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Columna
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Vane, Vero y Tom Wolfe

Esta temporada, en los programas de telerrealidad se han inventado un sistema fantástico para dar un poco de chispa a los diálogos de los concursantes. Se trata de tapar las palabrotas con un pitido. Algo así como los puntos suspensivos que ponen en la prensa escrita cuando algún plumilla quiere escribir, por ejemplo, "hijo de p...". Esto tiene ciertas ventajas. Un diálogo anodino entre Vane y Vero, dos de las concursantes de La casa de tu vida, parece más excitante. Lo que procuran, lógicamente, es que la palabrota se entienda a la perfección. Así, del "hijo de p...", por ejemplo, únicamente tapan las tres últimas letras. También tapan las tres últimas letras de la expresión "no me sale del c...".Tapan las dos últimas sílabas de la palabra "gilip...". No tapan "lesbiana" y "maricón", siempre que no se use como insulto. Los dos concursantes ganadores del programa, sin ir más lejos, se lo decían todo el rato con cariño.

El problema es que ahora, en los anuncios, también se usa este sistema para dar la sensación de realidad. No sé quién fue el inventor de los anuncios con "gente de la calle" en lugar de con actores, pero debería ser encarcelado o se le debería regalar un pase de temporada para el Fórum. Tenemos en estos momentos dos anuncios con el sistema de pitidos que tapan palabrotas, a cual más tonto. Uno de ellos protagonizado por el sin par Ferran Adrià, que nos cuenta las ventajas del aceite Borges. "Señores, hoy van a disfrutar", creo que declara. Y a continuación, mojan pan en un chorro de aceite (naturalmente depositado en un plato cuadrado, no sea que parezca que no somos modernos). Uno de ellos exclama: "¡Esto está de p... madre!". Y todos los demás hacen exclamaciones se supone que igual de incorrectas y tapadas por el pitido. El otro anuncio es de Avecrem. Dos chicas deciden echar el producto en el guiso y, tras probar el resultado, exclaman: "Esto está que te c... s". Leyéndoles los labios, parece que se refieren al verbo usado para llegar al orgasmo, aunque, claro, también podría ser el verbo que se emplea para designar la excreción. Todo esto ya lo inventó Tom Wolfe hace mucho tiempo. En su relato Emboscada en Fort Bragg, los responsables de un programa de televisión ruedan una entrevista con delincuentes jóvenes. Se dan cuenta de que el documental es poco impactante y se les ocurre tapar las palabrotas con pitidos. De ese modo las destacan y los chicos parecen más malvados. Como Vane y Vero.

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