_
_
_
_
_

Familiares de los fallecidos en Cáceres quieren denunciar a la residencia

Oriol Güell

Al menos tres de las familias afectadas por la muerte de cuatro personas a causa de una salmonelosis contraída en la residencia para la tercera edad Nuestra Señora de Sopetrán, en Jarandilla de la Vera (Cáceres), mostraron ayer su intención de emprender acciones judiciales contra los responsables del centro "si se demuestra que han actuado de forma negligente", aseguraron ayer a este diario.

Estela Garrido es la sobrina nieta de Fernando Hornero Fuentes, soltero y de 84 años, que falleció el pasado día 19 en el hospital Campo Arañuelo, en Navalmoral de la Mata. "Mi tío abuelo enfermó el día 10. Nadie nos contó nada entonces. Nos tuvimos que enterar el día 18 porque una vecino nos avisó de que había muchos ancianos enfermos", aseguró ayer. "Sólo un día más tarde, el 19, lo trasladaron al hospital, pero ya no pudieron hacer nada por él. Murió a las cinco de la tarde del día 20. Él tenía una salud de hierro", agregó. Estela Garrido aseguró que está "recopilando información" para presentar una denuncia contra los responsables de la residencia y criticó el "velo de silencio" que la Junta de Extremadura ha impuesto sobre el caso.

Aviso de madrugada

Moisés Pariente es el único hijo de Palmira Mambrilla, de 93 años. Ella fue, al parecer, la primera de las fallecidas, que ocurrió en la madrugada del 12 al 13, según los datos de la Junta de Extremadura. Pero Pariente afirma que su madre falleció en la madrugada del 14 al 15. "Nos llamaron esa noche y nos dijeron que mi madre estaba muy mal. Que había comido unas natillas o un yogur y que le había sentado mal. Que la muerte fue fulminante", explicó ayer. La cena que intoxicó a 28 ancianos se sirvió, sin embargo, el día 9, según los datos de la Junta y el periodo de incubación de la salmonela no supera las 48 horas. Pariente agregó: "Si se demuestra que la residencia ha actuado negligentemente, emprenderé acciones. No para obtener dinero, sino para que se sepa lo que ha ocurrido".

En términos parecidos se manifestó José Luis Nieto, esposo de la prima de Carolina Jarones, de 58 años, fallecida el día 20. "Ella vivía en la residencia desde hace 10 años, porque necesitaba cuidados aunque gozaba de buena salud. Era muy cariñosa y querida", afirmó Nieto. Los familiares de Jarones tampoco fueron informados del brote hasta pasada una semana . "Nos enteramos por una prima. Cuando llegamos, la trasladaron al hospital y murió apenas dos días después".

Distinta era la percepción de Cirilo Esteban Caperote, sobrino de Lucía Caperote Acosta, de 83 años y fallecida el día 18. "Estaba ya muy enferma. Casi no podía comer sólidos. Esto podría haber pasado en cualquier momento y ahora se está demonizando a una residencia que hace una muy buena función para el pueblo", subrayó Esteban

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_