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La Comunidad autoriza que se maten jabalíes en el parque del Guadarrama

El Gobierno sostiene que hay superpoblación de estos animales

Desde 1999, el curso medio del Guadarrama es parque regional. Un total de 32 cazadores de Colmenarejo, en pleno corazón del parque, han obtenido licencias de espera para matar jabalíes, alegando que son una "amenaza para la población", aunque al Ayuntamiento no le consta tal peligro. La Consejería de Medio Ambiente ha autorizado las batidas por creer que existe "superpoblación" de esta especie en la zona.

Hasta el año pasado era frecuente, llegadas estas fechas, ver bajar piaras de jabalíes hasta los jardines públicos de Galapagar y Colmenarejo, en pleno corazón del parque regional del curso medio del Guadarrama. Estos animales bajaban atraídos por el césped recién regado y huyendo del calor de los bosques colindantes donde se refugian, según Laura López, concejal de Medio Ambiente de Colmenarejo. "Era habitual su presencia por las calles del pueblo", y también los accidentes de coche cuando cruzan las carreteras que recorren el parque, añade.

Atendiendo a la petición que los cazadores hicieron llegar el pasado 9 de junio a la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, el Ayuntamiento de Colmenarejo ha tramitado los seis permisos de "espera de jabalíes" que permiten, desde el 16 de julio y hasta mañana, viernes, abatir jabalíes, de noche y sin ayuda de perros, en los tres cotos municipales del pueblo. Apoyaban su solicitud en que los animales resultan una "amenaza a la población". Unos doce jabalíes han sido ya abatidos, según Miguel Besteiro, presidente de la Sociedad de Cazadores de Colmenarejo.

El Ayuntamiento, que tramita los permisos que concede la Consejería de Medio Ambiente, reconoce, sin embargo, no haber recibido "nunca ninguna queja por parte de los vecinos". Admite que los incidentes causados por estos animales en las calles y parques no han vuelto a repetirse este año, aunque ha habido "dos accidentes leves" en las carreteras que recorren el parque.

Las primeras quejas por daños de jabalíes llegaron por parte de los operarios de mantenimiento de los parques urbanos. Entre los destrozos estaba la apertura de grandes hoyos alrededor de la vegetación y " mordiscos en las raíces de los árboles", explica López. Aún así, "no hubo constancia de la muerte de ningún árbol", añade López, y "a principios del pasado septiembre, con la llegada de las primeras lluvias, los jabalíes no volvieron a bajar más", dice.

La edil no sabe cuántos jabalíes hay en su término municipal, pero calcula que el año pasado había 8 o 9, y que ahora hay alguno más. La consejería y los cazadores aseguran no saber cuál es la población de estos animales en el municipio. "Como Colmenarejo está en medio del campo, no podemos evitar que bajen hasta el pueblo a refrescarse", explica la concejal. "De todas formas, para mí es una barbaridad matarlos", confiesa.

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Pero el Ayuntamiento de Colmenarejo, gobernado por una coalición de izquierdas, ha dado vía libre, como titular de los cotos que es, a la petición de los cazadores. Anteriormente, la Consejería de Medio Ambiente, tras un informe favorable de sus técnicos, concluyó que aun "no habiéndose observado daños en los parques, sí existe una superpoblación en las vías y el territorio acotado, así como en los territorios limítrofes al coto". Pero el Gobierno regional no hace referencia a que los jabalíes supongan una "amenaza a la población" ni a los accidentes que puedan provocar.

El informe de los técnicos tampoco especifica el número de jabalíes que constituye esa "superpoblación" de los cotos, los daños provocados por éstos ni la posición donde los cazadores tienen que colocar los puestos de tiro dentro de los cotos.

Los miembros de la Sociedad de Cazadores de Colmenarejo se reúnen cada noche a las nueve de la noche, desde el pasado 16 de julio, para distribuirse o sortear los seis permisos de caza que tienen asignados. "Los jabalíes no tiene depredador natural en la naturaleza", afirma Miguel Besteiro, presidente de los cazadores. Las batidas duran hasta pasada la una de la madrugada.

Postas y grandes focos

Protegido desde 1992, y declarado Parque Regional cinco años después, sus 22.116 hectáreas de encinar, jaras, piornal y vegetación de ribera dan refugio a gran número de especies, muchas de ellas cinegéticas.

Uno de los tres cotos autorizados para la espera del jabalí linda con el camino que llega hasta la casa de Gloria Torres, portavoz de Los Verdes-Comunidad de Madrid, residente en Colmenarejo. Los tres son de caza menor.

Torres y otros testigos aseguran que los cazadores están usando métodos no permitidos, como las postas, que producen enormes agujeros en la pieza, así como grandes focos "para deslumbrar al jabalí antes de dispararle". "Es una salvajada", afirmó.

"En esta zona vivían 30 jabalíes, a los que yo daba agua y comida, pero ahora sólo quedan 13 que andan enloquecidos y muertos de miedo por el bosque", asegura.

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