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Reportaje:

Preparados para destrozar

Una nueva jornada de altercados, que se salda con seis detenciones, empaña el fin de fiesta en Gràcia

Un grupo de jóvenes volvió a enfrentarse durante la madrugada del sábado a agentes de la policía cuando intentaban desalojar la plaza de Rius i Taulet del distrito barcelonés de Gràcia. Los altercados, de menor magnitud que los sucedidos en los días anteriores, se saldaron con seis detenidos, dos de ellos menores de edad, que insultaron y arrojaron botellas de cristal a los agentes de policía.

La manifestación vecinal que pedía civismo fue ayer el colofón a unas fiestas empañadas por los actos vandálicos que se han sucedido a lo largo de las últimas cuatro madrugadas. ¿Quién los provocó? No han sido okupas, como apuntaban las primeras informaciones policiales. Estos colectivos se han desvinculado a lo largo de la semana y han condenado los actos de vandalismo contra mobiliario urbano y la decoración de las calles. Los que han protagonizado estos incidentes han sido jóvenes, pero ninguna etiqueta engloba aún a un grupo que, según responsables de seguridad, está movido por la mezcla del alcohol e incivismo, es muy agresivo y encuentra excitante provocar destrozos y enfrentarse a la policía.

De los ocho detenidos de esta semana, la mitad son menores de edad y uno de ellos es austriaco. Los que arremetieron el viernes contra los agentes de policía, por ejemplo, eran chavales de entre 16 y 20 años, casi todos ebrios, que se taparon la cara con camisetas y arrojaron botellas y latas de cerveza para provocar a la Guardia Urbana.

"Son grupos más o menos organizados de entre 40 y 50 jóvenes a los que se les van añadiendo otros espontáneos hasta que alcanzan las 200 personas", explicó tras la segunda jornada de incidentes el concejal y portavoz del Ayuntamiento de Barcelona, Ferran Mascarell. De hecho, uno de los que ayer fueron detenidos por la policía, Enmanuel S. G., ya tenía antecedentes por riñas multitudinarias, según la Guardia Urbana.

La consejera de Interior de la Generalitat, Montserrat Tura, aseguró ayer que se trata de grupos "sin ninguna ideología", muchos de los cuales ingieren cantidades excesivas de alcohol y que se divierten destruyendo el mobiliario, informa Jesús García. En este juego que sufren los vecinos de Gràcia participan también turistas que, según Tura, llegan a Barcelona motivados por una amplia oferta nocturna basada en "el consumo compulsivo de alcohol". Tura, que celebró que los colectivos okupas rechacen estos actos, pidió el apoyo de los ciudadanos por "si la policía, en un momento dado, actúa de forma contundente y realiza detenciones".

El presidente de la Federación Fiesta Mayor de Gràcia, Albert Torres, también ha coincidido en que algunos turistas se añaden a los altercados. "Han llegado muchos extranjeros que no saben beber ni comportarse, y que no acuden a nuestra fiesta mayor, sino sólo a destrozar", se lamentó. Torres anunció ayer que el año que viene la federación se integrará en los consejos de seguridad del distrito para conocer todos los dispositivos y acciones policiales.

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El Ayuntamiento y las asociaciones de vecinos fijaron el horario tope para los actos en la calle, las 2.30, para facilitar el descanso vecinal. Pero a las 4.00 de la madrugada las plazas del Sol, del Diamant y de Rius i Taulet son aún un hervidero de gente y en algunos espacios la fiesta llega a prolongarse hasta el amanecer. "El problema no es sólo el alcohol. Vale que hay chavales que llevan desde las seis en el barrio haciendo botellón y que ahora es imposible echar, pero yo me he emborrachado muchas veces y nunca he arrancado a romper escaparates o a tirar motocicletas", opina un joven que aún estaba de fiesta a las 4.15.

Cuando la policía intenta desalojar las plazas para que entren las brigadas de limpieza, este grupo de extranjeros y autóctonos empieza a agredir a los agentes. Estos jóvenes, que hasta sospechan que todo individuo un poco arreglado es un agente de la policía secreta, improvisan barricadas con los inodoros móviles que ha instalado el Ayuntamiento y con contenedores que acaban quemando. Detrás de este armatoste, arrojan a los agentes botellas de cristal, latas y escombros. Si la policía les impide arrastrar el mobiliario urbano, lanzan la botella y arrancan a correr.

El concejal del distrito de Gràcia, Ricard Martínez, recuerda que estos incidentes no tienen que ver con la fiesta mayor, que calificó de éxito de asistencia. Según los cálculos del Ayuntamiento, más de 2,5 millones de visistantes han acudido a los festejos. "El año que viene los Mossos d'Esquadra ya estarán desplegados. Y se tendrán que destinar los efectivos necesarios para una fiesta que es de interés nacional y que es la más imporante en verano", afirmó. Ayer por la noche los refuerzos policiales seguían controlando las calles del barrio. La medida no agrada a los vecinos, pero la aceptan como mal menor.

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