Lo que nunca muere
Termina el Festival de la UPM: pasó la tormenta -pasaron James Carter y Llibert Fortuny-, llegó la calma; lo escolástico, el hard bop, o sea, el jazz litúrgico que, para muchos, es el jazz a secas. Un subgénero poblado de fantasmas, los de aquellos que aparecen en los libros como figuras referenciales y modelos inexcusables. Tom Harrell se ganó su fama junto a uno de aquéllos, el saxofonista Phil Woods, aunque lleva tiempo yendo por libre. Es artista de tacto y de gusto, lo que se demuestra en el tipo de músicos que escoge para secundarle, estos cuatro "finos estilistas" que le acompañan en su gira europea, y en su forma de entender la interpretación, lírica y contenida.
Da la impresión de no hallarse en las mejores condiciones. En Madrid tocó permanentemente, o casi, en un registro mediobajo y de una forma no muy precisa. A su vera tuvo a cuatro excelentísimos músicos, uno de ellos, incluso, moderadamente original (Jimmy Greene). Todas las piezas que interpretó el quinteto fueron del líder y, todas, de belleza incuestionable.
Tom Harrell Quintet
Tom Harrell, trompeta, fliscorno; Jimmy Greene, saxo tenor; Danny Grissett, piano; Ugonna Okegwo, contrabajo; Neal Smith, batería. Madrid, 24 de abril.