Del Moral pasa el testigo del puerto de Valencia a una persona de la confianza de Rita Barberá
Rafael Aznar toma las riendas de la Autoridad Portuaria a 3 años de la Copa del América
"Ésta es la mejor situación para irme", dijo ayer Rafael del Moral tras renunciar a la presidencia de la Autoridad Portuaria de Valencia (APV). El dirigente alegó "motivos personales", pero la polémica que ha sostenido con el Gobierno central y la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, a cuenta de la Copa del América y la ampliación del puerto le han colocado en una situación incómoda. Hacía meses que planeaba su relevo y el vicepresidente, Rafael Aznar, era su sucesor natural. Un hombre de la confianza de Barberá, que toma las riendas a tres años de la Copa del América.
La renuncia del presidente de la Autoridad Portuaria de Valencia, una de las más potentes del Mediterráneo, ha dado pie en las últimas horas a todo tipo de especulaciones sobre los motivos reales. El protagonista, Rafael del Moral, una persona que ha contribuido al desarrollo del puerto en las últimas cuatro décadas, reiteró que abandonaba el puesto en favor del vicepresidente primero, Rafael del Moral, por decisión propia, convencido de que se inicia una nueva etapa en el puerto y que ésta exige un relevo en el cúspide. "No me jubilo", precisó, para luego adelantar que se pondrá al frente de la Fundación Valencia Port. Éste puntualizó a requerimiento de los periodistas que no ha influido en su marcha las polémicas que le han enfrentado en los últimos meses con el Gobierno central, presidido por el PSOE, y con la alcaldesa de Valencia, la popular Rita Barberá a cuenta de la Copa del América y de la segunda ampliación del puerto valenciano, pero está claro que estos episodios le han colocado en una posición incómoda.
En el puerto era conocido que Del Moral preparaba su relevo en favor de Aznar desde hace meses, un cambio que debía de producirse cuando cumpliese la edad de jubilación voluntaria -cumplió 65 años el pasado 2 de abril-. Del Moral reconoció que había tomado esta decisión tres meses atrás y que así se lo había comunicado al presidente de la Generalitat, Francisco Camps, quien tiene las competencias para la designación del presidente. Rafael Aznar, vicepresidente primero de la APV, y persona de la confianza de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, era el elegido para tomar el relevo a tres años de la celebración de la Copa del América, un evento de gran importancia para la ciudad.
En unas declaraciones efectuadas el pasado mes de julio, Del Moral dejó, sin embargo, clara su disposición a seguir en el cargo mientras conservase la confianza de Camps, lo que representaba posponer el relevo. Apenas un mes después Del Moral ha presentado su renuncia. "Los relevos son necesarios", dijo Del Moral, quien aplaudió la apuesta por Aznar. El dirigente negó que la polémica con el Estado y con la alcaldesa haya influido en su decisión. Y para apoyar esta declaración, Del Moral contó en el consejo de administración donde presentó la renuncia con Camps y Barberá.
Camps: "Lo exigimos todo"
Rafael del Moral se despidió ayer de la presidencia con la inauguración de la remodelación del viario del acceso sur al puerto de Valencia, con un coste de 16,8 millones de euros. Le acompañaban el presidente Francisco Camps, el delegado del Gobierno, Antoni Bernabé, la alcaldesa Rita Barberá y el consejero de Infraestructuras, José Ramón García Antón.
Camps convirtió la inauguración en un acto reivindicativo frente a Madrid y, tras destacar que el puerto es una de las joyas de la economía valenciana, aseguró: "Lo vamos a exigir todo". Se refería al acceso norte y a las obras de la Copa del América.
El presidente de la Generalitat tuvo además palabras de reconocimiento y agradecimiento para el equipo directivo del puerto.
La Administración central, responsable del 90% de la financiación de la obra inaugurada ayer, y que estaba representada por Bernabé, no tomó la palabra por cuestiones de protocolo, pero existía malestar. La forma en que el Ministerio de Fomento conoció la inauguración del viario -el día de antes y por fax, según fuentes gubernamentales- y el hecho de que la Generalitat no había colaborado en la obra explicaban el descontento.
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