El Gobierno avisa de que la reforma penal también puede afectar a Maragall

El portavoz del Gobierno, Eduardo Zaplana, dedicó ayer casi por entero la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros a atacar frontalmente el pacto de gobierno suscrito en Cataluña entre el PSC, ERC e IC. Aseguró que el PSOE no apoya la reforma del Código Penal que sanciona con la cárcel la convocatoria de referendos como el que plantea el lehendakari, Juan José Ibarretxe, porque el pacto catalán prevé también "la consulta popular por el procedimiento más oportuno si las Cortes rechazan la reforma del Estatuto". Zaplana advirtió así que Pasqual Maragall podría incurrir en el mismo delito. El programa del futuro Gobierno catalán, añadió, es un "disparate" y contiene "elementos de inconstitucionalidad".

El Gobierno aprovechó el conocimiento, ayer, del programa del futuro Ejecutivo tripartito catalán, que presidirá el socialista Pasqual Maragall, para dirigir un durísimo ataque al secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero. Es el comienzo de una campaña del PP contra el primer partido de la oposición, al que acusa de "incumplir la Constitución" y de "cargarse la idea de España". "Ni los más pesimistas podían aventurar un sometimiento del PSOE [a ERC] como el que se ha producido", dijo Zaplana. "¿Qué modelo de España defiende el PSOE? ¿Dónde está el concepto de solidaridad del que siempre ha hecho gala la izquierda? ¿Es necesaria o no la existencia del Estado?", preguntó en alusión a Zapatero.

El portavoz enfatizó que al Ejecutivo le causa "desasosiego" el programa tripartito catalán, al que dedicó casi una hora de su intervención habitual de los viernes, y precisó como "incumplimiento clarísimo" de la Constitución que se pretenda que el Tribunal Superior de Cataluña se convierta en última instancia para los asuntos que afecten a esa comunidad.

Rechazó como "algo aún más preocupante" la revisión del modelo de financiación autonómica acordado en 2001 que propone el programa tripartito, porque "indica que el PSOE no tiene un modelo fiscal para España". "No he escuchado a un solo dirigente socialista reclamar la revisión del sistema de financiación y, si ahora surge este asunto, es porque está en la agenda de ERC y el PSC lo pone sobre la mesa".

Zaplana eludió responder al comentario, dirigido la víspera por Zapatero a Aznar, de que en 1996 el PP pactó con CiU un nuevo modelo de financiación autonómica sin consenso y que cedió la posibilidad de recaudar el 30% del IRPF a las comunidades autónomas con capacidad normativa.

En cambio, sí fue tajante, en un claro juicio de intenciones, al reprochar al PSOE su rechazo a la reforma del Código Penal que penaliza con cárcel la convocatoria de referendos no autorizados por las Cortes. Los socialistas no apoyaron esta reforma, dijo, porque "sabían" que ese referéndum también "lo iba a recoger el programa que el PSC iba a pactar con ERC". Se refería al pasaje del programa del próximo tripartito catalán, sobre la reforma del Estatuto, que señala que si las Cortes la rechazan, la ciudadanía será consultada por el "procedimiento más oportuno", aunque no precisa que vaya a ser mediante referéndum, como sí se plantea Ibarretxe para su plan soberanista en Euskadi.

Preguntado sobre si Pasqual Maragall arriesgaba la cárcel, Zaplana advirtió al próximo presidente de Cataluña de que la consulta popular que se plantea "es ilegal", y añadió que si bien el Gobierno central "no quiere que nadie vaya a la cárcel", "la idea de fondo es que, si se tolera todo y si todo es planteable, incluso lo que vulnera la ley, hay que pensar a medio plazo qué hay después". "No quiero extralimitarme en mis comentarios, pero precisamente porque sabía que eso se iba a firmar, el PSOE no ha podido apoyar la reforma del Código Penal", añadió.

A partir de ahí, prometió "una exquisita relación institucional" con el nuevo Ejecutivo catalán, pero con el matiz de que "el Gobierno no dialoga con los presidentes autonómicos sobre cuestiones que, por inconstitucionales, representan un ataque al marco de convivencia de los españoles". Momentos antes había dicho que el programa tripartito es un "disparate" y contiene "clarísimos elementos inconstitucionales".

"Es legítimo llegar al Gobierno de Cataluña. El problema es si para llegar hay que aceptar lo que sea y cargarse la idea de España" pues "lo que aquí está en juego es un marco de convivencia y una idea de España", remató, cuando aún faltan cuatro días para la investidura de Maragall.