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Otro lío en el Celta

Vagner, condenado a siete meses de prisión por un altercado con un policía

El annus horribilis del Celta sigue su curso. Camino de un descenso con pinta de inevitable, el equipo celeste se acaba de encontrar con otra de las desagradables sorpresas que trufan últimamente su recorrido; esta vez, una sentencia de siete meses de cárcel contra su centrocampista brasileño Vagner, por un delito de resistencia y desobediencia grave a un policía municipal. El juez de lo penal número tres de Vigo también lo condena a una multa de 800 euros por una falta de lesiones al policía, a otra de 600 euros por alterar el orden público con ofensas a dos agentes municipales y a indemnizar con 2.070 euros al cabo al que zarandeó "como un muñeco".

El controvertido Vagner, que se librará de la prisión por carecer de antecedentes penales, no había sido convocado para aquel partido contra el Valencia del 4 de octubre de 2001. Llegó al estadio en su coche para seguir el encuentro desde la grada. Mientras conducía iba conversando por el móvil por una zona plagada de policías locales que vigilaban el dispositivo de aparcamiento, por lo que la infracción no pasó inadvertida. Vagner se enfrentó al cabo que le dio el alto, con el que mantuvo un forcejeo con la intención, según la sentencia, de zafarse y huir. El agente permaneció 46 días de baja a causa de las lesiones provocadas por el jugador, que según el juez ofendió a los policías, a los que mandó "a la mierda". El Celta recurrirá la sentencia.

Rogerio Nuno Vagner (Barau, Brasil, 1973) fue descrito por Zeman, quien le entrenó durante la temporada 1997-1998 en el Roma, como el futbolista más anárquico que jamás hubiera tenido a sus órdenes. Se trata de un jugador de una calidad técnica inversamente proporcional a su rigor táctico, pero quizás la definición no se refería únicamente a cuestiones futbolísticas, dados los antecedentes de rebeldía del también ex jugador de Sao Paulo y Vasco da Gama. Desde su llegada a Vigo, el Celta ha tenido que capear sus reiteradas indisciplinas, que tocaron techo el día que se peleó con la Policía Local. El reciente juicio rompe una etapa de aparente sosiego e integración en la ciudad, que coincide con su matrimonio con una viguesa.

Cuando llegó al Celta hace cuatro años, los primeros en padecer sus excesos fueron los médicos del club, de los que renegó en reiteradas ocasiones. Especialmente cuando algún entrenador quiso desplazarlo de su hábitat natural en el centro del campo, épocas que solían coincidir con extrañas molestias físicas, sólo certificadas por un doctor de confianza que el brasileño se hizo traer de su país. De su facilidad para perder los papeles puede dar fe el deportivista Diego Tristán, que sufrió una alevosa patada en un derby cuando aguantaba el balón en una esquina del campo.

Es el brasileño un futbolista de carácter volcánico, que no duda en pasar una noche en el aeropuerto de Sevilla tras abandonar sin permiso la expedición del equipo o en utilizar a la prensa, de la que tantas veces renegó, para enviar recados envenenados a sus entrenadores. Todo ello, en medio de apariciones muy intermitentes en el equipo titular, lo que parece poca cosa para un jugador que, con su millón y pico de euros anuales, resulta el mejor pagado de la plantilla celeste. Algo así debió sospechar el juez que le acaba de condenar a siete meses de cárcel, cuando con el objetivo de calcular la cuantía de las multas le preguntó por sus emolumentos. No pudo sacar de Vagner más que una pícara sonrisa y un entrecortado "bastante".

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