_
_
_
_
Reportaje:

Un ejecutivo privado reflotará el MI6

El espionaje británico afronta reformas tras su fracaso en la guerra de Irak

El MI6, el servicio secreto británico en el exterior, ha recurrido a la empresa privada para evitar que se repita en el futuro un fiasco como el que protagonizó en vísperas de la guerra de Irak. La agencia ha contratado a un alto ejecutivo, cuyo nombre no puede ser revelado, para que se incorpore al consejo de dirección en calidad de director no ejecutivo. Su misión: asegurarse de que los espías al servicio de su majestad trabajan de la manera más eficiente y efectiva posible.

Esta incorporación no deja de ser un símbolo de la fe del Nuevo Laborismo que predica el primer ministro, Tony Blair, en la empresa privada y los mecanismos del mercado, aunque el trabajo de sus espías seguirá estando regido por ese halo de misterio que siempre han tenido los servicios secretos que inspiraron el personaje de James Bond o las novelas de Graham Greene y John Le Carré. El ejecutivo, del que se sabe que ya conoce la casa porque trabajó como asesor a tiempo parcial para el anterior jefe del MI6, Richard Dearlove, se integrará en el consejo de dirección junto a Míster C (por chief, jefe), que en la actualidad es John Scarlett, su segundo, Nigel Inkster, y otros tres miembros de la agencia.

La prensa británica critica que nadie haya dimitido por los fallos en la información sobre Irak

No será el único cambio. La agencia ha creado un nuevo cargo, el de Míster R (por reporting officer, que con el diccionario en la mano lo mismo podría traducirse como relator que como delator, informador o encargado de presentar informes), que tendrá acceso a toda la información manejada por los espías en el exterior, con independencia del departamento a que estén asignados. Míster R informará directamente a Míster C y estará en el escalafón del MI6 inmediatamente después del consejo de dirección. En el futuro, la agencia no enviará información directamente al primer ministro sin pasar antes por Míster R y haber sido evaluada para garantizar su fiabilidad.

La reforma de la agencia del espionaje exterior ha provocado ya importantes críticas en la prensa británica, que la considera poca cosa al lado de los cambios que está viviendo la CIA y resalta que, a diferencia de sus primos americanos, nadie ha pagado los fallos con su dimisión. En una empresa privada, el consejo de administración entero, la cúpula directiva y no pocos cargos intermedios habrían sido descabezados con un fracaso semejante. "Los servicios de inteligencia británicos, y en particular el MI6, parece que no han pagado ningún precio por una información que estuvo lejos de ser perfecta. Nadie ha sido despedido", ironizaba ayer un editorial de The Times.

Los fallos del MI6 en Irak fueron expuestos descarnadamente en su día por lord Butler, quien logró cuadrar el círculo al exponer un rosario de fallos del espionaje y de presiones del Gobierno pero al mismo tiempo exculpar al primer ministro Tony Blair y apoyar el nombramiento como jefe del MI6 de John Scarlett, entonces jefe del Comité Conjunto de Inteligencia y máximo responsable de inteligencia.

En su informe, lord Butler reveló que el MI6 sólo tenía cinco informadores en Irak, que tres de ellos no eran fiables y los únicos dos que eran fiables jamás tuvieron acceso a ninguna información que pudiera confirmar la existencia de armas de destrucción masiva en Irak, el principal argumento para participar en la invasión del país. El informe descalificó específicamente la fuente en la que el MI6 se había basado para asegurar que Sadam Husein podía lanzar en 45 minutos un ataque con armas de destrucción masiva. La polémica desatada por ese dato falso acabó provocando cuatro víctimas, pero ninguna en el Gobierno o en el MI6: David Kelly, el científico que reveló a la BBC sus dudas sobre la veracidad de ese dato, acabó suicidándose; el periodista que realizó la información, Andrew Gilligan, el presidente de la BBC, Gavyn Davies, el director general, Greg Dyke, dimitieron tras una agria polémica entre la cadena pública y el Gobierno.

La oficina del servicio secreto británico en el exterior, el MI6, en Vauxhall Cross, en el centro de Londres.
La oficina del servicio secreto británico en el exterior, el MI6, en Vauxhall Cross, en el centro de Londres.EPA

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_