Zapatero reformará Protección Civil tras las protestas por el caos de la ola de frío

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, reconoció ayer los errores de la Administración para hacer frente a la nevada que bloqueó las carreteras castellanoleonesas el pasado fin de semana. La gestión de la crisis "no fue suficiente", declaró. Tras una larga reunión con dos ministros y tres directores generales responsables de la seguridad vial y la reacción frente a emergencias, anunció la reforma de la Protección Civil para asegurar una respuesta "inmediata y rápida" en estas situaciones. Zapatero ratificó "el derecho a quejarse" de los ciudadanos".

Todos los responsables del Gobierno que tienen que rendir cuentas sobre lo que ocurre en las carreteras españolas se reunieron ayer con el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, para analizar lo ocurrido durante las nevadas que atraparon a miles de conductores en la provincia de Burgos el pasado fin de semana. A esta suerte de zafarrancho de combate del presidente respondieron los directores generales de Carreteras, Francisco Javier Criado; Tráfico, Pere Navarro, y Protección Civil y Emergencias, Celia Abenza.

Tras la reunión, celebrada en la sede de este último organismo, y acompañado de los ministros de Fomento, Magdalena Álvarez, y del Interior, José Antonio Alonso, Zapatero anunció que "con carácter inmediato" se van a tomar distintas medidas para "reforzar" los dispositivos ante este tipo de emergencias.

La primera decisión, la reforma de la información, estructura y coordinación dentro de la Dirección General de Protección Civil, resulta especialmente significativa porque desmiente las declaraciones de Abenza que el pasado lunes cargó las tintas sobre los conductores atrapados en las carreteras. La directora general regañó al 70% de los automovilistas bloqueados "que no llevaban cadenas" y habían salido a las vías pese a "la adecuada información sobre las condiciones meteorológicas", al tiempo que aseguraba que "la coordinación ante las nevadas funcionó perfectamente".

Zapatero reconoció que la alarma que avisó del temporal que se avecinaba fue clara, pero realizó un ejercicio de autocrítica de la labor de la Administración durante la emergencia en el mismo sentido que Álvarez hizo la víspera en dos ocasiones. "A diferencia de otras veces, no hubo ciudadanos que tuvieran que pasar la noche en la carretera" -comenzó el presidente recordando la nevada que el pasado febrero, aún con el PP en el Gobierno, dejó bloqueados en sus vehículos a 17.000 conductores-, pero "esto no es suficiente para el Gobierno", reconoció. Por eso, la reforma alcanzará, también "con carácter inmediato y bajo la dirección del Ministerio del Interior", a la actuación de cada Delegación y Subdelegación del Gobierno en caso de emergencias. Será una nueva planificación "más amplia" que afectará fundamentalmente a la Guardia Civil, de cuya ausencia o insuficiencia de agentes se quejaron muchas personas que se vieron atrapadas durante horas en las carreteras burgalesas.

La llamada a capítulo de todos los responsables del Gobierno implicados en la seguridad vial terminó con la ratificación pública de uno de los adjetivos con los que Zapatero quiere que se identifique su gestión, el contacto con los ciudadanos. El presidente, que no aceptó preguntas durante la conferencia de prensa, se esforzó en reconocer "el derecho a quejarse" de los ciudadanos; "he tomado nota ", aseguró.

Los cambios que se introducirán, de los que no ofreció detalles, tendrán el objetivo de que "los ciudadanos se sientan más apoyados y asistidos en su libre circulación". Para ello, la Administración deberá reaccionar "con más inmediatez y más rapidez" ante fenómenos meteorológicos como el ocurrido y la emergencia que le siguió.

Zapatero agradeció el trabajo de los guardias civiles, conductores de máquinas quitanieve, y todas las personas que lograron "que todos [los atrapados en la nieve] estuvieran de una u otra manera en un sitio donde poder pasar la noche".