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Reportaje:

Una refinería para Extremadura

El grupo industrial Alfonso Gallardo impulsa una planta petroquímica con una inversión de 1.200 millones de euros

Jesús Sérvulo González

"El proyecto va por buen camino", fueron las palabras del presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, el pasado mayo refiriéndose a la instalación de una refinería en la región. Días más tarde, a finales de junio, en el debate sobre el estado de la región, el presidente extremeño desveló que podría anunciar "dentro de algunas semanas" el proyecto "de una refinería en Extremadura".

Hoy ya se conocen algunos detalles: el complejo supondrá una inversión cercana a los 1.200 millones de euros y la creación de 3.000 empleos (500 de carácter directo y 2.500 indirectos). La planta de refino facturará cuando esté en funcionamiento, dentro de dos años aproximadamente, cerca de 3.000 millones de euros anuales, según fuentes próximas al Gobierno regional.

Galp, Caja Madrid, Caja Extremadura y la Junta serán los socios principales
El proyecto permitirá crear más de 3.000 empleos directos e indirectos

Y lo más importante, el promotor que lo impulsa: el grupo industrial extremeño Alfonso Gallardo (AG). Esta compañía cuenta con el apoyo del gigante portugués de hidrocarburos Galp Energia como socio tecnológico. La financiación correrá a cargo de Caja Madrid y Caja Extremadura, aunque no se descarta la participación de otros socios financieros. Asimismo, se cuenta con la más que probable intervención de la Junta de Extremadura a través de su participación en la Sociedad de Fomento Industrial en Extremadura (SOFIEX). No obstante, aún quedan por cerrar algunos acuerdos con las entidades colaboradoras y contar con el beneplácito del Gobierno central.

La inversión de 1.200 millones de euros para la construcción del complejo petroquímico será la segunda en importancia en Extremadura, tras la instalación de la central nuclear de Almaraz (Cáceres) en 1981 y permitirá producir una elevada gama de derivados. La producción no se centrará sólo en gasolinas o gasóleos, sino que se obtendrán fuelóleos, querosenos, aceites lubricantes, productos asfálticos y plásticos, que seran consumidos fundamentalmente por la industria de la automoción, según el grupo AG.

Los altos márgenes de beneficio que presenta el sector permitirán que genere una facturación próxima a los 3.000 millones de euros anuales. Esto facilitará que la inversión se amortice en un periodo razonable.

Fuentes del grupo de Gallardo han reconocido a este diario que la información publicada en prensa regional tiene su "base y fundamento". Éstas explican que aún se desconoce cuál será la ubicación de la planta: lo que es casi seguro es que su emplazamiento será en la provincia de Badajoz. Los promotores buscan un lugar próximo a la autovía, con conexión ferroviaria, acceso a gas natural, agua y línea de alta tensión. Además, no ha de estar muy alejada de la red de distribución nacional que tiene enlace en Mérida.

La construcción de la planta atraerá a otras empresas de productos plásticos y resinas, que se ubicarán en las proximidades para aprovechar las sinergias y que generaran más empleos. Aún quedan por resolver algunos aspectos, según fuentes próximas a los promotores, entre los que destacan los asuntos relacionados con el medio ambiente. A diferencia de otras refinerías que queman sin refinar el 20% del crudo, esta nueva planta petroquímica quemaría cerca del 100% y no vertería un litro de aire. Además, está previsto que una partida importante del presupuesto vaya destinada a medidas de protección medioambiental.

Según datos del Ministerio de Industria, el consumo interior de productos petrolíferos es cerca de un 20% superior a la producción de las refinerías españolas.

La idea del grupo AG es que una planta con una capacidad de producción de unos seis millones de toneladas, similar a la de A Coruña (Repsol), podría cubrir parte de esa demanda. El complejo que se pretende construir suministraría al mercado del oeste peninsular, en un radio de 250 kilómetros, en el que se incluiría la zona centro de Portugal. La planta extremeña sería la segunda de interior junto con la de Puertollano (el resto está en la costa) y la decimotercera en la península Ibérica. En España ya hay 10 plantas de refino de petróleo: en Huelva, Cádiz y Tenerife, pertenecientes a Cepsa; en Cartagena, Tarragona, A Coruña y Puertollano, de Repsol; en Bilbao, de Petronor; en Castellón, de BP Oil, y otra de menor capacidad, también en Tarragona, de Asesa. Portugal cuenta con dos refinerías pertenecientes a Galp.

El proyecto contempla la construcción de un oleoducto desde un puerto donde recoger el crudo, que bien podría ser el de Huelva, a 225 kilómetros, o desde Sines (Portugal), caso más probable de prosperar la intervención de Galp. La salida de los productos refinados obligará al complejo a realizar otro oleoducto que le permita unirse a la red nacional en Mérida, que actualmente suministra los derivados que provienen de Puertollano.

La multinacional Galp, además de su participación en esta iniciativa, está inmersa en el proceso de negociación para la adquisición de las casi 600 gasolineras (305 españolas y 290 portuguesas) que la multinacional angloholandesa Shell posee en la Península y de las que pretende desprenderse como medida de su plan de ajuste.

Alfonso Gallardo muestra a Juan Carlos Rodríguez Ibarra el funcionamiento de un aparato en una de las factorías de su grupo.
Alfonso Gallardo muestra a Juan Carlos Rodríguez Ibarra el funcionamiento de un aparato en una de las factorías de su grupo.DIARIO HOY

De vendedor de melones a empresario del crudo

El grupo industrial Alfonso Gallardo constituye un peculiar conjunto de empresas, que pertenecen principalmente al sector siderúrgico, y se caracteriza por su origen humilde.

Su fundador, Alfonso Gallardo, natural de Jerez de los Caballeros (Badajoz), donde la empresa tiene la sede social, comenzó comprando y vendiendo melones, chatarra, sosa y pieles por los pueblos hace más de 40 años. Hoy, Gallardo es dueño de un holding de ocho empresas que van desde la fabricación de tubos de acero y la transformación de chatarra hasta la producción de cementos, con una facturación millonaria (el grupo no facilita la cifra concreta) y con más de 1.200 puestos de trabajo fijos. Gallardo ha logrado convertirse en el empresario más relevante de Extremadura y en uno de los más importantes del sector siderúrgico nacional.

El presidente extremeño dijo de él: "La persona que está intentando llevar esto adelante ya tiene una fama en España y la gente comenta de él: 'Si éste dice que va a hacer una refinería, la hace". Ibarra también añadió: "Cuando la cementera, hubo una bronca tremenda para que no se hiciese, y se abre en el mes de diciembre, pese a tener las multinacionales en contra". El fundador del grupo AG lideró la construcción de una cementera en Alconera (Badajoz), que supuso una inversión de cerca de 90 millones de euros. Actualmente, el grupo AG ha anunciado la ampliación de las instalaciones siderúrgicas de su empresa más importante, AG Siderúrgica Balboa, con una inversión de 300 millones de euros que triplicará su producción.

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Sobre la firma

Jesús Sérvulo González
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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