_
_
_
_
_
Reportaje:

Cerrar el grifo a tiempo

La Junta elabora un decreto contra la sequía en Málaga, donde ahorrar agua se ha convertido en una cuestión prioritaria

Javier Martín-Arroyo

El valor del agua sube como la espuma. El otoño ha comenzado y las lluvias apenas se dejan ver. A medida que la sequía continúa, las reservas se reducen y su rápida disminución produce escalofríos a regantes y políticos. La situación a estas alturas es alarmante en toda la comunidad, pero se ha tornado especialmente crítica en la Costa del Sol. Para ayudar a conservar el nuevo oro líquido hay muchos trucos que las administraciones repiten porque no terminan de calar. Que la población deje de abrir el grifo sin control a sabiendas de que nadie vigila es un cambio cultural pendiente. Mientras que la metamorfosis de conciencia no se impone y los recursos escasean, este próximo miércoles la Consejería de Medio Ambiente presentará el decreto de sequía para Málaga, donde el aumento de población es imparable y los pantanos no superan el 30% de su capacidad.

Cepillarse con el grifo abierto supone desperdiciar 10.000 litros de agua al año
"El uso lujoso de césped debería estar penalizado", denuncia Rodríguez Leal

"Hacer ostentación del uso de agua es presumir de estatus. Además, la industria del turismo genera dinámicas e inercias perversas, como que en pueblos de serranías de secano florezcan fuentes sin circuitos cerrados de agua", aclara un experto en recursos hídricos. Y es que hasta hace bien poco el agua permanecía como un indicador de desarrollo para organismos mundiales como Naciones Unidas. El problema de la Costa del Sol Occidental es que de unas 400.000 personas empadronadas en sus 11 municipios se pasa a más de un millón gracias a la población flotante, lo que se traduce en los indicadores de consumo diario más elevados de todo el país. "Por suerte o por desgracia tantos kilómetros cuadrados de césped son una aberración, y su uso lujoso debería estar penalizado", denuncia Antonio Rodríguez Leal, director de la Cuenca Mediterránea Andaluza.

La cultura del despilfarro se asienta en un círculo vicioso: el precio tan reducido del agua, una política institucional basada en el aumento de la oferta, la inexistencia de normativas que fomente el ahorro, el desconocimiento general sobre las tecnologías ahorradoras para hacer un uso más eficaz del agua en el hogar, una escasa valoración del recurso por parte de los ciudadanos, así como hábitos despilfarradores.

El reto está lejos de alcanzarse. La desigualdad entre la tecnología disponible en el mercado y la usada en los hogares es abismal. Mientras los fabricantes argumentan que no hay demanda, los usuarios afirman desconocerla.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

"No existen campañas de educación, más eficaces a largo plazo que las de concienciación, y éstas serían decisivas para darle un vuelco al poco respeto hacia el agua", se lamenta Manuel Bermúdez, gerente de la Asociación de Abastecimientos de Agua de Andalucía. La concienciación también está en manos de los profesionales de los que depende el consumo doméstico: fabricantes, distribuidores, comerciantes, fontaneros, constructores y arquitectos. Un grupo de gran importancia que puede convencer a los clientes para variar sus hábitos. Son los verdaderos conocedores de lo que se demandan en el sector y los que pueden romper este círculo vicioso.

Una de las medidas que poco a poco los constructores imponen es la instalación de contadores individuales en sustitución de los comunitarios, aún presentes en

muchos bloques de vivienda. Esto permite pagar a cada propietario su propio consumo y produce una mayor conciencia del gasto.

La eficacia está demostrada. Un proyecto de la Fundación Ecología y Desarrollo dentro del programa Life de la Unión Europea consiguió que tres promotoras inmobiliarias de Zaragoza introdujeran en sus nuevas viviendas dispositivos ahorradores de agua, y asociaciones empresariales difundieron la campaña entre sus asociados.

Otro frente son los grandes consumidores, con gran presencia en la Costa del Sol: hoteles, restaurantes, saunas, bares y gimnasios. Centros que reciben diariamente la visita de multitud de turistas cuya conciencia parece desaparecer cuando disfrutan de vacaciones. "Es difícil llegar al visitante que además no compra periódicos de la zona y tiende a desconectar. La Costa del Sol es un territorio atípico y por eso siempre aparece como el lugar donde más agua se despilfarra", afirma el portavoz de Acosol, distribuidora de agua para 11 municipios malagueños costeros. "Mis hijos se desmadran siempre que llegan a la playa", confiesa Bermúdez.

"El abanico para el ahorro es muy amplio. Si fuéramos capaces de concienciar de que los aceites sobrantes de cocina no se arrojaran al desagüe, se evitarían muchos problemas en el tratamiento para reutilizar las aguas", ejemplifica Bermúdez. Con voluntad, las posibilidades de ahorro son incontables. Las medidas recomendadas atañen a múltiples facetas diarias:

- Lavaderos eficientes. Intente lavar su coche en lavaderos automáticos, pensados para un uso eficiente del agua. Si decide lavarlo a mano, apárquelo encima de la hierba y así aprovecha para regar.

- Menos césped. No es conveniente regar en exceso. Es suficiente cada cinco días en verano, y cada 15 días en invierno. Si riega no deje la manguera desatendida, y utilice un reloj para recordarle cuándo cerrarla. Para el jardín plante especies autóctonas que sobreviven con mucho menos cuidado que el césped, que obliga a un riego constante. Para pequeños jardines es posible instalar sistemas de riego por goteo. Revise los conectores, empalmes y mangueras, ya que pueden esconder pequeñas fugas.

- Sólo duchas. De puertas para adentro, la medida más fundamental es evitar los baños y tomar duchas de cinco minutos diarios, lo que permite ahorrar hasta 400 litros semanales. Instale una ducha con micro-dispersión que combina agua y aire. En la cisterna del inodoro, introduzca botellas de agua y evite tirar de la cadena más de lo necesario. Por encima de todo, no utilice el váter como cenicero. El grifo no debe permanecer abierto durante el afeitado o cepillado de dientes. Cepillarse con el grifo abierto supone desperdiciar 10.000 litros al año.

- Aprovechamiento doméstico. En la cocina, llene un recipiente para lavar la fruta en vez de lavarla bajo el grifo abierto, y utilice el agua posteriormente para regar las plantas.

- Lavavajillas al máximo. Al llenar el lavavajillas y la lavadora hasta la carga máxima, es posible ahorrar hasta 40 litros de agua en cada actividad. Si va a comprar una lavadora, aquella que posee la etiqueta Producto Ecológico le permitirá ahorrar agua y electricidad. A la hora de fregar, llene el fregadero para enjabonar la vajilla sucia; para aclarar, ajuste la presión del grifo que realmente necesite.

- Sin goteos. El simple goteo de un grifo, y cuya reparación a menudo se retrasa, puede suponer el gasto de más de 90 litros semanales. Asegurar el buen cierre de los grifos es esencial.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_