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Reportaje:

Una línea de luz en un negro horizonte

El PIB crece ligeramente pero la deuda pública devora buena parte de los presupuestos

En una calle del centro de Berlín, en pleno barrio del Gobierno, se encuentra la sede de la Federación de Contribuyentes Alemanes. Un reloj digital con números rojos muestra en la puerta el volumen de la deuda pública alemana y su progresivo crecimiento. Como cifra fija aparece la cantidad en la que la deuda de Alemania crece por segundo: 1.714 euros. Las otras cifras del reloj se mueven a un ritmo vertiginoso. El pasado jueves 1 de diciembre, poco antes del mediodía, llegaban ya a 1,463 billones de euros.

Con cinco millones de parados, la economía alemana arrastra un lastre que le impide despegar y crecer
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Vuelta de tuerca a la alemana

Al mismo tiempo que el reloj de la deuda alemana caminaba de forma inexorable hacia el billón y medio de euros, a unos 500 kilómetros de Berlín, en Francfort, el Banco Central Europeo (BCE) decidía subir por primera vez después de cinco años el tipo de interés en la zona euro de un 2% a un 2,25%. La medida hizo fruncir el ceño a los políticos alemanes encargados de la economía, temerosos de todo lo que pueda estrangular el ligero crecimiento del producto interior bruto (PIB) registrado en el tercer trimestre del año. A mediados de noviembre, la Oficina Federal de Estadística anunció que el PIB del tercer trimestre respecto al segundo creció un 0,6% en Alemania, un 1,3% comparado con el año 2004. Una ligera línea de luz en el fondo del oscuro túnel que atraviesa desde hace unos cinco años la economía más poderosa de la Unión Europea.

Para este año, los llamados cinco sabios, un gremio independiente de profesores nombrados por el Parlamento Federal (Bundestag) con el encargo de dictaminar sobre la economía alemana, pronostican un crecimiento del 0,8% del PIB. Para 2006, un escaso 1%. La economía alemana, durante décadas la locomotora de la UE, ha caído y marcha en el furgón de cola con escasas perspectivas de mejoría.

Paro descontrolado

Con unas tasas de crecimiento tan bajas resulta casi imposible reducir de forma sensible el cáncer que devora la economía alemana: el paro que, según las últimas cifras, afecta a 4,531 millones. Al mismo tiempo que el BCE subía un 0,25% los tipos y el reloj de la deuda subía de forma inexorable, la Agencia Federal de Empleo daba en Núremberg las cifras de noviembre que invitan a un moderado optimismo. Por primera vez desde 1994, el número de parados no aumentó en noviembre, se redujo en 25.000 e incluso se colocó en porcentaje en un 10,9% por debajo del 11%. Un elemento más para hacer más grande la línea luminosa al final del túnel.

No obstante, los aguafiestas señalan que el número de parados todavía supera en 274.000 a los de hace un año. Además, la reducción resulta un tanto ficticia, producto de un noviembre con temperaturas y un clima poco habituales por esas fechas. Se teme que con la llegada del invierno la cifra de parados vuelva a rondar e incluso rebase los cinco millones. Los sabios pronostican una media de parados de 4,89 millones para este año y 4,803 para el que viene.

Con cinco millones de parados, en realidad muchos más si se considera que centenares de miles no aparecen registrados por participar en programas de formación profesional para el empleo, la economía alemana arrastra un lastre que le impide despegar y crecer. Cinco millones de parados equivalen a otros tantos perceptores del seguro de desempleo y de personas que no cotizan al fisco.

La consecuencia ejerce un triple efecto negativo sobre la deuda pública alemana: caída de la recaudación fiscal, rebaja en los ingresos de la seguridad social e incremento del gasto para pagar las prestaciones por desempleo. El reloj de la deuda pública no tiene trazas de detener su enloquecida carrera.

Reformas estructurales

El pasado 3 de noviembre, la que pocos días más tarde resultó elegida primera mujer canciller de Alemania, la democristiana Angela Merkel, acudió a la reunión anual de la patronal alemana en un hotel de Berlín. El jefe de la patronal, Dieter Hundt, arrancó en su discurso con una cita del dictamen de otoño de los seis más destacados institutos de investigación económica: "La situación es tan dramática que no podemos permitirnos retrasar por más tiempo las profundas transformaciones que requiere la política económica". A continuación, Hundt enumeró los males que desde hace años padece Alemania: "Récord de endeudamiento, récord de paro, excesiva carga fiscal y de deducciones, permanente sobrecarga de los sistemas de seguridad social y burocracia desbordante".

Ante la futura canciller expuso Hundt cinco tareas centrales para poner en marcha de inmediato: "Sanear las finanzas públicas, rebajar de forma clara por debajo del 40% las aportaciones por seguros sociales, reestructurar los sistemas de seguridad social para poder afrontar el futuro, flexibilizar el mercado laboral y simplificar el derecho laboral, parar y reducir de forma radical la burocracia".

Reloj digital en Berlín que marca el aumento de la deuda.
Reloj digital en Berlín que marca el aumento de la deuda.PATRICIA SEVILLA

'Unidos por Alemania con valor y humanidad'

El nuevo Gobierno de gran coalición entre los democristianos (CDU/CSU) y los socialdemócratas (SPD) acaba de iniciar su andadura con un programa titulado Unidos por Alemania con valor y humanidad. Las primeras frases del programa de Gobierno coinciden en lo esencial con el diagnóstico del jefe de la patronal: "Alemania se encuentra ante grandes desafíos: paro, deuda del Estado, cambio demográfico y la presión de la globalización exigen grandes esfuerzos políticos para asegurar a la actual y a las generaciones futuras una vida en bienestar".

El plan del nuevo Gobierno renuncia de antemano a cumplir para el año próximo con la exigencia de la UE de mantener el déficit público por debajo del 3% del PIB. Alemania, que recorrió Europa con el dedo levantado para imponer contra los países del llamado Club Mediterráneo la obligación de que el déficit público no rebase el 3% del PIB, incumplirá en 2006 por quinto año consecutivo y rebasará con creces ese límite con el riesgo de incurrir en sanciones de Bruselas.

El Gobierno de Merkel se ha impuesto como tarea rebajar en 2007 por debajo del 3% del PIB el déficit para cumplir con la UE. El 1 de enero de ese año entrará en vigor una de las medidas más controvertidas del nuevo programa de Gobierno: la subida del IVA del 16% al 19%. Los ingresos de ese 3% por el incremento del IVA se dividirán en tres partes: un 1% para sanear el presupuesto del Gobierno federal, un 1% para los de los Estados federados y un 1% para rebajar la cuota por el seguro de paro de un 6,5% a un 4,5%. Los pesimistas auguran que la subida del IVA significará un impulso al alza de una de las pocas cifras macroeconómicas que funcionan bien en Alemania, el índice de inflación. No sólo eso.

El temor mayor es que la subida del IVA acabe por hundir aún más la demanda interna, el talón de Aquiles de la economía alemana. Con el temor al paro y a los recortes sociales anunciados los alemanes no gastan y la economía se resiente ante la caída de la demanda interna. La esperanza del nuevo Gobierno se cifra en que para 2007 la economía ya haya iniciado su repunte.

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