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Reportaje:FUERA DE RUTA

'Tecnoturismo' por el Valle del Silicio

Al sur de San Francisco, un viaje a las raíces del 'chip', el ratón y Google

Las calles tienen nombres de santos o de semiconductores. Los santos son españoles; los semiconductores, no. El coche del tecnoturista pasa de calle Juanita a Oracle Place, de Manuela Way a Macintosh Street, de Java Avenue a San Benito Drive. Esto es el epicentro de la tecnología del siglo XXI, el lugar donde nació el pecé y el ratón, donde creció la burbuja de las puntocom. Un rincón de California, al sur de San Francisco, llamado Silicon Valley.

El mapa no reconoce al valle del Silicio, sino al de Santa Clara, así llamado desde que el español Gaspar de Portola lo pisó en 1769. Una vez clareado el lugar con la exterminación del 75% de la tribu ohlone, el valle llegó al siglo XX como capital mundial de la ciruela, luego fue la pera y el albaricoque. Su historia empezó a cambiar en 1931 con la instalación de una base del Ejército del Aire; luego llegó IBM a San José (1943), aunque, tres años antes, dos estudiantes habían salido de su garaje con un aparato que permitiría grabar el sonido de Fantasía, la película de Walt Disney.

Un grupo de japoneses excitados detiene su coche en la calle Addison. Aparentemente no hay nada que fotografiar. Senderos con casitas de madera recién pintadas con su césped primorosamente cuidado. Se paran ante el número 367, de beis y blanco. Ante el garaje, una placa recuerda que William Hewlett y David Packard crearon allí su empresa. Es una de las placas que jalonan la historia del valle. Como no es España, en lugar de la aparición de la virgen del Pilar se recuerda el circuito integrado de silicio (Charleston Road, 1959, Palo Alto) o el nacimiento del driver del disco duro (IBM, San José, 1952).

Este emporio de tecnología crece escondido entre la vegetación. El paisaje de Silicon no es de rascacielos, chimeneas, humo y ruido. Es de un cielo azul infinito y diáfano; hasta aquí no llega la niebla de San Francisco, ni su frío. De los árboles caen hojas de colores a juego con las casitas de chocolate. Es todo tan perfecto que parece programado por Apple (en esta zona del mundo, Microsoft no goza de gran predicamento).

Para cuando Steve Jobs y Steve Wozniak se inventaron el ordenador Apple en otro garaje (Los Altos, 1976), el valle de Santa Clara ya empezaba a llamarse Silicon. Fue por culpa de ocho ingenieros que fundaron la Fairchild Semiconductor (1957), que fabricaba chips con silicio, o sea, arena. Las fábricas de semiconductores proliferaron de tal modo que a una revista se le ocurrió en 1971 bautizar la región como la del Silicio, un lugar que ocupa la extensión de Álava, habitado por 2,3 millones de habitantes, con un 10% de multimillonarios y un 35% nacido fuera de Estados Unidos.

Hay que abandonar el enjambre de autopistas y coger El Camino Real para entrar en el corazón de Silicon Valley. Esta ruta, creada por los españoles en el siglo XVIII para comunicar misiones y presidios, hoy va uniendo empresas de genética, de inteligencia artificial, de software, museos de tecnología y universidades de ingeniería.

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El restaurante de Coppola

Por una avenida de palmeras gigantescas se llega a Stanford, el cerebro del valle, donde los estudiantes salen con una empresa bajo el brazo. Más de 350 firmas tecnológicas nacieron aquí: de Sun a Cisco, de Silicon Graphics a Google... En el precioso campus, las aulas reúnen gentes de 87 países, premios Nobel, campeones olímpicos o astronautas.

El Camino Real sigue atravesando ciudades históricas de Silicon Valley: Redwood, sede de Oracle; Atherton, residencia de Doug Engelbert, inventor del ratón; Mountain View, cuartel de Sun y Silicon Graphics; Sunnyvale, que vio nacer a Atari; Santa Clara, patria de Intel; y San José, casa de Cisco y de Adobe, los de Photoshop. En esta ciudad, totalmente hispana, la plaza principal rinde homenaje a César Chávez. En una esquina, de naranja y azul, el Tech enseña todo lo que no se entiende, desde los terremotos hasta los robots.

El Museo del Chip está en Intel, en Santa Clara. Allí se explica que una sola partícula de polvo arruina la fabricación del chip. Mientras que en el aire hay 15 millones de partículas de polvo por pie cúbico, en la Sala Limpia de Intel sólo hay una. Su primer chip, que fabricó en 1971, iba a una velocidad de 108.000 hercios; el Pentium 4, del año 2000, a 1.500 millones. "Si la velocidad de un coche", explican, "se hubiera incrementado al mismo ritmo que el del chip, el viaje de San Francisco a Nueva York sería de 13 segundos".

Demasiado rápido incluso para un tecnoturista. De vez en cuando, incluso en Silicon, la gente se relaja. Los cool se prueban ropa en Abercrombie; los eyeballs empujan carritos en Fry's. Papá Fry puso una tienda de comestibles, pero en 1985 sus tres hijos la convirtieron en un supermercado de chucherías tecnológicas. Todo se toca y todo se prueba, y al mejor precio. Les ha ido tan bien que tienen cuatro Fry's en Silicon: el de Campbell, decorado como el templo de Luxor; el de Sunnyvale recuerda a Babilonia; el de San José, al imperio maya, y el de Palo Alto, al salvaje Oeste, donde estamos.

Para llevar la contraria, el bueno de Ronnie no va de cowboy, sino de hawaiano. Tiene en su pared una colección de memorias, y un cohete espacial y un rifle de Pancho Villa, una monnalisa con sombrero, un traje de torero y una cabeza de bisonte. Ronnie es el jefe de Buck's, el bar del pueblecito de Woodside.

Cerca del Buck's hay como un poblado de sociedades de inversión. Casi 200. Se dedican a financiar a empresas, las famosas puntocom, que están en embrión, las famosas start-up.

Antes de meter mano a los sueños de jóvenes empresarios, los inversores desayunan en Buck's hamburguesas con fundamento o tortilla de alcachofa cocinada con buena intención. Ronnie, el dueño del bar, sabe que es, de largo, el que menos pasta tiene. Una contradicción más del mundo de Ronnie.

El bar Buck's, en Woodside
El bar Buck's, en WoodsideJAVIER MARTÍN

GUÍA PRÁCTICA

Cómo llegar

- El condado de Santa Clara, al que pertenece Silicon Valley, se encuentra a unos 45 minutos en coche del aeropuerto de San Francisco.

Visitas

- Museo del Chip de Intel (001 40 87 65 05 03 y www.intel.com). 2.200 Mission College Boulevard, Santa Clara. Abre de lunes a viernes, de 9.00 a 18.00; sábados, de 10.00 a 17.00.

- Museo Tecnológico de San José (001 40 82 94 83 24 y www.thetech.org). Esquina Park Avenue con Market Street, San José. Abre de 10.00 a 17.00. Precio (exposición): 7,70; niños, 5,93 euros.

- Museo de Ordenadores de Mountain View (001 65 08 10 10 10 y

www.

computerhistory.org). 1.401 North Shoreline Bulevard, Mountain View.

- Universidad de San José (001 40 89 24 74 33 y www.sjsu.edu).

- Universidad de Stanford (001 65 07 23 25 60 y

www.stanford.edu).

Dormir y comer

- La oferta de alojamiento es amplia, y los precios, altos. Un hotel recomendable, con acceso a Internet gratuito, es el hotel California (001 65 03 22 76 66)

. 2431 Ash Street, en Palo Alto. La habitación doble, a partir de 68 euros.

- Bucks (001 65 08 51 80 10 y www.buckswoodside.com). 3.062 Woodside Road, Woodside.

Información

- Oficina de turismo y de comercio de Santa Clara (001 80 02 72 68 22 y www.santaclara.org).

- Oficina de turismo y convenciones de San José (001 88 87 26 56 73 y www.sanjose.org).

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