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Desalojados 600 alumnos del instituto Lluís Vives después de que Iberdrola cortara la luz por impago

Los 600 alumnos del turno de mañana del Instituto de Educación Secundaria Lluís Vives de Valencia terminaron ayer su jornada escolar a las 10 de la mañana. Poco antes, un operario de la compañía eléctrica Iberdrola accedió al cuarto de mandos del centro y cortó el suministro. Antes de salir, según el jefe de estudios, Juan Antonio Chiquillo, el trabajador comunicó al conserje que el corte respondía a los 4.500 euros que el Lluís Vives adeuda a la eléctrica.

La falta de luz sorprendió a alumnos y profesores en medio de clase. Los ordenadores, el ascensor, los faxes y los teléfonos, que dependen de una centralita, dejaron de funcionar. Ante la imposibilidad de continuar la actividad docente, la junta directiva resolvió suspender las clases y enviar a casa a los alumnos. Una medida respaldada por la AMPA.

"Hemos tenido que poner cartones para tapar agujeros en las ventanas"

El cierre del Lluís Vives, uno de los institutos públicos más céntricos y el más antiguo de Valencia, por no poder afrontar deudas que suman en total 45.000 euros, levantó una tormenta de críticas hacia la Generalitat y la Consejería de Educación. El PSPV calificó el hecho de "vergonzoso y tercermundista", mientras EU lo atribuyó a la "improvisación y dejadez" de la Administración autonómica. Ningún responsable de Educación hizo ayer declaraciones. En una nota oficial, el secretario autonómico de Educación Máximo Caturla, expresó su "perplejidad" ante el proceder de Iberdrola, y atribuyó el suceso a un "error" de la compañía eléctrica y a que el técnico de la compañía "desconocía que el IES [Instituto de Educación Secundaria] Lluís Vives es un centro educativo al que no se puede dejar sin suministro eléctrico".

El Lluís Vives recuperó el fluido eléctrico a mediodía, y las clases de la tarde pudieron desarrollarse con normalidad.

Caturla, que criticó a los socialistas por utilizar un "incidente puntual para desprestigiar" al sistema educativo, aseguró que Iberdrola se ha comprometido a no volver a cortar el suministro.

No es, en todo caso, la primera vez que sucede. Durante el curso 2003-2004, la eléctrica suspendió el servicio por los mismos motivos durante una hora y media, según aseguraron ayer varias fuentes del centro. La dirección solventó el problema abonando la deuda con los fondos para "emergencias" del instituto. El jefe de estudios explicó que ayer, sin embargo, el Lluís Vives no tenía "ni un euro" en el banco.

La situación económica del instituto ha llegado al extremo de que en los últimos cursos, el director, la junta directiva y los padres han tenido que hacer aportaciones económicas personales para pagar los recibos.Un portavoz de Iberdrola negó ayer "tajantemente" que el corte respondiera a ningún tipo de "aviso" por las deudas acumuladas por el instituto o por cualquier otro centro público. Sin reconocer un error, el portavoz explicó que el sistema informático de la compañía, que gestiona el suministro a "cuatro millones de clientes" entre la Comunidad Valenciana y Murcia, recoge únicamente el nombre de IES Lluís Vives, y, por tanto, los técnicos desconocían de qué establecimiento se trataba.

El portavoz añadió que después de "cuatro avisos", "como se hubiera hecho con cualquiera", se procedió al corte, y admitió, en cambio, que de haber sabido que "había 900 niños", "no se hubiera hecho".

Los gobiernos autonómico y municipal contestaron ayer a las críticas efectuadas por el portavoz socialista en el Ayuntamiento, Rafael Rubio, y la diputada autonómica Anna Noguera reduciendo el apagón por impago a un "incidente" y a un hecho "accidental" respectivamente.

Rubio ironizó al declarar que "no sabía que el eje de la prosperidad consistía en que no podíamos pagar la electricidad de un centro". Y el concejal Miguel Domínguez respondió que "Rubio denota una vez más que estaría encantado con que todo fuera mal en Valencia".

A las críticas de Noguera, que declaró que "el Consell no tiene ni dinero para pagar la luz de los colegios de nuestros hijos", el secretario de Educación respondió que "cuando el PSOE gobernaba no tomó las decisiones oportunas", y que el Gobierno del PP "ha tenido que afrontar no sólo la construcción de los centros que ellos no planificaron sino también el incremento de los gastos".

La comunidad educativa del Lluís Vives dio ayer su propia versión de los hechos.

El viernes pasado, el instituto se quedó sin gasoil, y la calefacción dejó de funcionar. La falta de presupuesto llevó al director, nombrado en su día por el PP frente al candidato de la comunidad educativa, a poner "de su bolsillo 870 euros", lo que permitió que el martes se llenara el depósito, según el jefe de estudios, Juan Antonio Chiquillo.

Tampoco era la primera vez. Chiquillo añade que en 2004 la junta directiva pagó, a partes iguales, una deuda con el fontanero, que se negaba a hacer una reparación.

El curso pasado, durante cerca de seis meses, el Vives se quedó sin acceso de banda ancha a Internet por morosidad. Y algunas madres, indignadas, explicaban ayer que debido al frío, sus hijos han seguido numerosas clases "con el anorak puesto".

"El director y yo hemos tenido que poner cartones para tapar agujeros en las ventanas porque el cristalero no quería venir", resumía Chiquillo. Y el presidente de la AMPA, Ricardo Peralta, recuerda los continuos problemas que el instituto ha padecido con los cuartos de baños, utilizados a diario por 800 alumnos, para denunciar "el monumento a la irresponsabilidad" de la Consejería, "incapaz de garantizar los servicios más elementales" de un centro público.

La precariedad presupuestaria y los retrasos en las transferencias a un instituto que, por viejo, requiere un mantenimiento por encima de la media, llevó a la dirección a solicitar una contribución excepcional a los padres.

Los seis euros para actividades extraescolares que se venían cobrando se convirtieron en 29. Como en otros centros. Un dinero que se utiliza para cubrir gastos corrientes.

Una de las aulas del instituto Lluís Vives, vacías ayer por la mañana.
Una de las aulas del instituto Lluís Vives, vacías ayer por la mañana.JOSÉ JORDÁN

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