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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El instituto se cae

Soy padre de un alumno que hace cuatro cursos ingresó en el IES Las Encinas de Valencina. Ya entonces su director nos explicó a los padres que disculparan las deficientes instalaciones del edificio, pero que la Junta de Andalucía iba a construir, para el año próximo, el nuevo IES en un solar que ya le tenía cedido el Ayuntamiento. Hoy, cuatro años después, el mismo equipo directivo, por cuarta vez, nos vuelve a decir lo mismo. Pero, en esta ocasión, con un SOS incluido, ya que, como pudimos ver todos los padres, en el aula donde nos reunieron -por lo visto así están todas menos las caracolas- existen unas grietas muy ostensibles y amenazantes. El edificio se cae. Nos explican que la situación es lamentable, porque el edificio -que se construyó en los años cuarenta- era un colegio de primaria, que hubo que agregarle hace siete años aulas provisionales de caracolas, convirtiendo el lugar en una concentración de alumnos, que apenas si se pueden mover. Nos explica el equipo directivo que con estas instalaciones materialmente no pueden cumplir el proyecto curricular que las autoridades académicas les ordena, ya que carece de dependencias adecuadas y equipadas para ello. También no dicen que siguen luchando para que la Junta cumpla su vieja promesa. Sólo como muestra, decir que mi hijo, en tecnología, no pudo realizar trabajo alguno de taller. El reducido local destinado para ello, a su grupo le tocaba utilizarlo en mayo-junio. Como hizo tanta calor y el local recibe toda la solanera, al no tener refrigeración la temperatura en su interior desaconsejó que los alumnos permanecieran en esta estancia. Eso sí, la actividad se dio por realizada. Una vergüenza. Y, mientras, el Sr. Chaves nos sigue hablando de segunda modernidad. A IES de Valencina no ha llegado ni la primera. Por favor, tenemos derecho, al menos, a que nuestros hijos reciban la enseñanza que proyectan sobre el papel, pero que, en la práctica no se puede dar porque no ponen a disposición del profesorado unas instalaciones mínimas necesarias.

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