_
_
_
_
_
Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

El debate nacional andaluz

Soledad Gallego-Díaz

La capacidad del Partido Nacionalista Vasco para provocar expectación ante sus movimientos y decisiones oculta, a veces, los movimientos y decisiones que se adoptan, al mismo tiempo, en otras zonas de España. Esta semana, por ejemplo, los líderes políticos han estado pendientes de la decisión del tripartito vasco sobre si acudir o no mañana lunes al Congreso de los Diputados para defender el llamado plan Ibarretxe, así como de los futuros pasos del PNV (adelantar las elecciones autonómicas, por ejemplo). Pero paralelamente, en otro Parlamento autónomo, el andaluz, se tomaban también decisiones llamativas: mañana todos los grupos parlamentarios intentarán llegar a un acuerdo para expresar su propio rechazo del plan Ibarretxe y reclamar "el papel esencial de Andalucía en el diseño del Estado autonómico".

La idea de provocar debates contra el plan Ibarretxe en los parlamentos autonómicos de otras comunidades fue lanzada en su momento por el PP y acogida con frialdad por el PSOE, poco interesado en extender una batalla con nulo fundamento teórico, dado que los parlamentarios de una comunidad no tienen, obviamente, competencia alguna sobre la reforma de un estatuto que no sea el suyo propio. Para evitar debates más complejos, pero admitir al mismo tiempo el deseo de muchos diputados de dejar clara su posición, la Junta decidió a primeros de mes enviar al parlamento un documento en el que se decía que el plan Ibarretxe implica una ruptura del consenso constitucional. El pasado martes los diputados no llegaron a un acuerdo, por cuestiones más o menos de matiz, pero insistirán mañana, con la idea de llegar finalmente a una proposición no de ley respaldada por el pleno.

La idea de fondo es la insistencia andaluza en que no puede haber reforma alguna del Estado de las autonomías sin el acuerdo de esta comunidad autónoma. Si Andalucía no está de acuerdo, no hay reforma que pueda prosperar porque, aseguran, es la que finalmente "legitima" la solidaridad interna de cualquier nuevo proyecto.

El documento elaborado por la Junta, destinado a ser leído en Andalucía, pero, seguramente, también en Cataluña, afirma que cualquier reforma estatutaria tiene que respetar algunos "criterios imprescindibles", entre ellos: soberanía única del pueblo español, representada en las Cortes y solidaridad entre diferentes territorios. Es muy probable que la proposición no de ley que se apruebe mañana incluya también estos párrafos.

La iniciativa del Parlamento andaluz es discutible, como lo fue antes la del Parlamento de Canarias, pero desde luego responde a una línea característica de los diputados andaluces, que tienen una marcada inclinación a discutir asuntos que no son de índole autonómica, ni de su competencia. Algunos afirman que eso se debe a la falta de iniciativa de la oposición, y otros, por el contrario, creen que se trata de un estado de cosas que conviene sobre todo al PSOE y a Chaves, que lleva casi 15 años al frente del Gobierno andaluz.

En cualquier caso, lo cierto es que el Parlamento de Sevilla atraviesa uno de los momentos más extraños de su historia porque ninguno de los tres jefes de la oposición, Javier Arenas, del PP; Diego Valderas, de IU y Julián Álvarez, del Partido Andalucista, es diputado autonómico, lo que significa que no pueden intervenir en el debate parlamentario ni dar la réplica en la Cámara al presidente de la Junta ni a los portavoces del PSOE.

Estatuto 'vivo'

Los diputados andaluces reconocen que su capacidad de influir en el proceso vasco es mucho menor que en el proceso catalán. "En el caso vasco, es nula", admite un parlamentario socialista, "porque el PNV y los nacionalistas vascos no quieren modificar el estado de las autonomías, sino salirse de él".

Los dirigentes socialistas, andaluces o no, creen que el PNV intentará mantener "vivo" el plan Ibarretxe hasta las elecciones autonómicas vascas y que las adelantará todo lo posible. "No podrá disolver el Parlamento de Vitoria inmediatamente después del rechazo del plan porque antes tienen que aprobar la ley del suelo que Ibarretxe prometió a Madrazo, pero arañará todas las semanas que pueda", aventura un parlamentario del PSOE.

Un adelanto electoral, por modesto que sea, influirá en la "guerra de calendarios" que mantienen estas semanas todos los grupos políticos. Si las elecciones vascas se celebraran a mediados de abril, por ejemplo, afectarían al próximo debate sobre el estado de la nación, un acontecimiento político muy importante para Mariano Rajoy (será su primera confrontación verdadera con Zapatero) y en el que el PSOE confiaba para marcar terreno antes de los comicios de Euskadi.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_