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Reportaje:GESTIÓN Y FORMACIÓN

Internet se queda a medias

Aunque el 81% de las empresas ha probado la formación 'online', el 60% de los usuarios dice que ésta le aporta poco

Amaya Iríbar

Los trabajadores españoles se han acostumbrado a sentarse delante del ordenador para mejorar sus conocimientos técnicos, perfeccionar un idioma e incluso desarrollar sus habilidades directivas. Internet es ya un canal más de formación para la mayoría de las empresas, sobre todo las más grandes. Un estudio de Santillana Formación confirma que el 81% tiene proyectos en este campo. A pesar de ello, el despegue del e-learning es menor del esperado. Los empleados tampoco acaban de ver sus bondades: el 60% asegura que le aporta poco o nada.

Las compañías usan la red para impartir cursos de ofimática y tecnología e idiomas, sobre todo, pero también de habilidades directivas
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El sector financiero es el mejor ejemplo de hasta dónde ha llegado la formación online en España. Con plantillas formadas por miles de trabajadores muy dispersos geográficamente y acostumbrados a trabajar con ordenadores, Internet parecía una herramienta perfecta para garantizar una formación homogénea, más barata y efectiva. De hecho, entidades como Santander Central Hispano, Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA), Caja Madrid, Banco Sabadell o Banco Popular han invertido cantidades importantes de su presupuesto de formación para poner en marcha proyectos de e-learning, algunos muy ambiciosos.

El desarrollo de Internet se prometía vertiginoso y no está cumpliendo las expectativas. Al menos como herramienta formativa. Los malos resultados económicos recortaron en muchos casos los presupuestos para formar a los empleados y las iniciativas online se resintieron.

A pesar de ello, Internet es ya una realidad para el 81% de las empresas, si bien en casi una de cada cuatro se trata de experiencias piloto, según el Estudio de demanda y expectativas del mercado de 'e-learning' en España 2004, elaborado por Santillana Formación, empresa del Grupo PRISA, editora de EL PAÍS. Pero está lejos de sustituir a la formación tradicional. El 24% de la formación del SCH transcurre por este canal, donde se está utilizando sobre todo para cursos de formación técnica, como informática y contabilidad, explica el responsable de formación de la entidad, Antonio Peñalver, para quien el desarrollo "está siendo más lento de lo que pensábamos". En BBVA, se queda en el 10% de las horas.

El estudio constata que los cursos de ofimática y tecnología (32%) e idiomas (21%) son los más utilizados, si bien destacan también los de habilidades directivas (15%).

Para llegar a estas conclusiones, los coordinadores del estudio han entrevistado a 51 responsables de grandes empresas e instituciones y 107 usuarios de Internet como herramienta de formación (62 entrevistas personales y 45 encuestas telefónicas).

La investigación detecta también dos barreras fundamentales para el despegue de los cursos online. En las organizaciones, la principal es de carácter cultural, mientras que entre los empleados la queja más extendida es la falta de tiempo. Peñalver añade un escollo más: la capacidad tecnológica, que impide que la Red pueda utilizarse aún en toda su capacidad.

Para María Sánchez Galdó, directora comercial y de consultoría de la División Profesional de Santillana Formación y coordinadora del estudio, esas barreras tienen una explicación común: las compañías no consideran aún la formación online al mismo nivel que los cursos presenciales. Así, no suelen reservarle horas específicas y los trabajadores tienen en muchos casos que buscar huecos para seguir un curso; juegan con muchos proveedores, mientras que para los cursos presenciales son "mucho más fieles", y en su selección tiene mucho que ver el precio. "Se está tratando al e-learning como una formación de "segunda categoría" y "los ahorros deben ser indirectos, en transporte, alojamiento, dietas, pero no en la formación en sí".

Asignatura pendiente

"La asignatura pendiente es integrar el e-learning en la estrategia de formación", concluye Sánchez Galdó.

Otro problema a resolver es la resistencia de las plantillas a un medio nuevo como es Internet. "No podemos echar la culpa a los empleados", subraya Sánchez Galdó. Algunas organizaciones, como SCH, han decidido incentivar a sus empleados con sistemas de puntos y regalos o concursos: "Hay que intentar fidelizar a los usuarios", concluye su responsable de formación.

Aunque los usuarios valoran la calidad del servicio y las tutorías que reciben, el 60% afirma que les aporta "poco o nada" en relación a la calidad de su trabajo.

En definitiva, la formación online se ha convertido en un reto para las empresas, que no están siendo capaces de integrar estos sistemas, pero también para los proveedores, que no acaban de acertar con los programas que satisfagan a los usuarios.

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Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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