CiU hace su último intento para evitar que Esquerra se sume a un Gobierno de izquierdas

A Convergència i Unió (CiU) sólo le falta ceder la presidencia de la Generalitat a Esquerra Republicana (ERC) tras el aumento de la tensión política de las negociaciones para la formación de un Gobierno en Cataluña. Ayer, los nacionalistas aceptaron una a una las condiciones de los republicanos. Incluso invitaron al Partit dels Socialistes (PSC) a sumarse el lunes a la mesa negociadora. Pero su esfuerzo fue en balde ante la negativa de Pasqual Maragall. Ahora le tocará decidir a Esquerra: si prefiere un Ejecutivo nacionalista con CiU u otro de izquierdas con PSC e Iniciativa.

Fueron dos horas y cuarto de reunión en las que CiU accedió a todas y cada una de las condiciones planteadas por los representantes republicanos. Los nacionalistas dijeron "sí" a ceder a Esquerra la mayoría de la Mesa del Parlamento -incluida la presidencia-; a auditar los departamentos del Gobierno y los organismos públicos; a reforzar los mecanismos de control de la Sindicatura de Cuentas; a reformar la controvertida Ley de Cajas -que los republicanos consideran políticamente intervencionista-; a no tener pactos estables con el PP; a denunciar el Plan Hidrológico Nacional; a limitar los mandatos presidenciales; a resucitar el área metropolitana de Barcelona; perseguir unl concierto económico para Cataluña y a incluir -si así lo desea Esquerra- a los socialistas en el Gobierno.

Para acabar de complacer a los republicanos, el líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, anunció la convocatoria de una reunión para el lunes con Esquerra y los socialistas para explorar la viabilidad de un Gobierno tripartito. Una reunión "sin condicionantes previos en la que se podrá hablar de todo". ¿Incluso la presidencia?, se le preguntó. "Primero el programa y después ya veremos. Pero nuestro planteamiento no ha cambiado", respondió Duran. Es decir, que en principio Artur Mas debe asumir la presidencia al ser CiU la formación con mayor número de escaños.

"Trampa" de CiU

Con todo, los republicanos no se quedaron satisfechos. Hasta el punto que el diputado de ERC, Joan Puigcercós, calificó de "trampa" la propuesta de reunión con el PSC. Trampa o no, la iniciativa de los convergentes cayó en saco roto, pues los socialistas catalanes se afanaron en rechazarla, con lo que el Gobierno tripartito o de concentración -insistentemente reclamado por ERC- queda enterrado. "No hay situaciones de excepcionalidad que justifiquen un Gobierno de concentración en Cataluña (...) El PSC no ampliará estas conversaciones a ninguna otra formación política", señalaron los socialistas en un comunicado.

A pesar de la ductilidad de los nacionalistas, Puigcercós expresó sus dudas sobre la sinceridad de CiU. "Le pesan los 23 años de gobierno y una nueva etapa toparía con determinadas dinámicas a examinar", aseguró. El representante de ERC se refería al paquete de medidas que los convergentes han ofertado para mejorar la transparencia de la Administración catalana y, como afirman los republicanos, "poner a cero el reloj de la corrupción". "Si gobernamos nosotros", agregó Puigcercós, "queremos una transparencia absoluta, que no quede ninguna sombra de duda, y aquí tenemos un problema porque Esquerra no quiere cargar, ni asumir, ni responsabilizarse de decisiones tomadas, ya no digo en los últimos 23 años porque sería excesivo, pero sí de la última legislatura y sobre todo en los últimos meses".

Los convergentes, sin embargo, insisten en que el Gobierno catalán "no tiene nada que esconder" y se muestran dispuestos a aceptar las demandas de Esquerra. Entre las medidas de transparencia, CiU planteó la creación de una oficina de programación presupuestaria y de evaluación de resultados y la modificación de la normativa de contratación pública. También propuso limitar los mandatos del presidente de la Generalitat -posibilidad que Mas rechazó durante la campaña- a dos legislaturas de 5 años o a tres de 4 años.

Duran precisó que estas propuestas no deben interpretarse como un "signo de debilidad respecto al pasado, sino para reforzar nuestra confianza en un futuro que deseamos compartir con Esquerra". También rechazó, con evidente tono airado, que estos movimientos negociadores obedezcan al miedo de CiU a perder la Generalitat tras 23 años. "Es Pasqual Maragall quien, siendo el derrotado, hace todo lo posible para gobernar, cuando CiU ganó las elecciones".

Para que los republicanos tampoco albergaran dudas sobre la posibilidad de que CiU repita sus pactos con el Partido Popular, Duran Lleida afirmó: "No nos vamos a poner la soga en el cuello". El líder democristiano admitió que sus acuerdos con los conservadores fueron la principal causa de la pérdida de diez diputados y de más de 160.000 votos en las elecciones del 16-N. Aunque siempre habló de pactos estables en la relación CiU-PP.

CiU y ERC volverán a reunirse el próximo martes para "deshacer los posibles nudos".