El monumento al 11-M podrá visitarse bajo tierra desde la estación de Atocha

El monumento a las víctimas del 11-M -una "cápsula amorfa de cristal", según sus creadores- aún no tiene ubicación precisa ni características fijas. El proyecto, presentado ayer por el Ayuntamiento, prevé que la cúpula penetre bajo tierra en la estación de Atocha, creando un "espacio íntimo" visitable por dentro. Pero los técnicos estudian ahora si construir eso afectaría al servicio de cercanías y metro. El monumento costará como mínimo 480.000 euros, pagados a medias por Ayuntamiento y Ministerio de Fomento.

El proyecto ganador del concurso de ideas, firmado por el estudio de arquitectos madrileños FAM, fue hecho público el lunes por el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, y la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez. Ruiz-Gallardón anunció que la propuesta inicial de los arquitectos tendría que ser modificada: por una parte, el cristal de la cúpula no tendrá tallados los nombres de las 191 víctimas mortales de los atentados, sino los mensajes de paz y solidaridad que dejaron escritos los ciudadanos en los días posteriores al 11-M.

La escultura vítrea no podría, como pretendían los arquitectos, penetrar con su base en la estación de Atocha, porque eso, según sugirió el alcalde, entorpecería al servicio de trenes. "Las obras no afectarán a la estructura de transporte de cercanías y metro", aseguró entonces Ruiz-Gallardón.

Pero ayer la concejal de Urbanismo, Pilar Martínez, recibió a los ganadores y retomó su idea original. "Crear dentro de la estación de Atocha un espacio íntimo, de reflexión, donde los mandatarios extranjeros de visita en Madrid puedan dejar unas flores y el ciudadano de a pie entrar a rezar o a pensar es de lo más bonito que tiene el proyecto", dijo Martínez.

"Vamos a estudiar las posibilidades técnicas. Creemos que la ubicación prevista para el monumento [la isleta en la confluencia de la calle de la Reina Cristina, la avenida de la Ciudad de Barcelona y la calle de Alfonso XII] es buena, porque cae justo sobre unas salas de Renfe que están inutilizadas, y que podrían ser habilitadas para convertirse en ese espacio de reflexión. Si no, a lo mejor habría que mover el monumento, desplazarlo un poco en la misma zona para poder crear esa zona interior. Pero hacerse, se hará", insistió la concejal.

Cuatro de los cinco jóvenes arquitectos del colectivo FAM -Esaú Acosta, Raquel Buj, Pedro Colón de Carvajal, Mauro Gil-Fournier y Miguel Jaenicke, todos de 26 años- explicaron tras la reunión con Martínez los detalles de su proyecto, aunque matizaron que la mayoría de ellos está por definir: las características concretas de la cúpula no se conocerán hasta fin de año, plazo que les ha dado el Ayuntamiento para elaborar el proyecto técnico definitivo.

La "cápsula amorfa de cristal transparente", como la describió Acosta, medirá unos ocho metros de diámetro por 12 de alto y estará hecha de "pasta vítrea". En sus paredes, por dentro, tendrá talladas algunas de las palabras de repulsa de los atentados y solidaridad con las víctimas expresadas por los ciudadanos tras el 11-M. El proyecto va acompañado por un "estudio solar": los arquitectos pretenden configurar la cúpula de forma que el sol ilumine las palabras talladas según el momento del día o la época del año. Esas palabras se podrán ver también desde dentro si finalmente se construye el espacio visitable en los andenes de la estación. "La linterna de la superficie será un espacio etéreo, una especie de hoja que contenga las palabras, y éstas quedarán como flotando, por efecto del cristal transparente. Debajo, en la parte subterránea, estará el espacio íntimo, de reflexión", señaló Mauro Gil-Fournier. De noche, la cápsula estará iluminada con un sistema de focos para producir una luz "no deslumbrante, sino como la de una vela que titila".