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Reportaje:

Tres años de cuentas en Iberia

La aerolínea, que no prevé grandes cambios, ha simulado las cifras para 2001, 2002 y 2003

Amaya Iríbar

Iberia trabaja en la adaptación a las normas internacionales de contabilidad (NIC) desde julio de 2002 y ha simulado sus estados financieros bajo esos criterios para ese año, el anterior y el posterior. El último de estos ejercicios teóricos, que la compañía presentó a los analistas e inversores en octubre del año pasado y que han pasado por su comité de auditoría y su consejo de administración, refleja una diferencia de dos millones de euros a favor de las NIC en el resultado neto. La línea aérea ha formado a unos 150 trabajadores para enfrentarse al cambio.

En el caso de la línea aérea los impactos más importantes de la aplicación de las NIC se dan en los siguientes casos.

Hasta ahora Iberia dotaba una provisión con carácter previo para la gran revisión que hace a sus aviones cada cuatro o cinco años. Este criterio, aceptado por la legislación contable española, es incompatible con las nuevas reglas en el caso de los aviones en propiedad, que en 2003 suponían el 31,5% de la flota (47 aeronaves).

La aerolínea ha optado por activar el gasto -contabilizarlo como una inversión-, que se amortizará en varios años, hasta que se produzca la siguiente revisión. Para los aviones alquilados -102 a finales de 2003- se mantiene el procedimiento anterior.

El impacto de este cambio en 2003 sería una disminución de la provisión correspondiente de 39 millones de euros.

Coberturas de riesgos financieros (tipo de cambio y precio del petróleo). Las NIC son más estrictas a la hora de dotar provisiones. Aún así Iberia espera que estos instrumentos financieros sean considerados eficaces para que su valoración no afecte ni a los resultados ni al patrimonio. Por eso no ha incluido su impacto en los estados financieros ficticios elaborados para 2003.

Resultados. La compañía no espera que el impacto sea significativo, salvo en el caso de los créditos fiscales.

Contabilidad duplicada. Uno de los grandes cambios del proceso de adaptación para casi todas las empresas es que las nuevas reglas sólo afectan a las cuentas consolidadas, por lo que los grupos españoles deberán formular estas cuentas de acuerdo a los nuevos criterios, mientras que mantiene los antiguos para las individuales.

Esto produce cierta "esquizofrenia", según fuentes de la compañía, y exige un esfuerzo de información para explicar cada año los ajustes entre los estados individuales -relevantes para el impuesto de sociedades- y los consolidados, dirigidos a los inversores. La situación se prolongará hasta 2007, cuando está previsto que se adapten los planes españoles a los criterios internacionales.

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Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.
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