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Francia aprueba la supresión de la semana laboral de 35 horas

Aumenta el límite de horas extras permitidas y baja su remuneración

La Asamblea Nacional francesa aprobó ayer por 370 votos a favor y 180 en contra cuatro artículos propuestos por la conservadora Unión para un Movimiento Popular (UMP) que suponen, en la práctica, la liquidación de la semana laboral de 35 horas votada el año 2000 por el Gobierno del socialista Lionel Jospin. La aprobación definitiva de la reforma queda en manos del Senado, que debatirá la cuestión el mes próximo.

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Votaron a favor del nuevo articulado los diputados de la Unión para un Movimiento Popular y todos los de la centrista y liberal Unión para la Democracia Francesa (UDF), exceptuados 11 de ellos, que sumaron su voto negativo a socialistas, comunistas y verdes. La aprobación definitiva de los cuatro artículos queda ahora en manos del Senado, que el próximo 1 de marzo debatirá sobre la cuestión.

De ahí a esa fecha, algunos observadores vaticinan que el Gobierno suavizará los cambios introducidos para intentar reconciliarse con los sindicatos, que se han opuesto a esta supresión en la práctica de la jornada de 35 horas semanales.

La discusión de los cuatro artículos comenzó el pasado 1 de febrero y debían haber sido aprobados el pasado miércoles, pero las 1.800 enmiendas presentadas por la izquierda han prolongado el debate. Éste tuvo una respuesta en la calle, con grandes manifestaciones el pasado sábado, que movilizaron entre 450.000 y 500.000 personas en defensa de las 35 horas.

Los cambios introducidos en la legislación, si bien mantienen "las 35 horas como duración legal del tiempo de trabajo semanal", hacen que sólo comience a contarse como hora suplementaria a partir de la 38ª hora.

Las primeras cuatro horas suplementarias sólo se pagarán un 10% más caras que las otras (ahora el aumento era de un 25%), y se permite que se puedan efectuar más de 220 horas extras al año cuando los socialistas habían situado el techo en 120.

Además, a las empresas de menos de 10 trabajadores se les conceden tres años más para seguir abonando todas las horas extraordinarias, con un aumento máximo del 10% sobre el horario normal.

Reproches

Si a los socialistas se les había reprochado que su ley flexibilizaba el cómputo de las horas trabajadas -el cálculo pasó a hacerse anualmente en vez de semanalmente- y ponía a los asalariados a la disposición de las exclusivas necesidades de la empresa, ahora, en nombre de la "libertad de trabajar más para ganar más", esa flexibilización es aún mayor. A partir de ahora se crea una "cuenta de ahorro-tiempo" que permite que esas horas de más se transformen en remuneración suplementaria o en cotización social añadida. Esta medida, a la larga, puede mejorar las pensiones de jubilación, sobre todo para aquellos trabajadores a los que les falten años cotizados para disponer de la pensión completa.

Para Gérard Larcher, ministro delegado de Relaciones Laborales, lo aprobado "crea nuevos derechos para los asalariados, aumenta su poder adquisitivo al tiempo que da a las empresas armas para abordar el desafío del crecimiento".

Para los socialistas, por el contrario, la reforma sólo es "una superchería", pues deja "en las solas manos de los empresarios el hacer trabajar más pagando igual". Además, el facilitar el recurso a las horas extraordinarias es visto como "una medida contraproducente en la lucha contra el paro". El porcentaje de parados en Francia es del 9,9% de la población laboral.

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