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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Despido en La Puebla de Cazalla

Somos un grupo de socios y queremos manifestar públicamente nuestra protesta por la actitud que está teniendo la Cooperativa Nuestra Señora de las Virtudes (gerente y consejos rectores), de La Puebla de Cazalla, al ser incapaz de resolver un problema que está tomando una magnitud inusitada. Problema planteado al ser despedida una trabajadora.

Se firma acuerdo en el SERCLA, llevado por UGT (federación agroalimentaria), que entre otros puntos incluía su readmisión. Pues bien, el acuerdo se incumple. Incumplimiento que se denuncia. Denuncia que lleva a sentencia condenatoria en el Juzgado de lo Social número 5 de Sevilla. Y sentencia condenatoria que, asimismo, se incumple.

¿Dónde vamos a llegar con tanto empecinamiento?

Queremos un presidente que presida, no un simple firma papeles. Un hombre que se comprometió a cumplir la ley en su discurso de captación de votos y en conversación privada. Un hombre que sepa dónde y cómo informarse para tomar decisiones y que tenga arrestos para llevarlas a cabo, que sepa diferenciar dónde está lo justo y dónde lo injusto, que sea capaz de separar la verdad de la mentira; mentiras zumbadas en sus oídos por quien algunos sabemos.

Y del consejo rector, ¿qué decir?, ¿qué pueden aconsejar?, ¿qué pueden regir o gobernar?, demostrando su indudable incapacidad, no siendo útiles a la hora de tomar decisiones en aras de la buena marcha de la cooperativa. Dejándolo todo en manos del innombrable; el cual no tiene reparo a la hora de perjudicar a la empresa que tan bien le paga. Y todo por una pura obcecación en no readmitir a una buena clasificadora. Despedida o represaliada por simplemente exigir que se le respete su antigüedad a la hora de ser llamada.

No es caso aislado en la empresa. Es algo frecuente el despido injustificado y las llamadas aleatorias; pero nadie se ha atrevido, hasta ahora, a denunciarlo públicamente y, mucho menos, a ponerlo en manos sindicales.

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