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Reportaje:

Enamorados de las 'mates'

Tres programadores de la UPC competirán en el torneo informático más importante del mundo

¿Mates?, sí, gracias. A pesar del bajo nivel que tienen los jóvenes españoles, hay lugar para la esperanza. Cada vez más universitarios de talento se apuntan a torneos en los que deben resolver difíciles problemas mediante la informática.

Miquel Moretó, Xavier Martínez y Víctor González, estudiantes de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), han ganado hace unos días en París el pase a la final del concurso de programación más importante del mundo, el organizado por la Association for Computing Machinery e IBM, que se celebrará en Shanghai el próximo abril. Se trata de un torneo de cinco horas en el que hay que resolver sin ayuda externa nueve complejos problemas, algunos de la vida cotidiana: inventar crucigramas, jugar automáticamente a las cartas, programar aterrizajes seguros, eliminar el crimen de las calles con un sistema de patrullas perfecto, etcétera.

Los estudiantes y sus entrenadores, los profesores de la UPC Jordi Petit y Salvador Roura, llevan el pelo teñido. "Es el precio de la calificación para la final", ríe Roura. Lo lograron en París enviando el quinto problema en el último segundo. "Era un tema de moda: las redes sin hilos ad hoc, que funcionan sin estaciones base", explica el estudiante Xavier Martínez, de 22 años. En los torneos hay que volar para codificar e introducir los programas. Cuando la solución (el programa enviado al ordenador de los jueces) no funciona, les avisan. Deben encontrar el fallo y repetir la transmisión.

En esta batalla de cerebros la lógica, la estrategia y la resistencia son fundamentales. Y el conocimiento matemático. En la edición anterior del torneo mundial otro equipo de la UPC logró el 15º puesto.

Martínez comenzó pronto en la informática: con ocho años aprendió a programar un MSX y un Spectrum leyendo los manuales. Ya mayor se inclinó por las telecomunicaciones, pero tres años después se dio cuenta de que le iban las matemáticas y también se matriculó en esta carrera. Algo despistado ("el año pasado me olvidé de enviar el correo electrónico para participar", explica), estuvo a punto de ser eliminado en la fase local de Barcelona, en la que participaron 200 alumnos.

El mayor del grupo es Miquel Moretó, de 23 años. Es uno de los 27 estudiantes del Centro de Formación Interdisciplinaria Superior (CFIS) de la Politécnica, dirigido a alumnos de elevada capacidad y motivación por los estudios científico-técnicos. El premio: poder hacer dos carreras en seis años; telecos y mates, en el caso de Moretó. Aficionado al baloncesto, estudia alemán para el doctorado. Su experiencia en torneos no es nueva: participó en una olimpiada informática y lleva tres ediciones intentándolo en el concurso mundial. Moretó quiere mejorar la eficiencia de las comunicaciones entre los diferentes módulos de un supercomputador. Es su proyecto final de carrera. De padres universitarios, espera seguir la tradición, "pero como es difícil", dice, "dejo una puerta abierta al mundo empresarial".

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El menor del equipo es Víctor González, un burgalés de 19 años. Cursa segundo de matemáticas y asignaturas variadas en Ingeniería de Caminos y el Instituto de Robótica Industrial "para comprobar las aplicaciones de las matemáticas". González, que habla el catalán, toca la trompeta en la banda municipal de Briviesca, su pueblo. Su profesor de secundaria le apuntó a la Olimpiada Española de Física y les cogió "gusto a los concursos". Acaba de aprender programación y no tiene aún claro qué hará en el futuro. No descarta seguir investigando en matemáticas.

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