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La OPEP estudia anular el alza de producción de crudo de 500.000 barriles prevista para agosto

El cartel quiere evitar un desplome de los precios, que ya han bajado el 16% en un mes

Fernando Gualdoni

La OPEP estudia anular el aumento de producción de medio millón de barriles que tenía previsto poner en marcha el 1 de agosto para evitar el desplome de los precios, que ya han caída un 16% en un mes. Estos 500.000 barriles son parte del aumento de 2,5 millones que el cartel aprobó en junio en la cumbre de Beirut. La subida se acordó en dos etapas, dos millones desde ayer y medio millón más en un mes. La expectativa de que la OPEP dé marcha atrás, añadida a la caída de las reservas en EE UU, han disparado los precios del barril de 33 a 36 dólares en 48 horas.

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Los pesos pesados de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Arabia Saudí, Venezuela e Irán, estudian seriamente la posibilidad de dejar sin efecto el incremento de producción de medio millón de barriles diarios que debe entrar en vigor dentro de un mes. En la última reunión del cartel, en Beirut, se aprobó un incremento de las cuotas de extracción en dos etapas, dos millones de barriles más a partir del 1 de julio -subida que entró en vigor ayer-, y medio millón más un mes después. Esta última subida es la que ahora se analiza y la decisión se tomara en la reunión del cartel del próximo 21 de julio en Viena.

Los grandes de cartel, y otros países como Nigeria e Indonesia, creen que el precio del crudo ya ha bajado lo suficiente (16% en un mes) y que el mercado está bien abastecido. Cuando el cartel aprobó su incremento de producción a principios de junio, el precio del barril en el mercado de Londres rozaba los 39 dólares y en Nueva York los 42,50. En ambos casos eran máximos de 20 años.

Ayer, el barril brent, de referencia para Europa, subía 1,5 dólares, hasta los 36 y el barril West Texas neoyorquino avanzaba casi dos dólares, hasta rozar los 39. El fuerte aumento registrado ayer a ambos lados del Atlántico se debió a la expectativa de que la OPEP dé marcha atrás con su recorte de agosto y a que las existencias de crudo del mercado estadounidense se han reducido por encima de lo previsto en la última semana. La inquietud que ambos factores han sembrado en el mercado petrolero, se contagió ayer en Wall Street, que retrocedía un 2,5% a media sesión.

Ayer, el ministro qatarí del Petróleo, Abdulá al Attiyah, declaró a la agencia Reuters que la OPEP aprobó ese incremento de medio millón para agosto y que se aplicará. Al Attiyah tiene razón, ya que si el incremento está aprobado el cartel debe anularlo oficialmente por unanimidad en su próxima cumbre. No obstante, si Arabia Saudí cree que no es necesario el aumento, poco es lo que puede hacer Qatar, el miembro de la OPEP que menos produce, para llevarle la contra.

El cartel, excluyendo a Irak, ya produjo en mayo pasado 26,5 millones de barriles de crudo diarios, es decir, la cuota máxima a la que se había comprometido. La mayoría de sus miembros (por no decir todos excepto los saudíes) están produciendo al máximo de su capacidad. "Un incremento de la producción de medio millón a partir de agosto, que sería sólo de carácter formal, no tendría sentido", señala una fuente de la OPEP. "Es mejor guardarse esa carta para más adelante", añade.

La OPEP está decidida a mantener los precios del crudo en torno a los 35 dólares por barril. Esta cotización la tenía ya en mente el ministro de Energía de Venezuela, Rafael Ramírez, cuando acudió a la cumbre de Beirut; y ahora y también se ve claramente que su homólogo saudí, Alí al Naimi, respalda este precio. Como dijo Ramírez hace un mes, "la era del crudo barato toca a su fin", sugiriendo que si los países ricos quieren más crudo, deben pagar por éste.

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Sobre la firma

Fernando Gualdoni
Redactor jefe de Suplementos Especiales, ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS como redactor de Economía, jefe de sección de Internacional y redactor jefe de Negocios. Es abogado por la Universidad de Buenos Aires, analista de Inteligencia por la UC3M/URJ y cursó el Máster de EL PAÍS y el programa de desarrollo directivo de IESE.

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