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Crítica:FESTIVAL DE SAINTES
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Herreweghe al cubo

En Saintes las mañanas son para Bach. Es una tradición del festival. La primera música del día debe mantener ese punto de referencia sobre el que pilota todo lo demás. Normalmente la estructura del programa matinal es: sonata en trío para órgano-motete-cantata. El pasado domingo dirigió Philippe Herreweghe, otra referencia de Saintes, aunque desde el lado interpretativo. Además, ha sido durante dos décadas director artístico de esta manifestación musical. En la cantata BWV 113 fue esplendoroso el dúo de Carolyn Sampson e Ingeborg Danz, militantes distinguidas de la causa bachiana y estupendas cantantes. Se mostró en plena forma, ya desde el motete Komm, Jesu, komm, el coro Collegium Vocale de Gante, creado por el propio Herreweghe hace ya 35 años. El público abarrota y agradece estas sesiones tempraneras.

Philippe Herreweghe

Obras de Bach, con Carolyn Sampson, Ingeborg Danz, Sebastián Noack, Hans Jörg Mammel y Collegium Vocale Gent; obras de Chaikovski, con Peter Wispelwey y Jeune Orchestre Atlantique. Abadía de Las Damas. Festival de Saintes, 16 y 17 de julio.

Herreweghe, en cualquier caso, no para y su actividad se multiplica con la Orquesta de los Campos Elíseos -dos programas dedicados en esta edición a Schumann y uno a Mahler- y con la Joven Orquesta Atlántica. Con esta última ha dirigido el sábado un fogoso programa dedicado a Chaikovski, al que ha invitado también, como solista para las Variaciones rococó del compositor ruso, al violonchelista Peter Wiespelwey. Gran intervención del holandés, y no digamos la propina bachiana. En la Cuarta sinfonía los jóvenes instrumentistas se emplearon a tope y, como consecuencia de ello, resultó una lectura entusiasta, vitalista, apasionada y llena de fuerza. Bisaron al final, como respuesta a las ovaciones, el primer movimiento completo y no resultó lo mismo, pues el cansancio de los instrumentistas se dejaba notar. Pero, en fin, el director belga estaba incansable y no repitió la sinfonía entera de pura casualidad.

Del resto de los conciertos de los primeros cuatro días del festival, destaca la soberbia actuación al pianoforte de Jean Claude Pennetier en obras de Mozart y Chopin. Especialmente, en la selección de nocturnos, mazurcas, estudios y un rondó del segundo alcanzó unas cotas de intensidad poética deslumbrantes, tanto por la administración del sonido como por la sutileza del fraseo.

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