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A Xavi nunca le quema la pelota

El barcelonista, en un gran momento, regresa al equipo nacional con la esperanza de jugar

Jordi Quixano

Puestos a elegir entre Valerón y Xavi -"la selección debe tener siete u ocho futbolistas fijos y los demás deberán ganarse el puesto en función de su estado de forma", anunció-, Luis Aragonés no dudó ayer un instante en favor del centrocampista del Barcelona, ninguneado en los tres partidos que hasta el momento lleva disputados el equipo nacional con Zapatones en el banquillo.

Acostumbrado a ser un jugador complementario, tan regular entre los convocados -19 veces desde que José Antonio Camacho le citó por vez primera, el 15 de diciembre de 2000, frente a Holanda- como ausente en las alineaciones -no jugó un solo minuto en la Eurocopa de Portugal-, la incógnita está ahora en saber si Xavi será titular o, al menos, tendrá un papel relevante en los compromisos frente a Bélgica y Lituania. A sus 24 años, el punto de juego que ha alcanzado el azulgrana es tan dulce que incluso Johan Cruyff salió a aplaudirle públicamente: "Está jugando muy bien porque ahora, tal y como está montado el Barça, puede desarrollar exclusivamente sus calidades y no tiene que atender como antes tareas que corresponden a los demás".

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Xavi se ha desentendido de las funciones del medio centro y se ha arrimado al área contraria en una posición en la que ya le acomodó Iñaki Sáez cuando fue campeón del mundo con la selección sub 21. "No sé que me pedirá el seleccionador", dijo ayer el jugador; "yo, por mi parte, no estoy para hacer ninguna demanda, sino para lo que me manden". Y Luis recogió el guante de Xavi: "Atraviesa un gran momento y necesitamos a un jugador que domine el balón, que aguante la pelota".

Al centrocampista nunca le quemó el balón. Y está tan fresco y vitalista y resulta tan indispensable que es el único que ha disputado todos los partidos del Barça juntamente con el portero Víctor Valdés. Actúa muy a gusto en el Camp Nou porque siempre tiene a tres jugadores por delante del balón -dos preferentemente volcados a las bandas- y combina y se alterna la posición con Ronaldinho y Deco a partir de un 4-3-3, es decir, que se juntan tres delanteros y tres centrocampistas.

Encajar en la selección se antoja un asunto más delicado. Tanto por su dibujo como por las característas de los jugadores de España, que acostumbra a desplegarse a partir de dos medios -Albelda, Baraja o, en su defecto Xabi Alonso y a veces Valerón- y a contar con un solo delantero y un media punta.

A Xavi le encanta hablar de fútbol, analizar sus propios fallos, estudiar a los rivales y, en especial, tener el balón en sus pies. "Estoy muy contento por la nueva llamada", insistió, "y espero hacerlo igual de bien que con el Barça para que Luis siga contando conmigo".

A la selección no le ha ido mal con Xavi en el campo: ha ganado once partidos, empatado seis y perdido dos: contra Holanda, el de su debut, y contra Corea del Sur, en la Copa del Mundo de 2002, cuando España cayó por penaltis.

Apurada como vuelve a estar la selección, Luis recurre a Xavi porque pocos futbolistas saben resistir la presión y la pelota como el azulgrana. "Xavi sabe que jamás tiene que preocuparse en el Barça", explica Frank Rijkaard, su entrenador; "es un jugador magnífico y necesario para el equipo". Ahora aspira a serlo también de una vez por todas para la selección.

Xavi.
Xavi.CARLES RIBAS

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