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226 municipios del sur de Francia se oponen a la línea de muy alta tensión hacia España

La medida amenaza con bloquear el futuro desarrollo industrial de Cataluña

Los alcaldes de los 226 municipios del departamento de Midi-Pyrénées, su presidente y una asociación creada para el caso hicieron pública ayer, en París, su voluntad de oponerse por todos los medios legales a la construcción de una línea THT (de muy alta tensión) entre Francia y España. Rechazan los 40 kilómetros de tendido eléctrico que irían desde la estación de Baixas, vecina de Perpiñán, hasta los Pirineos para seguir, ya en territorio español, hasta Bescanó.

"Sería una línea capaz de transportar hasta 800.000 voltios", explica Christian Bourquin, presidente del consejo general que dirige el departamento, "con torres de 70 metros de altura cada 500 metros, cada una de las cuales s ocuparía 250 metros cuadrados de suelo". Sería una línea que alimentaría a la industria catalana, necesitada de energía y con proyectos que requerirán mucha más de la que se suministra ahora mismo; entre otros, la línea del tren de alta velocidad. De hecho, en la última cumbre hispano-francesa se alcanzó un acuerdo para que España adquiera a Francia el 10% de la energía eléctrica que consume. En estos momentos le compra el 4%.

En opinión de Bourquin, sin embargo, estas consideraciones no pueden justificar lo que considera un atentado contra el patrimonio paisajístico de una zona que vive sobre todo del turismo. "Somos, de entre todas las regiones pirenaicas, la más poblada. El proyecto empezó siendo presentado en los Pirineos atlánticos, que lo rechazaron, y luego ha ido avanzando hacia el Este, hasta llegar aquí, siempre con el mismo rechazo. El departamento de Pyrénées Orientales no puede aceptar convertirse en el basurero de la región".

Jean-Claude Peralba, alcalde de Villemolaque, lo considera un "proyecto inaceptable, injusto e inútil" que "no responde a un interés general, sino al de unos inversores. La electricidad no es una mercancía cualquiera y esta línea sólo sirve a los proyectos de enriquecimiento de los operadores eléctricos en un mercado desregulado, pero no a los intereses de los ciudadanos". "El partido del Gobierno, la UMP de Chirac, evita pronunciarse sobre la línea porque si se declara a favor perderá muchísimos votos. Quieren permanecer mudos para luego, una vez pasada la consulta democrática, aprobar la THT. La manifestación del 31 de enero les obligará a hablar", dice Bourquin.Alcaldes, políticos y la sociedad civil del departamento del sur de Francia anuncian una gran manifestación -"esperamos reunir a más de 20.000 personas" dice Spiral- en Perpiñán para el 31 de enero. "Hay urgencia política" revela Bourquin, "porque a finales de marzo tenemos elecciones regionales".

Paralelamente, quienes se oponen a la línea eléctrica de Les Gavarres, que entró en servicio en septiembre del año 2001 tras una enconada polémica que acabó con la intervención de los Mossos d'Esquadra, ven en el nuevo Gobierno de izquierda la posibilidad de conseguir algunas de sus antiguas reivindicaciones. Los municipios de Llagostera y Santa Cristina d'Aro, así como la Coordinadora Antilínea, que encabezaron la oposición al proyecto de Fecsa-Endesa, esperan ahora cambios de trazado, informa Gerard Bagué.

Lluís Postigo, alcalde de Llagostera y diputado por ICV, se reunirá próximamente con el consejero de Industria, Josep Maria Rañé, para plantearle algunas de estas mejoras. Los contrarios a la línea son conscientes de la imposibilidad de que les sea aceptado un desmantelamiento total o un replanteamiento global del trazado, pero confían en obtener algunas "modificaciones" en el trazado.

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El alcalde de Llagostera explica que sus planteamientos pasan por alejar algunas torres de las zonas habitadas y otras que se encuentran en zonas de interés natural o paisajístico. La línea de Les Gavarres, de 110 kilovoltios, tiene una longitud de unos 30 kilómetros y está sustentada por unos 115 postes tubulares. Unas 30 viviendas quedaron a menos de 100 metros del tendido.

Denis Spiral, que encabeza la asociación No a la THT, señaló que su movimiento ha encontrado un eco relativamente modesto en España debido a que este país "confía en ser, gracias al gas importado del Magreb, un exportador neto de electricidad, a Portugal y África, pero también a Europa. Las consideraciones sobre los futuros beneficios económicos priman sobre cualquier otra de orden ecológico". Y Spiral recuerda: "No sólo las torres eléctricas estropean el paisaje. Un cable de esa potencia, enterrado en el suelo, hace que una franja de terreno ancha como una autopista se convierta en un lugar en el que no se puede construir nada, una franja en la que tampoco se puede cultivar nada".

Bourquin pone de relieve que el paisaje de la zona ya asume la agresión de "una autopista y una vía de tren para que encima se quiera hacer pasar por él un gasoducto y electricidad, y se hable también del agua del Ródano con destino a Barcelona". En Cataluña, el Colegio de Ingenieros ha hecho oír su voz, ha puesto reparos técnicos a ciertas soluciones y sugiere la necesidad de llegar a un acuerdo con todos los afectados para evitar en lo posible el impacto de la obra en detrimento de la naturaleza.

Obviamente, los operadores eléctricos ponen de relieve la diferencia de precio entre las distintas soluciones. "Es verdad que el tendido aéreo cuesta 40 millones de euros, y un tendido submarino -la mejor de las soluciones posibles, sin que eso implique que creamos necesaria la nueva línea-, 500 millones. Pero la diferencia de precio el operador la puede compensar en poco tiempo, facturando la electricidad más cara. Y la opción aérea no tiene en cuenta la depreciación del territorio, ni los peligros de corte de suministro ligados a que en la zona soplan a menudo vientos de más de 130 kilómetros por hora, que son los máximos que puede soportar la THT" reflexiona Peralba.

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