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El 80% de las denuncias de niños por abuso sexual son verosímiles

El equipo de psicólogos de los juzgados de Madrid ha hecho un estudio sobre 100 casos

El 80% de los niños que denuncian haber sufrido abuso sexual dice la verdad. Sólo un 20% fantasea al lanzar acusaciones de esta ídole, y, si lo hace o miente, suele ser influido por alguno de sus progenitores. Además, el 93% de los agresores sexuales de niños son conocidos del menor (en el 62% de los casos) o bien familiares directos (en el 31% de los casos). Así lo revela un detallado estudio sobre 100 casos de menores que han sufrido abusos o agresiones sexuales en Madrid.

El informe ha sido coordinado por Blanca Vázquez, psicóloga de los juzgados de instrucción de la plaza de Castilla de Madrid, que ha contado con la cooperación del resto de sus compañeros de la clínica médico-forense de la capital; entre ellos, María Paz Ruiz y Concepción de la Peña.

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El objetivo del estudio, que ha sido editado en un libro por el Centro Reina Sofia para el Estudio de la Violencia, era profundizar en la credibilidad de los testimonios de los niños que en un momento determinado han denunciado haber sufrido una agresión sexual.

Para realizar el estudio, la clínica ha elegido 100 casos de menores (72 chicas y 28 chicos, de entre 4 y 18 años) denunciantes de abusos sexuales en los juzgados de Madrid. Los jueces habían pedido al grupo de psicólogos que explorasen e interrogasen a esos niños porque tenían dudas sobre la verosimilitud de las denuncias. La media de edad de los chiquillos interrogados se aproxima a los 12 años, excluyendo 3 de los 100 casos analizados, en los que las víctimas tenían ya 29.Dado el volumen de la muestra y el variopinto entorno sociocultural de las víctimas, cabe hacer una extrapolación moderada del informe. El estudio razona que los casos detectados en los que la denuncia se revela increíble suelen darse en niños que han sido objeto de muchos interrogatorios e informes previos, en aquellos en los que existe una gran demora en la presentación de la denuncia, o bien cuando los padres litigan dentro de una separación matrimonial.

Pero el resultado más contundente del estudio es que "raramente un menor inventa una denuncia; lo normal es que la denuncia falsa sea sugerida por adultos". Los psicólogos, a la hora de determinar si un testimonio resulta creíble o no, han usado los siguientes parámetros: "estructura lógica" del relato, "incardinación de éste en un contexto" y "descripción de interacciones", seguidos de cantidad de detalles" y "detalles característicos de la agresión".

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Uno de los datos más llamativos y preocupantes del informe, que hace unos días fue presentado públicamente, es que en un 93% de los casos explorados el agresor forma parte del entorno del niño: es amigo de los padres y, por tanto, conocido del niño, o bien forma parte del propio entorno familiar.

El hecho de que la víctima sufra algún tipo de deficiencia psíquica o física suele ser un factor de riego para los críos. El 86% de los menores que han sufrido abusos presenta un desarrollo cognitivo normal, si bien en el 14% de los casos se han observado deficiencias en el menor y un nivel de comprensión inferior al que tienen el resto de sus compañeros de aulas. Que el niño presente algún tipo de deficiencia no significa que mienta si da el paso y denuncia haber sufrido abusos sexuales. Sus testimonios, aunque quizás expresados con mayor dificultad, no dejan de ser creíbles, según el informe.

El nivel de brutalidad de los abusos a menores es patente: en casi la mitad de los casos (un 47%) el niño padeció tocamientos y penetración a la vez; en el resto, sólo tocamientos.

Señala el estudio de las psicólogas de los juzgados de la plaza de Castilla que en un 15% de los 100 casos analizados los abusos se cometieron cuando las víctimas tenían en torno a ocho años, y en otro 11%, cuando su edad oscilaba entre los nueve y los once años.

No siempre los abusos se denuncian inmediatamente después de ser sufridos o revelados por la víctima. En un 48% de las ocasiones transcurren hasta dos años desde que éstos comienzan hasta que llegan al conocimiento del juez a través de una denuncia.

La tasa estimada de abuso sexual infantil en la Comunidad de Madrid se sitúa en 3,53 casos por cada 10.000 niños, según un estudio epidemiológico del Centro Reina Sofía. La tasa de niñas afectadas es superior; cuando es un varón la víctima, el autor suele ser tener algún tipo de patología mental. La dinámica del delito observada pone en evidencia que el agresor de niños suele actuar en serie, mientras, que si las víctimas son niñas, el agresor es, en la mayoría de los casos, un incestuoso.

En la muestra se observa que un 34% de los menores víctimas de abusos presentaban ciertas deficiencias estructurales, tales como bajo desarrollo cognitivo (14% de los casos), fracaso escolar (18%) y antecedentes psicológicos (14%).

Problemas de desestructura-ción familiar se han detectado en un 38% de los casos. Sólo el 60% de estos niños vive con el padre y la madre cuando sufren los abusos. La aparición de secuelas puede apoyar la sospecha de que el abuso se ha producido, pero su ausencia no es garantía de que éste no haya existido, según recoge el mencionado estudio clínico.

Las autoras del estudio resaltan: "El abuso sexual infantil es un problema que merece un tratamiento rápido, eficaz y coordinado. No existen leyes que protejan especialmente a las víctimas menores ni juzgados especializados. La propia intervención judicial", apostillan, "puede producir una victimización. Y, aunque se duda de la palabra del niño, alrededor de un 80% de los casos observados se consideran creíbles".

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