en aquellos momentos. Así, por ejemplo, en el paso de la antigua Ley de Ordenación Universitaria a la Ley de Reforma Universitaria (LRU) se articularon diferentes disposiciones transitorias especiales para distintas figuras que permitían la integración de los diferentes profesores afectados en cuerpos de profesores funcionarios sin la necesidad de acceder a los mismos mediante un concurso-oposición previo. Más recientemente, la Ley Orgánica de Universidades (LOU) estableció mediante sendas disposiciones transitorias la integración de los Maestros de Taller o Laboratorio y Capataces de Escuelas Técnicas en el cuerpo de Profesores Titulares de Escuelas Universitarias y de los profesores numerarios de Escuelas Oficiales de Náutica en el cuerpo de Profesores Titulares de Universidad.
En contraposición, ahora el trato dispensado por el Gobierno a los profesores TEU podría incluso ser calificado como de rechifla, cuando además de todas las trabas ya expuestas, el único gesto generoso que se nos concede es la "convalidación" de la acreditación (primera etapa del "proceso de integración") con la posesión de un tramo de investigación reconocido (sexenio de investigación), tramo que no poseen ni el 40% de los TU ni el 25% de los CU de la Universidad española. Evidentemente, no parece ésta la mejor forma de implicar al colectivo de profesores TEU en el proceso de convergencia al EEES.
Desde la Plataforma Estatal de Profesores Titulares de Escuela Universitaria venimos reivindicando desde hace casi dos años una solución global que satisfaga a los tres actores implicados en el proceso: al Ministerio, en cuanto al cumplimiento de los estándares de calidad que se imponen en la universidad actual; a la Universidad española, en cuanto al control presupuestario; y a los profesores funcionarios afectados, en cuanto a una vía efectiva de promoción, justa y digna, la cual debe contemplar a todo el colectivo.
Mercedes Quilis y Cristina Pérez son profesoras y miembros de la Plataforma Estatal de Profesores Titulares de Escuela Universitaria. Firman también este artículo José E. Farinós, Cristóbal González y Julia Suso.
