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Reportaje:

Unidos por el sufrimiento

Familiares de víctimas del 11 de septiembre y el 11 de marzo se reúnen en Madrid para evocar la tragedia

"El dolor es el mismo". Esta frase de Teodoro García, padre de Carlos Alberto, que murió en el atentado del pasado 11 de marzo, resume perfectamente el encuentro vivido ayer entre familiares de víctimas del mayor atentado de España y del mayor de Estados Unidos.

David Potorti, Karen Shea y Adele Walty, miembros de una de las asociaciones de víctimas surgida tras el 11 de septiembre, Peaceful Tomorrows, participaron ayer en la concentración que, de 7 a 8 de la tarde, hicieron en la Puerta del Sol familiares de fallecidos y heridos en el atentado del 11-M.

Los componentes de Peaceful Tomorrows quisieron acompañarles para demostrarles "su apoyo" en la petición de transparencia a las autoridades, como vienen reclamando cada martes los miembros de la agrupación 11-M Afectados de Terrorismo. La de ayer fue una concentración más ajetreada que de costumbre, debido a la cercanía del primer aniversario de la grave masacre de Madrid. Las cámaras rodeaban a las víctimas, que portaban velas y camisetas con el nombre de sus familiares fallecidos y la palabra transparencia.

A continuación, tuvo lugar una charla entre los miembros de Peaceful Tomorrows y tres padres de dos jóvenes asesinados en el atentado del 11 de marzo."Estoy orgullosa de estar aquí porque veo que el sufrimiento es el mismo", comenzó diciendo Karen, que perdió dos tíos en las Torres Gemelas, en un español con acento mexicano. "Efectivamente", contestó Teodoro García, "compartimos el mismo dolor". Teodoro sufrió la muerte de su hijo Carlos Alberto, de 24 años, en el atentado del 11 de marzo.

"Formarmos parte de una gran familia que cada día crece más", añadió Jesús Abril, padre de Oscar, de 21 años, que también fue asesinado en la matanza. Todos asintieron con la cabeza. "Veo el dolor en sus caras y puedo sentirlo muy dentro. Los entiendo perfectamente, aunque no hablemos el mismo idioma", señalaba, en inglés, Adele, mientras miraba a Maribel Alegre, esposa de Jesús Abril. Ambas han perdido un hijo en circunstancias terribles.

Los tres miembros de la asociación del 11-M coincidieron en afirmar que uno de las aspectos en los que más les han ayudado desde Peaceful Tomorrows es "a buscar la esperanza". El primer encuentro entre ambas asociaciones se produjo con Alissa Torres, una colombiana que perdió a su marido en el atentado de Nueva York y visitó Madrid hace seis meses. "Ella nos iba explicando una serie de cosas que se han cumplido, como que seríamos protagonistas en los medios de comunicación y que nuestra voz haría temblar a los políticos, y así ha sido", explicó Jesús. "También nos dijo que había esperanza y seguimos confiando en encontrarla", añadió. Teodoro subrayó que todavíales cuesta mucho olvidar. "Cada día son 11 de marzo para nosotros".

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"A mí me pasaba igual el primer año", le contestó David Potorni, que perdió a su hermano en las Torres Gemelas. "Estamos aprendiendo a vivir con esta tragedia. Somos como niños que nos caemos cada día, pero vuestras palabras suponen una especie de alfombra que amortigua el golpe. Con vuestros consejos espero que podamos levantarnos y echar pronto a correr", continuó Teodoro, que intercambió una mirada cómplice con David.

"No son simplemente familias que han sufrido una muerte trágica y se comprenden", puntualizó Juan Gutierrez, miembro de la asociación Diálogo por la Paz y que organizó el encuentro. "Son personas que han transformado su dolor en gestos de paz", subrayó.

Peaceful Tomorrows está dedicada a luchar contra las guerras en las que se ha embarcado EE UU en nombre de los asesinados el 11-S. Ha logrado miles de dólares para ayudar a los damnificados en las guerras de Afganistán e Irak. "Nuestro mensaje también está lleno de amor y de paz", apuntó Teodoro.

Para los estadounidenses, encontrarse estos días con los afectados por el 11-M significa "revivir nuestras experiencias. Yo también participé en el aniversario de la muerte de mis tíos, el primer año, y fue el peor", explicó Karen.

Todos se abrazaron y algunos empezaron a llorar. Así terminó el encuentro.

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