Veleros tierra adentro
Los astilleros jienenses están entre los más competitivos de Europa
En plena crisis de los astilleros públicos españoles, no deja de ser paradójico que una pequeña industria ubicada en Lopera (Jaén), en medio de un auténtico mar de olivos, cumpla diez años de vida en plena expansión comercial, lo que le ha llevado a convertirse en uno de los astilleros más competitivos de Europa en el segmento de barcos de vela, tanto familiares como deportivos. Astraea es líder nacional en la fabricación de yates deportivos, destina la mitad de su producción a la exportación en países europeos como Alemania, Francia o Portugal y, a partir del próximo mes de diciembre, va a ampliar su mercado a Estados Unidos, donde van a fabricar 50 unidades al año con el apoyo de una empresa de Monterrey (México).
Astilleros Astraea fabrica en la actualidad cinco modelos diferentes de yates de vela. En sus instalaciones de Lopera trabajan cinco personas en la fabricación en serie de las embarcaciones, aunque generan otra decena de empleos indirectos a través de las empresas proveedoras del poliéster, carpintería y acero inoxidable. Su producción actual es de unos 50 barcos de vela al año -que podría duplicarse cuando empiecen a exportar a Estados Unidos- y su facturación se aproxima a los dos millones de euros. La compañía adquirió el año pasado una nueva nave industrial de 3.000 metros cuadrados que le permitirá controlar una mayor parte del proceso productivo.
A 200 kilómetros del mar
Pero, ¿cómo se explica el milagro de los barcos en una tierra de interior, a más de 200 kilómetros del mar? Su director y fundador, Juan Sánchez Galera, un apasionado de la náutica y la navegación, lo justifica en la ubicación estratégica de la empresa -en plena autovía de Andalucía- y, sobre todo, en la favorable climatología de esta zona de la Campiña jiennense. La fabricación de los barcos se lleva a cabo a través de un proceso químico con poliéster y espuma de poliuretano expandido para el que es necesario unas óptimas condiciones ambientales. De este modo, los astilleros Astraea laminan los cascos en total ausencia de humedad, lo que explica en gran medida que resulte muy difícil cualquier resquicio de ósmosis en los veleros.
Astraea es una sociedad limitada que se creó en 1994 y que está participada por el fundador de la misma, Juan Sánchez, y, con un 40%, por Inverjaén, una sociedad de capital-riesgo destinada a la creación de tejido empresarial e industrial en la provincia de Jaén. En Inverjaén están implicadas la Diputación Provincial, el Instituto de Fomento de Andalucía (IFA), cuatro cajas de ahorro andaluzas, la Cámara de Comercio, la Confederación de Empresarios y varios ayuntamientos. Este modelo de empresa constituye caso de estudio en másters profesionales de Escuelas de Negocio (IESE de Madrid, IPADE de México y otros centros de España y EE UU).
"Empezamos haciendo veleros pequeñitos para el mercado más cercano y hoy fabricamos barcos de entre seis y 10 metros de eslora a varios países del mundo", destaca Juan Sánchez. Uno de sus mercados más predilectos es Alemania, donde tienen incluso distribuidores para comercializar sus veleros en la zona de los lagos.
Compras en Bretaña
Su primer proyecto fue el Albatros, un sencillo y a la vez práctico crucero de seis metros de eslora, 250 kilogramos de peso lastre, dos metros de manga y 0,80 metros de calado. Un momento decisivo para la empresa se produjo a finales de 1999, cuando Astraea adquirió un astillero de Bretaña y se hizo con la fabricación del Helium francés. Después llegaron los modelos de eslora superior, como el 330 Sprinter y los éxitos obtenidos en los salones náuticos de París, Madrid y Barcelona. "El esfuerzo por la técnica en el diseño, la navegación, la fuerza del barco en el agua, han sido motores para la evolución de Astraea", asegura Juan Sánchez.
Juan Sánchez señala que uno de los pilares de Astilleros Astraea lo constituye el uso de tecnología propia, desde el molde hasta la ingeniería del buque. De hecho, los modelos insumergibles gozan de certificación homologada por Germanisher Lloyds, la entidad especialista en materia náutica. Sólo la empresa de Lopera y los astilleros belgas Etap gozan de esta homologación.
Después de fabricar modelos familiares y sencillos, Astraea diseñó un monotipo de regatas ágil y preciso, el Astraea Brenta 24, un velero de competición de 7,5 metros de eslora que ganó la Copa del Rey en 1997.
"El problema de Izar es de gestión"
"Barcos se hacen cada vez más. El problema de los astilleros públicos españoles, del grupo Izar, no es de mercado, sino de gestión". El empresario Juan Sánchez se muestra así de contundente a la hora de valorar la crisis del sector naval español. A su juicio, ni siquiera la feroz competencia de los astilleros de Corea, con precios muy por debajo, vale como argumento para justificar el estancamiento del sector. "El problema de fondo es saber determinar hacia dónde se quiere ir, diferenciando muy bien los mercados civil y el militar", sostiene el artífice de una fábrica cuyos barcos llevan dos años consecutivos ganando premios en Alemania.
Así, un barco de Astraea logró la victoria del Campeonato Nacional 2002 celebrado en Travemünde (mar Báltico) y otro consiguió el primer puesto en el ránking de la Asociación Alemana de Regatas.
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