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Crítica:COMER
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El genio de la alta cocina manchega

EL BOHÍO, las creaciones de Pepe Rodríguez Rey en Illescas, a 25 minutos de Madrid

José Carlos Capel

Teniendo en cuenta que la distancia entre el centro de Madrid y el pueblo de Illescas (Toledo) se recorre en 25 minutos, se puede afirmar que El Bohío constituye uno de los mejores restaurantes de cocina creativa que posee la capital en estos momentos. Su artífice, Pepe Rodríguez Rey, es todo un ejemplo de profesionalidad y coherencia. Hasta tal punto, que su trayectoria profesional debe enmarcarse entre las más serias que han surgido en la cocina española en los últimos años.

Discípulo entusiasta de Martín Berasategui, receptor de modas e impulsor de nuevas propuestas, desde hace una década sus platos han venido escalando posiciones a la vez que asumían una lógica complejidad técnica. Tres cosas definen las recetas de este profesional tan intuitivo: calidad de las materias primas, claridad de conceptos y una intencionada vinculación con sus raíces manchegas.

EL BOHÍO

Avenida de Castilla-La Mancha, 81. Illescas (Toledo). Teléfono 925 51 11 26. Cierra domingos noche y lunes noche. Entre 60 y 90 euros. Menú del día, 45. Menú degustación, 70. Huevo de corral con polvo de ajo y pimentón, 15,50. Oreja de cerdo glaseada con puré de manzana, 23,50. Dorada con jugo montado de pimientos rojos, 23,50. Tarta de manzana caliente con sorbete de frutos rojos, 9 euros.

Pan ... 8

Café ... 8

Bodega ... 9

Ambiente ... 4

Servicio ... 7

Aseos ... 5,5

Tras un rápido vistazo a la carta surge la eterna pregunta: ¿se puede elaborar alta cocina sin perder el contacto con los sabores de la tierra? Por supuesto. En su largo menú invernal intervienen ingredientes tan tradicionales como la cebolla, el pimentón, las sardinas, el tocino y los ajos de las Pedroñeras (Cuenca). Para llevar a cabo esta particular defensa del gusto local, Rodríguez echa mano de la imaginación y de la técnica a partes iguales. Resulta magnífico el pisto manchego con helado de cebolla; excepcional su versión de las migas con sardinas y chocolate, que presentan la textura del pan rallado; genial el huevo de corral con polvo helado de pimentón y caldo de sopa de ajo, y reconfortantes las lentejas guisadas con sepia.

Desde tiempo atrás, este cocinero ha demostrado una gran devoción por los productos del mar y las especialidades cinegéticas. Son deliciosos los fideos guisados con chopitos, plato sencillo; muy fino el guacamole de vieiras con centolla, y bastante delicado el bacalao con panes tostados y naranja al aceite de trufa. Se la juega, pero sale airoso en los carabineros con melón especiado; en cambio, desilusiona con la lubina y puré de judiones, que pasa sin pena ni gloria.

Entre las sugerencias cárnicas merecen la pena el lomo de ciervo asado, la oreja de cerdo glaseada y el rabo guisado con vino manchego. Por si no fuera suficiente, el surtido de panes es bueno, y sus cafés tienen calidad y se elaboran de forma correcta.

El <i>chef</i> Pepe Rodríguez Rey y el equipo de sala de El Bohío, en Illescas (Toledo).
El chef Pepe Rodríguez Rey y el equipo de sala de El Bohío, en Illescas (Toledo).SANTI BURGOS

SABORES DE VANGUARDIA EN UN MESÓN CASTELLANO

CON EL PASO del tiempo se han agudizado las diferencias entre la calidad gastronómica de este restaurante y la mediocridad estética de su salón-comedor, el mobiliario y los aseos. A medida que la cocina de Rodríguez Rey ha escalado posiciones, las diferencias se han acrecentado: el escenario no guarda relación con el vanguardismo de su cocina. Primero, la fachada exterior, que recuerda el viejo mesón castellano de la familia. Luego, los demás elementos decorativos, desfasados en el tiempo. Tampoco el servicio, voluntarioso pero muy poco comprometido, da la talla como debiera.A la hora de elegir el menú conviene tener en cuenta que existen tres opciones para el centro de mesa: la tarrina de foie-gras con puré de manzana, el jamón ibérico cortado a cuchillo y los callos, versión suculenta de esta receta clásica. En caso de que no se desee comer a la carta existen dos menús alternativos. Por un coste de 45 euros (IVA aparte), el menú del día ofrece tres platos y postre. Por su parte, el menú degustación (70 euros) incluye una apabullante sucesión de aperitivos, medias raciones y postres.Tampoco en el capítulo dulce hay bajones apreciables. Los golosos deben solicitar el chocolate con leche, interpretación arrebatadora.Y, por supuesto, la tarta de manzana caliente o el azafrán con frutas y rosas. Otro de los puntos fuertes de la casa es la bodega, que organiza su hermano Diego; ha sido premiada en ocasiones con todo merecimiento y contiene vinos de cualquier lugar del mundo.

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Sobre la firma

José Carlos Capel
Economista. Crítico de EL PAÍS desde hace 34 años. Miembro de la Real Academia de Gastronomía y de varias cofradías gastronómicas españolas y europeas, incluida la de Gastrónomos Pobres. Fundador en 2003 del congreso de alta cocina Madrid Fusión. Tiene publicados 45 libros de literatura gastronómica. Cocina por afición, sobre todo los desayunos.

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